Si rascas siempre sale algo, en cambio si no rascas no te enteras de lo que hay debajo. Claro que no se trata de pasarte la vida rascando y a todo lo que se menea, porque rascar en exceso denota desconfianza. o sea hay que rascar con motivo, pero para eso tenemos nuestro sexto sentido, para intuir de quién te puedes fiar. El sexto sentido, es el intuitivo, el que aunque no tengas motivos materiales para desconfiar de alguien, si se te enciende el piloto del sexto sentido, ¡es que hay peligro!.
Y es prudente que cuando sea así y que no puedas demostrar con hechos irrefutables que esa persona es una mierda de persona, que dejes pasar un tiempo. Un tiempo de observación y de prudencia y esperando a que meta el gazapo, pues más tarde o más temprano, meterá la pata y una vez que la mete, es solo cuestión de tirar del hilo. Entonces y solo entonces, aparecerán cantidad de motivos objetivos y por tanto, que todo dios los tendrá delante de sus ojos. Y como somos humanos, una vez destapada esa persona, nos envilecemos dándole caña.
Cuantos grandes defensores de alguien en concreto y que era un capullo de estúpido, he visto a lo largo de mi vida y en cambio al mes siguiente, ese que era un dios en la tierra para ellos, pasó a ser deleznable. Del amor al odio, se dice, que hay un paso y a veces ese paso es demasiado contradictorio, pues es un paso brutal. Claro que estos defensores de los que parecen héroes, son peores que esos falsos héroes, porque después dan un salto en el vacío y siempre dicen que ellos que previamente, ya desconfiaban del tío. ¡Y una mierda para ellos!.
Y es prudente que cuando sea así y que no puedas demostrar con hechos irrefutables que esa persona es una mierda de persona, que dejes pasar un tiempo. Un tiempo de observación y de prudencia y esperando a que meta el gazapo, pues más tarde o más temprano, meterá la pata y una vez que la mete, es solo cuestión de tirar del hilo. Entonces y solo entonces, aparecerán cantidad de motivos objetivos y por tanto, que todo dios los tendrá delante de sus ojos. Y como somos humanos, una vez destapada esa persona, nos envilecemos dándole caña.
Cuantos grandes defensores de alguien en concreto y que era un capullo de estúpido, he visto a lo largo de mi vida y en cambio al mes siguiente, ese que era un dios en la tierra para ellos, pasó a ser deleznable. Del amor al odio, se dice, que hay un paso y a veces ese paso es demasiado contradictorio, pues es un paso brutal. Claro que estos defensores de los que parecen héroes, son peores que esos falsos héroes, porque después dan un salto en el vacío y siempre dicen que ellos que previamente, ya desconfiaban del tío. ¡Y una mierda para ellos!.