Pues ¡¡¡manda carallo!!!, para un día en que me decido ir a la playa, y a darme un puto baño y va y se pone nublado y al final se ha quedado un día tontorrón y ni Sol, ni lluvia y corre una ligera brisa que al borde del mar se transforma en viento. Y todo esto lo digo, porque al final he ido a darme un chapuzón, tenía que ir y porque estaba escrito en mis cojones. Pero ir es una cosa y otra cosa muy distinta es darse un baño y eso que el agua que rodea a ésta Isla es del Mar Mediterráneo y eso significa, agua calentita, sobre todo si la comparamos con la temperatura del agua que hay en mi tierra gallega, allí está congelada comparada con ésta. De todas formas, yo soy friolero, bueno y mejor dicho, a mi me gusta estar a temperatura ambiente y ni mucho frío y ni mucho calor. Claro que nunca llueve a gusto de todos y unos quieren calor a espuertas y otros queremos un Verano fresquito y tal como eran los Veranos gallegos de mi tierna infancia, es decir, llegada la noche había que abrigarse ligeramente.
Bueno, es que mis Veranos de cuando era pequeñito y además, era un buen chaval (ahora ya no lo soy), eran cortos pero muy intensos y eran cortos porque duraban más o menos mes y medio (por la flojera del clima gallego) y eran intensos porque yo los inundaba de intensidad vital...porque otra cosa no, pero por intensidad no será la cosa. Hasta donde alcanza mi memoria sé que fui un niño intenso, febril y apasionado y por eso y más adelante tuve un grave problema: después de un gran momento o de un momento muy intenso, no sabía como adaptarme a la cotidianidad o al día a día y porque todo me parecía mediocre.
Bueno, pues éste problema y a riesgo de que parezca una tontería, estuvo presente durante muchos años de mi vida, por no decir y porque suena demasiado fuerte, que estuvo presente en la mitad de mi vida. Yo flipaba con la adaptación que demostraban tener los demás, porque yo siempre me quedaba colgado o pillado. Ahora no, ahora me he corregido y el foso entre lo bueno e intenso y lo cotidiano y mal llamado "mediocre" (porque puede ser igual de bueno o más), ya no es tan profundo y además, sigo derrochando la misma pasión que antes, solo que ahora da igual el día y la hora que sea, ahora disfruto en el día a día y desde el amanecer hasta el anochecer y por la noche y con la Luna llena, me transformo en un Lobo feroz y entonces, salgo a morder gente y preferiblemente en la Yugular.
Bueno, es que mis Veranos de cuando era pequeñito y además, era un buen chaval (ahora ya no lo soy), eran cortos pero muy intensos y eran cortos porque duraban más o menos mes y medio (por la flojera del clima gallego) y eran intensos porque yo los inundaba de intensidad vital...porque otra cosa no, pero por intensidad no será la cosa. Hasta donde alcanza mi memoria sé que fui un niño intenso, febril y apasionado y por eso y más adelante tuve un grave problema: después de un gran momento o de un momento muy intenso, no sabía como adaptarme a la cotidianidad o al día a día y porque todo me parecía mediocre.
Bueno, pues éste problema y a riesgo de que parezca una tontería, estuvo presente durante muchos años de mi vida, por no decir y porque suena demasiado fuerte, que estuvo presente en la mitad de mi vida. Yo flipaba con la adaptación que demostraban tener los demás, porque yo siempre me quedaba colgado o pillado. Ahora no, ahora me he corregido y el foso entre lo bueno e intenso y lo cotidiano y mal llamado "mediocre" (porque puede ser igual de bueno o más), ya no es tan profundo y además, sigo derrochando la misma pasión que antes, solo que ahora da igual el día y la hora que sea, ahora disfruto en el día a día y desde el amanecer hasta el anochecer y por la noche y con la Luna llena, me transformo en un Lobo feroz y entonces, salgo a morder gente y preferiblemente en la Yugular.