
se parecen las palabras, los hechos,
y hasta se repiten los mismos deseos,
y sí, todo se repite en la vida,
es como los doce mandamientos,
del 1 al 12 y en el orden que toca.
Se parecen tús labios rojos al rojo de labios,
se parece tu mirada a la rabia de tus ojos,
y tus gestos, ¡ay! tus gestos,
tus gestos denotan la maldad del averno,
y son grotescos y primarios,
son secos, toscos y se mueven por hilos,
sí, tu cuerpo es la marioneta de tu cabeza,
y tu sólo eres la muñeca de trapo,
la niña-mujer-muñeca diabólica.
Se parecen muchas cosas, se parecen,
se parece tu olor a almendra agria,
al olor que destila tu odio,
se parece tu lengua bifida,
a la lengua de una cobra,
se parece tu mala baba,
con la saliva de una babosa,
y es que en el fondo todo se parece,
se parece tu cara angelical,
a la máscara del demonio,
se parece tu mala idea,
al cianuro que supuras,
se parece tus pensamientos,
a las llamas del infierno,
y ¿entonces que te queda?,
te queda apartarte de mi vida,
y huir mientras la fuerza te acompañe,
te queda irte a las montañas,
y vivir de tu instinto asesino,
te queda el asco que te alimenta,
y la naúsea que en mí produces,
te quedan otro sitios donde pases desapercibida,
te quedan las alcantarillas y los subterráneos,
las cloacas y los pozos negros,
alli donde todo da igual,
y donde no existen los principios,
si, allí te veo,
y te veo nadando entre ratas y estercoleros.
y es que en el fondo todo se parece,
y por tus rasgos tú me pareces,
la hiena que se disfraza de niña bonita,
y yo lo siento o no lo siento,
lo que yo sé, es que mi fin es claro,
y te juro que si te veo,
te hago desaparecer de la faz de la tierra,
y no te preocupes,
que antes te torturaré,
igual tú, me has torturado.
Y
¡Queda dicho!