Aunque me veas solo, no estoy solo y porque estoy dentro de mi mundo mágico: tengo letras, tengo palabras, tengo epitafios, historias, cuentos y sueños y todo eso cabe dentro de mi mundo. Por tanto, no estoy solo, aunque hay momentos en que mordería a mis deseos y los haría añicos, pero tú estás allí y yo estoy aquí, sí, estoy junto a mi estufa de leña y recordándote a veces. Te sueño y te quiero, pero no te quiero por mi soledad física, te quiero porque estás lejos, porque no interrumpes mis bellos momentos, porque te despiertas sobre otra cama y porque amaneces acariciando el sol, mientras yo me imagino, tu cara somnolienta, tus bostezos, tu ducha de agua caliente y tus pechos turgentes...
No, no estoy solo, estoy con los compañeros que quiero, estoy con los espíritus, con los druidas, con las brujas con o sin escoba, estoy con los duendes y fantasmas que han pasado por mi vida. Y sí, te echo de menos y te añoro, pero en honor a la verdad, sólo te añoro a veces y lo que más me duele, es cuando tengo necesidad de tocar, cuando mi cuerpo me pide tacto y sensualidad. Lo intento compensar con los libros, pero los libros no tienen tu tacto, no son de piel de terciopelo, no tienen tu suavidad, no laten como cuando tú lo haces.
Porque tu lates al ritmo de la vida, porque tu sufres y quieres, porque tu eres hermosa o por lo menos, para mí lo eres. Porque llevas sangre en las venas, porque te acomodas a mi cintura, porque con tu pelo me llevas lejos, porque tu sonrisa es siempre agradecida, porque mi almohada te reclama, porque mis pensamientos te devoran y porque a veces mis sentimientos viajan hasta encontrarte. Sí, te quiero, pero dios me ha dado el poder de quererte en la lejanía. De momento sigo en mi mundo y si un día me da por llamarte o reclamarte, no te preocupes, entenderé que ya te hayas volatizado. Al amor siempre le pasa lo mismo, aparece un día y sin previo aviso, desaparece. De todas formas, yo sigo aquí, entre mis letras y libros.......... y por supuesto, yo sigo esperándote.