Yo me debato entre dos mundos y creo que a éste ritmo me voy a volver loco. En uno sólo veo lo malo, las miserias del día a día, el hambre, el paro y el clamor de las botas opresoras. En el otro veo la belleza de la vida, veo el invierno con sus paisajes de nieve, veo la dulzura de los sentimientos y como un hijo te dice: Papá te quiero y también veo que en éstas fechas navideñas afloran más los sentimientos y como te acuerdas de las personas que ya no están y que estuvieron y de esas otras personas que significan mucho, pero que por lo que sea, no las tienes a tu lado.
No sé, quizá no quede otra que seguir a saltos, ahora me cabreo y lucho y ahora siento y me enternezco. Claro que hay quién me diga, que a lo mejor el placer también está en la lucha y yo digo que sí, pero ese placer no lo es todo y yo quiero vivirlo todo, necesito disfrutar de la lucha, como de mi trabajo y también de todo lo que te ofrece la vida y la vida te ofrece muchos sentimientos, te da el cariño de tus hijos y el de tus amigos, te regala paisajes impresionantes y que te llenan y hasta la médula, te da la dimensión de otro mundo diferente, un mundo paralelo al mundo real y no por ello, menos importante.
Pues yo día a día lucho entre estos dos mundos y paso de uno a otro en una secuencia infinita. Y esto no me deja estar en paz, siempre sintiendo pero al mismo tiempo luchando y entonces me pregunto: ¿se pueden reconciliar estos dos mundos? o ¿tendré que seguir sintiendo a trozos?. Ahora disfruto con ésta foto y ahora me toca contemplar un desahucio y por tanto disfrutar y después indignarse y protestar. Quizá la clave yo no la tenga, no es fácil reconciliar estos dos mundos y sentir al mismo tiempo rabia, asco y placer.

Y yo soy así, y por tanto quiero disfrutar a tope de estos dos mundos, pero que nadie se llame al engaño, yo no voy a renunciar a ninguno de ellos, pues al fin y al cabo se trata de eso, de ser persona y como persona necesito tocar todas las teclas. No soy una máquina de hacer la lucha y así permitir que mis sentimientos sean comidos por ella, por esa voraz piraña que es la lucha.
Además que para mí hay dos tipos de lucha, la que haces hacia afuera y la que haces hacia dentro y las dos se compensan y debe ser así, porque sino haces que eres lo que no eres y eso te convierte en un soldadito de plomo, pero en éste caso, en un soldadito revolucionario. Y cuidado con los que mucho ladran y después están huecos por dentro.Y al revés también vale, cuidado con los indiferentes y que nada ni nadie les afecta, porque ellos son partícipes de que éste mundo a veces sea una mierda. ¡He dicho!.