Lunes del mes de Noviembre. Un lunes cualquiera del mes de Noviembre y donde asoma el otoño por todos sus poros y donde la luna se engrandece en el cuadro. Estamos en pleno otoño, ha pasado el día de los muertos y todos los que quedamos vivos queremos seguir viviendo (eso pone o menciona nuestra norma más vital). Siempre o casi siempre se da por supuesto que se quiere seguir viviendo y no siempre es verdad. Hay algunos que abrazaron la muerte antes de tiempo, que respiran pero que no laten, que por inercia se mueven y por desidia se acaban por dormir. Hay gente valiente y hay gente cobarde y hay gente que nunca dice lo que piensa y porque ha escogido vivir en silencio. Total las palabras son simples palabras y los pensamientos tampoco lo son para tanto. Algunos sí lo son, pero no lo son todos. Hay ideas vacías y neutras y hay grandes e inmensas ideas que a veces uno tiene, pero solo a veces se tienen. En fin, que muy pocas veces se tienen y son la excepción que confirma la regla.
Lo exclusivo tiene un precio y mucho trabajo tiene detrás. Nada sale por casualidad y en tal caso y como mucho, uno puede tropezar con una piedra del camino, pero a partir de ahí uno se puede caer o no y simplemente quedarse todo en un susto o romperse desde el pie hasta la cadera. Digamos que la consecuencia entra dentro de nuestra variabilidad y va a depender de nuestro buen o mal hacer. Podemos caer y levantarnos de nuevo o caer y levantarnos cojos o quedarnos traspuestos en el suelo y con la imposibilidad de poder levantarnos. Causa, la piedra. La consecuencia es la que podemos cambiar.. Bueno, podemos cambiarla parcialmente y porque no siempre uno tendrá la posibilidad de ponerse otra vez a andar. Pero en definitiva, siempre cabe la posibilidad de hacer un poco más de lo que hacemos y podemos mover dos dedos en cambio de uno o aunque sea una sola pierna la que podemos movilizar siempre la podremos mover un poco más.Todo es susceptible de ser cambiado y todo está dotado de tener el poder de transformarse y la evolución existe y porque es una realidad y a veces, ésta misma evolución te hace crecer como persona y en otras, te hace ser más pequeño y más mezquino.
Somos grandes si nos comparamos con una hormiga, pero somos pequeños o enanos, si nos compramos con la inmensidad del espacio. Por eso todo es relativo y no hay verdades de fe absolutistas, ni milagros que nos quiten toda nuestra maldad con un soplo de viento. Somos lo que somos, tenemos una parte aceptable y otra parte horrible que nos fomenta el odio y las ganas de matar. Nuestra humanidad está en horas bajas, hay guerras por doquier, hay hambre, hay inmigración, hay todo un sin sentido en nuestra forma de vivir. Consumimos por consumir, fomentamos el odio racial y nos sentimos superiores al país vecino de al lado. Estamos marcados por un descontrol emocional colectivo y nos ponen una bandera delante y vamos todos detrás.