Cuando la vida se retuerza de esa manera,
de esa manera en que fuera imposible poder respirar,
le agradecería al mundo
que me dejara en paz y morir en soledad.
Ruego...pero no ruego,
yo exijo que si un día me da
por cortarme las venas
o por meterme un chute que me mande al otro barrio,
cosa que dudo muy mucho
y porque el suicidio no está en mi película,
pero aún así y todo, siempre hay que decir...
¿Y quién sabe?.
¿Y quién sabe lo que puede pasar mañana?.
Yo he visto casos peores,
yo he visto a algunos revolucionarios
que presumían de ser los más radicales del tinglado
y verlos tiempo después
convertidos en las peras más dulces de todo el rebaño.
Del grito radical
pasaron a la mamada integral.
He visto águilas que se comían las peores serpientes
y de repente
(y todos conocemos el como y el porqué),
pasaron a ser pajaritos todos dulces y melosos
que sólo piaban a la voz de su amo.
En realidad yo he visto y todos hemos visto,
tanta larva que se arrastraba en plan todo terreno
y para allanar el camino al poderoso que los iba a untar
y que al final ¿qué más da?
¿qué más da?...si el resultado final va a ser
que nos va a reventar por detrás...
pero no sé como deciros...
que yo prefiero reventar y morir con dignidad.