He buscado tus señas entre éstas cuatro paredes,
pero creo que me he equivocado en esa búsqueda,
pienso que tus señas se las llevó el viento
y que ni siquiera me han dejado un triste recuerdo,
me dejaron, eso sí, un silbido molesto y agudo,
pero fugaz y extraordinariamente rápido,
tanto que mientras escribo estas sentidas letras,
el silbido llamó a mi puerta y le dejé entrar
pero vino un golpe de viento
(siempre aparece el viento con sus extraños movimientos)
y salió zumbando despavorido
y desde ese día solo escucho la voz grave de la vida
y suena a bocina de barco
de poderoso barco en medio de una densa neblina matutina
neblina en donde me había quedad
y que ahora y poco a poco se va despejando,
no sé................................
los días son más claros que antes,
los desayunos cada vez están más ricos,
las Campanas de la Iglesia suenan cada hora y cuando les da la gana,
las voces de la calle se confunden con los sonidos de móviles,
las noches se adormecen como la misma Luna,
el mar y Yo nos seguimos entendiendo en la distancia,
nos vemos y nos queremos,
pero no nos tocamos,
me presta sus sonidos de Caracola jugando con las olas,
y Yo le recito mis Poemas de medianoche:
¡Oh mare nostrum!
son las 12 de la noche
la Luna ilumina mi ventana
y en ese marco tan bucólico,
empiezan a sonar mis ronquidos.
pero creo que me he equivocado en esa búsqueda,
pienso que tus señas se las llevó el viento
y que ni siquiera me han dejado un triste recuerdo,
me dejaron, eso sí, un silbido molesto y agudo,
pero fugaz y extraordinariamente rápido,
tanto que mientras escribo estas sentidas letras,
el silbido llamó a mi puerta y le dejé entrar
pero vino un golpe de viento
(siempre aparece el viento con sus extraños movimientos)
y salió zumbando despavorido
y desde ese día solo escucho la voz grave de la vida
y suena a bocina de barco
de poderoso barco en medio de una densa neblina matutina
neblina en donde me había quedad
y que ahora y poco a poco se va despejando,
no sé................................
los días son más claros que antes,
los desayunos cada vez están más ricos,
las Campanas de la Iglesia suenan cada hora y cuando les da la gana,
las voces de la calle se confunden con los sonidos de móviles,
las noches se adormecen como la misma Luna,
el mar y Yo nos seguimos entendiendo en la distancia,
nos vemos y nos queremos,
pero no nos tocamos,
me presta sus sonidos de Caracola jugando con las olas,
y Yo le recito mis Poemas de medianoche:
¡Oh mare nostrum!
son las 12 de la noche
la Luna ilumina mi ventana
y en ese marco tan bucólico,
empiezan a sonar mis ronquidos.