Bueno ya son las 9 de la noche y ya está hecha la faena por hoy. Me admiten en la clínica privada, cosa que ya sabía, pero que no me gustaba saber. Y debía estar contento por ello y no lloro porque me encuentro solo y porque no hay cosa más triste que unas lágrimas solitarias. Bueno sigo con el angelito y el demonio dentro de mi cabeza y en un momento gana uno y en el siguiente, gana el otro. Así es la vida de contradictoria, siempre hay peleas entre el bueno y el malo.
Pero objetivamente me cago en mis muertos y en el día en que se me ocurrió meterme en éste lío. Bueno, arreando que es gerundio y ya basta de tanta llorada y además seguro que cuando me llegue la pasta gansa de currar en la privada, no lloraré en absoluto. O sea que avancemos y vayamos por otros derroteros. El día fue productivo y además hizo un día espléndido y otro más en el calendario. Estoy con las ventanas abiertas de par en par y está el ambiente fresquito, pero no para tener frío.

Ya me gustaría a mi que el verano fuera así y sin ese calor tórrido y sobre todo, húmedo. Húmedo que sudas por las patillas y hasta por el culo. Nunca había sudado por el culo y aquí llevo un cursillo intensivo. También suda la cabeza y por supuesto el sobaquillo. O sea que el que venga a ésta Isla, por favor que se traiga el desodorante, de esos que dicen que no traspiran y que no dejan cercos en la ropa o que con el movimiento aumenta su efecto. Un desodorante y algo de comida, que aquí se come fatal y muy caro. Yo solo advierto y lo digo, por si acaso algún día caéis por aquí.