Bueno, pues ¡buenos días! y porque se tiene que decir así...y ¡buenos días! y porque para que sean malos siempre hay tiempo de sobra. Malos así de inicio, son cuando te despiertas pegajoso y asqueroso, cosa bastante frecuente a estas alturas del verano o cuando oyes el despertador y te das un plazo de 5 minutos más, que se convertirá y no sé el porqué, en media hora y entonces...ya ni te duchas, ni te lavas la cara ni los dientes y te vas al curre, con esa capa de ozono toda pegada y con ese aroma a mierda disecada...Pues de momento son las 11 de la mañana y sigue en pie el ¡Buenos días! por el que había empezado.
Y 6 años después de escribir esto, sigo pensando y sintiendo exactamente lo mismo y para coincidencias coincidencias... tenemos la que estoy escribiendo a la misma hora, ahora también son las 11 de la mañana del día 7 de julio pero del año 2.021. Y después hay quién piensa que no existe la casualidad.