
Supongo que es ley de vida esto que me está pasando, que la realidad va superando mi mundo mágico y poco a poco lo va rompiendo. Porque son muchas cosas que uno va teniendo en contra, algunas por su propio peso específico y otras quieras o no, porque las vas aplazando. Tiene sus costes el dedicarle tanto tiempo al escribir y tiene sus consecuencias. Pero bueno, la vida es así y yo tampoco me voy a rendir fácilmente, seguiré luchando, que es lo único que sé hacer bien.
Después de ésta reflexión dominical, tengo que decir que hoy es día 15 de Diciembre y hace un día precioso, lo único malo es que estoy saliente de guardia y por tanto escarallado. Es una pena estar así, pues hoy había quedado a ir a por setas y tenía tantas ganas, pero al mismo tiempo tengo tanto sueño, que no sé que hacer. Supongo que al final me quedaré sobando un par de horas, haré la comida para mí y los niños y después tarde de Domingo o sea en casa con la estufa de leña y medio tirado.
Sobre los domingos tengo mi aquél, por una lado debilidad mañanera, pues las mañanas domingueras son maravillosas y más acompañadas de un día espléndido como es éste. Y las tardes ya son otra cosa y sobre todo a éstas alturas del invierno, pues si normalmente los domingos por la tarde la gente se refugia en sus casas, pues para que contaros cuando se hace de noche a las 5 de la tarde.

A veces me sorprendo a mi mismo con mis pensamientos y como tengo que quedarme éstas navidades aquí en la Isla, pues me estaba compensando a mi mismo y pensando lo que sería vivir en una Isla más pequeña y en concreto pensaba en Formentera, donde te tiras un pedo y toda la Isla lo oye y hasta lo huele. Es curioso como el cerebro se compensa sólo y ya que no puedes estar en la Península y el tío o cerebro se queda jodido, pues busca en el otro lado, es decir en una Isla mucho más pequeña que ésta y ya está, ya está todo compensado.
Siempre dije que el equilibrio más perfecto se consigue a base de compensarte y a veces, como hoy, ya no tienes que buscarlo, el cerebro lo hace sólo por ti, quizá en el fondo ya lo tengo bien enseñado y amaestrado. ¡Y yo sin saberlo!. No dejo de pensar en mis setas y en el paseo entre pinares y me entran ganas no sé si de llorar pero casi, a saber cuando tendré otra oportunidad de poder ir con un día tan espléndido.
Y al final no pude aguantarme y acabo de regresar de mi aventura o fracaso con las setas, 6 mierdas pequeñitas y que no dan ni para un diente, pero bueno y de nuevo compenso, el paseo por bosques de pinos y con éste solete otoñal, ya sólo por eso mereció la pena. Ahora si que puedo decir al cien por cien, que no puedo más con mi cuerpo serrano y para compensarlo tendré que echarme una siesta.
.