Ya son las 10 de la noche y no es hora de acostarse, pero si de prepararse para meterme en el sobre. Hasta después de las 12 de la noche nunca lo hago, pero ya es hora de que empiece el relajamiento. Pausa y tranquilidad y si la hay, una buena película. Afuera se escuchan voces, pues hoy hay actuaciones en la calle y bueno unos cuantos chiringuitos medio jipis, de los que venden lo que tienen que vender, o sea metralla jipiosa. Los colgantes, las pulseras, el pink y el pank o el ying o el yang y por supuesto, le estrella reina de la fiesta, las camisetas menorquinas. Que son como todas las camisetas, pero que llevan en el tórax un dibujo que de alguna manera representa a Menorca.
Pero quietos y parados, que a Menorca lo representa igual una lagartija que una hormiguita. No sé, pero yo tenía entendido que estos bichos se dan en todas partes. Tendré que viajar más y para ver si me entero. De todas formas hay que reconocer, que éste tinglado le da algo de salsa al pueblo. Por lo menos se escucha música por las calles y no se oye como ronca el vecino que vive enfrente. Si de eso se trata, de dar vida a los que ya están muertos y por eso si los zombies de éste pueblo pueden salir a la calle, seguro que ganaremos en calidad de vida.
Con tal de que no se pongan a bailar una menorquinada, todo va bien. Bueno que no canten tampoco y que dejen a esos grupos melódicos y lastimeros que canten a la salud del pueblo. Los grupos que tocan tampoco son la hostia bendita y no lo son porque realmente se les paga una mierda. O sea que a conformarse con los coros cantores de Viena o mejor dicho, con su fotocopia.

Con tal de que no se pongan a bailar una menorquinada, todo va bien. Bueno que no canten tampoco y que dejen a esos grupos melódicos y lastimeros que canten a la salud del pueblo. Los grupos que tocan tampoco son la hostia bendita y no lo son porque realmente se les paga una mierda. O sea que a conformarse con los coros cantores de Viena o mejor dicho, con su fotocopia.