Pues en parte se han cumplido mis deseos, día de lluvia y tono gris pastel y a veces, gris tirando a negro. Amenaza más lluvia, pero no acaba de caer, como si la lluvia fuera tímida y te acariciara muy suavemente con su mano mojada y húmeda. Bueno, pero todo dios se queja: ¡ay que frío, ay que humedad! y yo añado: ¡ay que tontería!. ¡Mojémonos, coño mojémonos! que de verdad no vamos a encoger, ni a languidecer como flores marchitas. Al revés, cogeremos fuerzas, nos crecerán las ideas, seremos más personas, se aliviarán nuestros engranajes e iba a decir y nos crecerá mejor el pelo, pero pensé en mí, pues soy barbilampiño de coco (calvo) y eso que me pasé la vida mojándome y por esa idea de que a mi pelo le hacía falta agua de lluvia y ya veis el resultado.
Bueno, hay otros que se untan crecepelo y lo que realmente crece es una pelusilla pegajosa y asquerosilla. Y estando calvo se está muy bien o se está muy mal y la verdad es que no dependes del pelo para estar mejor o peor del ánimo. Bueno, al principio sí, al principio de la caída del pelo uno tenía 28 años y hacía verdaderos números para ocultar mi incipiente calvicie. Tonterías de esas edades. Prejuicios, estupideces, complejos y demás mierdas. Ahora, también es verdad que se tardan muchos años en asumir verdaderamente tu calvicie o sea, en lucirla sin miedo y al que no le guste ¡que se vaya a tomar por culo!.
Yo creo que sobre los 50 tacos empecé a aceptar realmente mi calvicie y con todo mi orgullo. Es decir, si hubiera tenido pelo en abundancia estaría muy bien, pero como no lo tenía, había decidido seguir estando bien. Digo en general, lo de estar bien, porque ya sabemos que en la vida hay momentos que son sombras oscuras y amenazantes, cuando no son infinitos agujeros negros, pero a la hora de resumir una etapa vital, uno hace por manifestar la tendencia de ese período y sobre los 50 años, mi tendencia era netamente positiva y bueno, y lo sigue siendo.
Bueno, hay otros que se untan crecepelo y lo que realmente crece es una pelusilla pegajosa y asquerosilla. Y estando calvo se está muy bien o se está muy mal y la verdad es que no dependes del pelo para estar mejor o peor del ánimo. Bueno, al principio sí, al principio de la caída del pelo uno tenía 28 años y hacía verdaderos números para ocultar mi incipiente calvicie. Tonterías de esas edades. Prejuicios, estupideces, complejos y demás mierdas. Ahora, también es verdad que se tardan muchos años en asumir verdaderamente tu calvicie o sea, en lucirla sin miedo y al que no le guste ¡que se vaya a tomar por culo!.
Yo creo que sobre los 50 tacos empecé a aceptar realmente mi calvicie y con todo mi orgullo. Es decir, si hubiera tenido pelo en abundancia estaría muy bien, pero como no lo tenía, había decidido seguir estando bien. Digo en general, lo de estar bien, porque ya sabemos que en la vida hay momentos que son sombras oscuras y amenazantes, cuando no son infinitos agujeros negros, pero a la hora de resumir una etapa vital, uno hace por manifestar la tendencia de ese período y sobre los 50 años, mi tendencia era netamente positiva y bueno, y lo sigue siendo.
