
Espero que tú,
Imaginario sin cuerpo,
que tú te encuentres bien,
tan bien como yo me encuentro,.
Espero que tús deseos salgan del escondite de tus sueños,
y que tús deseos tomen forma y consistencia,
y que crezcan como crecen las malas hierbas.
Espero que tús bondades tejan un abrigo blanco,
blanco como la nieve,
y que tú intuición se transforme en sabiduría,
al fin y al cabo,
que se convierta, en sapiencia infinita.
Espero que tú, imaginario sin cuerpo,
pero con nombre,
me muestres al desnudo tu genio,
tu genio incandescente,
y a veces insoportable,
y en otras, tu genio de lámpara mágica.
Y sé que a veces,
te inundas de estimulos sensoriales,
y eso te llena de placeres exóticos,
y que al final, tús sentidos quedan en éxtasis,
pues sé que tús neuronas,
bailan un tango a la luz de una farola,
y sé que tús pies,
siguen la melodía del desespero.
Quiero y te deseo todo eso,
!Querido Imaginario sin cuerpo!,
quiero llegar a quererte,
aunque por desdicha ahora no puedo,
quiero que tú disfrutes cada segundo de tú vida,
y que tús pupilas se llenen de lágrimas vivas,
y que tú mirada deje de ser tan lejana y fugitiva.
Te deseo todo esto,
mi querido Imaginario,
te deseo lo mejor,
y que todo esto sea imperecedero,
por tanto, te deseo que exprimas la esencia de tú vida.
Deseo que te conviertas en un ser único y longevo,
deseo que te encuentres a través de tú propio espejo,
deseo que la felicidad sea tú consigna más valiosa,
deseo que te quieras como yo te quise un día,
y deseo que te rías con tús risas, tús risas aún cautivas.
Te deseo mi mejor deseo,
yo no puedo darte otra cosa que mi deseo,
ni siquiera puedo darte un sólo beso,
no puedo decirte un te quiero,
pues mi boca es muda,
mi lengua está partida por el medio,
mi cerebro quedó flotando en el vacío del miedo,
mis ojos son un desecho tóxico,
mis oídos no oyen ni escuchan,
por tanto, ahora aún soy un ser inerte,
pero, también
soy un hierro candente.
Te deseo que el camino que tú tienes que seguir,
no sea un camino retorcido y sufrido,
que sea un camino repleto de pétalos,
que sea un camino de color blanco inmaculado,
y que algún día por fin me digas,
que ya eres libre,
que ya eres feliz sin mi presencia.
Ahora, sólo puedo decirte :
lo que una vez sentí,
que te quise sólo un día,
pero ese día te quise tanto,
que aún me duele el alma,
de haberte querido tanto.