ESTACIÓN JUAN TRONCONI (Cecilia Zanelli)
PARA OLVIDARTE
encendí dos velas y una hoguera
arrinconé mis penas en la esquina del desamor
y al final,
Para olvidarte,
intenté dormir toda la noche,
y entre vuelta y vuelta
PEQUEÑO INFINITO (Cristina Villanueva)
Pequeño infinito*
El café, los diarios, ciertas lloviznas, unas rosas rebeldes, libros en la cama, marchas, multitudes, la música de los amigos, palabras en red, un silencio poblado, algunas callecitas de Palermo, la voz de Cortázar que cuenta, los compañeros del alma de La República Española, paisajes italianos que caen abruptos para entregarse al mar, el malecón de Cuba, esas manos que cubren, la belleza del deseo abriendo la piel, jugar a tocarse con lenguaje; el alivio después que la piedra del dolor se levanta, pestañas en seda acariciando la noche; jardines a tientas, una foto olvidada, zapatos viejos, los sueños por venir, la voz que me dice no te rindas, el infinito pequeño de la vida.
¡RENCOR!

Lo que mata
no es siempre lo que sangra.
Lo que mata es lo que se cría debajo de tu piel,
es ese bicho infecto, malicioso y malsano
que se come tu carne,
que carcome tu hueso
y escupe hacia afuera tu piel,
es ese mismo bicho que huele a cadáver en putrefacción
y al que algunos llaman y llamamos...
¡RENCOR!
¿INTELIGENCIA EMOCIONAL?
¿Miedo yo?, pues si señor. Y es que si resulta que voy a pasar la ITV de mi coco y seguramente van a decidir tocarme unos cuantos tornillos y que ya sé que algunos los tengo flojos y sueltos... pero al mismo tiempo, también conozco a los controladores del coco ajeno (los psiquiatras) y sé que se empalman fácilmente y empiezan a apretar tornillos como posesos y al final, me dejan en estado de agilipollado perpetuo (vegetativo y baboso). ¿Quién coño sabe algo del coco?. Si yo llevo años trabajando mi coco a destajo y ya veis como va el tema, casi no he tenido progresos. Vamos, que me quedé en la parte anal y guarra de la película. Me quedé con el pis, la caca, los huevos y el que te den o el que me den por el culo...
Ahora bien, que me toquen el área de la inteligencia sí que no me preocupa mucho. Aclaro, no soy ningún superdotado y en todos los tests de inteligencia que me han realizado, los resultados fueron medianos tirando a mediocres (aprobado rasurado). Además como a esos test (que dicen que son tan sesudos) les tengo una manía que no veas, pues más baja es y será mi nota media. Claro que después viene el tío que nos habla de la inteligencia emocional y nos diserta que lo verdaderamente importante, es ser inteligente emocionalmente. Por tanto y como si nada, nos indica cual es el camino hacia la estabilidad emocional (hacia el nirvana) y ahí viene la famosa empatía de los cojones. Mi amiga más odiada, la que me desquicia más que nada y nadie y la que me hace ponerme del revés y cabeza abajo. Por tanto concluyo, que por ninguno de los lados tengo remedio, que en los test de inteligencia me muevo como pez fuera del agua (boqueo) y dada mi inestabilidad emocional, tengo un cero patatero en inteligencia emocional y además, espero seguir teniéndolo. A lo mejor todo mi problema es que soy un marciano que vino de Marte y que un día como el de hoy de hace incontables años, cayó en la isla de Menorca.
EL PADRE DE MIS HIJOS

El padre de mis hijos
es un señor que habla mucho tiempo, sólo,
que a su vez,
casi todo se lo come, sólo
y que después, se lo traga y lo digiere...sólo.
El padre de mis hijos
dice que sabe
y en realidad,
no sabe casi nada,
piensa que es un señor grande
y mientras sus hijos crecen como la hiedra verde,
él se encoge y decrece en estatura,
y al final,
es una china en un zapato,
incordia, porque es su misión,
molesta, porque es un grano en el culo,
y al final, acabará siendo herida abierta.
El padre de mis hijos
es de sangre caliente,
respira por sus agallas y codos,
tiene escamas en su vieja piel dura de pergamino,
y a veces, le dices algo
y él responde
con el más absoluto de los silencios.
Creo que al padre de mis hijos
le encanta el silencio...
Al final,
Al final,
siempre volvemos a nuestro sitio de origen,
por eso yo me estoy haciendo un hueco
en aquella playa desde la que un día, partí,
tengo vistas a mi ría de Vigo y a mis Islas Cíes,
tengo un diente de león a mi lado
que poco a poco se está volatizando
y hay momentos que estoy bajo el cobijo
de la sombra de un hermoso pino nacido en la playa.
Es que al final,
sólo somos el recuerdo de lo que siempre fuimos.
PUERTO (Pedro M. Martínez)

Hoy he vuelto al pueblo. Está casi desierto. Las barcas, alineadas, cabecean en la pleamar. Los gatos ni nos miran. Aquella ventana era la de Vicente y Charo. En aquel balcón se asomaba Iñaki. En esa piedra nos sentábamos cuando volvíamos de la romería de Aingerutxu.
Comienza a llover. Aquella casa era la de Begoña. En la de al lado vivía Mikel. Sigue el bar de Santi. Las redes están recogidas. La cofradía, cerrada. Seguro que desde las casas de arriba alguien vigila nuestro paseo nostálgico por los muelles.
Cierro los ojos y el pueblo se llena de siluetas, de olores, de sol de verano, de risas, de un tiempo feliz, pasado. Mi padre no bajará nunca más por esa sinuosa calzada. Abro los ojos. Un pescador rema para salir a txipirones. La mar está rizada.
Vamos –digo-. Y al subir la pronunciada cuesta dejo atrás tanto espacio de mi vida que hasta que pasamos Gernika no vuelvo a hablar.
CASI SIEMPRE

Casi siempre
he vivido sin vivir en mí
y ahora,
que he encontrado éste cuerpo presente,
en el que vivo y a veces, pervivo,
quiero darle una mano de pintura
a mis partes más viejas y oxidadas.
Ahora tengo obligación de cuidar mi viejo cuerpo
y de limpiar mi alma de mierda acumulada.
OLVIDAR...NO
Olvidar...no,
olvidar es luchar contra la memoria grabada a fuego,
y lo que fue... fue...
y lo que ahí está
ahí se debe quedar.
Y olvidar ¿qué?
que fui olvidado
o que me olvidé de que te había olvidado,
olvidar es quedarse en medio del vacío de la noche,
olvidar es renunciar a lo aprendido
y es renegar de todo lo vivido.
Y ya sea bueno y ya sea malo
yo os puedo jurar
que yo no olvido.
EQUILIBRIO IMPERFECTO
Yo no disfruto viviendo eternamente en un jardín lleno de flores, me gusta sí (más bien me encanta), pero no de continuo y siempre conviviendo con las mismas plantas y flores. Pues a mi también me gusta el campo con sus malas hierbas, me gustan los desiertos y los descampados de los barrios, igual que me gusta el mar y el bosque y el agua de un río. Me gustan los contrastes y no sólo verlos, sino que también, vivirlos. Hay personas que buscan sólo el equilibrio perfecto y se fijan esa meta para andar por la vida, la meta de la perfección del equilibrio perpetuo. Yo eso lo respeto, pero no lo comparto, pues yo busco siempre el equilibrio, pero a base de andar de un lado al otro un poco descontrolado. Hombre, sin escorarte demasiado hacia un lado, sino después ni equilibrio ni hostias. Las personas que se escoran demasiado hacia un lado, se quedan encasquilladas o en la depresión o en la euforia constante de su inmensa alucinación.
Yo viví escorado durante mucho tiempo hacia el lado de la depresión y la verdad es que no saco grandes conclusiones. Quizá, que se sufre demasiado gratuitamente. Quizá que sólo te ves tu ombligo. Quizá que te encierras tanto en ti, que al final no sabes como salir de tu propia celda. Pero por suerte no muchas veces más. Pero en concreto de esa vez, fue un puñado de años. Y sinceramente el quizá que yo más siento, es el haber perdido todo ese valioso tiempo. Tiempo echado por la borda y ese es el quizá que más me duele y más me sangra.
Ahora bien, ¿qué sería de mí sin ese tiempo perdido?, ¿podría estar como estoy ahora?. Puede que sí, pero eso no tampoco me reconforta, pues igualmente me sigue doliendo el tiempo perdido. Por eso mi obsesión no es tener el equilibrio perfecto o imperfecto (que también). Mi obsesión, es recuperar el tiempo perdido y por eso no me doy licencia para entretenerme, ni para pasear, ni para darse una vuelta por el precioso muelle de mi pueblo. Lo mío es obsesivo y no entro en si es lo correcto (que estoy seguro que no, que no lo es), por eso hablo de mi equilibrio imperfecto (mi obsesión, es otra de mis imperfecciones). Hay que tener en cuenta, que no existen fórmulas magistrales y universales sobre el equilibrio de una persona. Hay líneas maestras y como tales, son imperfectas y se hacen aún más imperfectas cuando cada persona se las aplica o se las adapta. Parto que cada persona es un mundo distinto. Por tanto, cada uno debe buscar su equilibrio, su equilibrio imperfecto. Yo mientras tanto, sigo ganando el pulso al tiempo o mejor dicho, pensando que se lo gano y haciendo lo que puedo con mi equilibrio imperfecto.
MINIMALISTA
Decir en 3 o 4 palabras
lo que se podía decir en 16,
esa es mi meta,
una de mis metas,
...escribir poco
y decir mucho...
o decirlo todo a la vez y al mismo tiempo
pero en 3 o 4 palabras.
Pero es lógico suponer
que todos, sin excepción,
somos igual de primarios
y queremos que con apenas nada se diga todo.
ÉRAMOS
No cabíamos todos dentro de aquél tugurio,
éramos pocos pero parecíamos muchos,
íbamos de sobrados y de sobreexcitados,
éramos invencibles, intocables,
sobrepasados e ingobernables,
éramos pocos pero hablábamos mucho
y ladrábamos más...
pero mucho más de lo que os podáis imaginar.
Y ahora, el paso del tiempo
nos hizo sordos, mudos y cuerpos viejos
y de toda aquella amalgama de ideas
sólo quedan las cenizas de aquella hoguera...
MI JARDÍN DEL EDÉN
Y esto no lo digo por decir,
La vida florece por todos los rincones,
Todo es un canto a la vida
Mi jardín es una olla en ebullición constante,
La vida allí, en mi jardín,
Y éste es mi jardín del Edén,
LA PUNTA DE UN ICEBERG
Ahora todo es más difícil los reflejos van pidiendo un descanso los tendones se relajan y contraen menos y peor que antes la vista pide aux...







