
El calor humano que se llama, aunque más que calor, a veces es sudor que se evapora en forma de calor y de peste. Y es que el olor a sobaquillo me desquicia, si es sudor fresco y reciente, aún soy capaz de tamizarlo, pero si es olor a sudor reseso, eso me enerva. Y hay gente que le gusta llevar ese halo olorífico y es que además, les encanta levantar sus alas y venga a levantar y levantar y hasta que consiguen hacer una especie de fuelle que despide ese aroma a poza negra. Y se ponen cariñosos y entonces te vuelven a abrazar y el alerón por lo tanto, se levanta y el hedor penetra directamente por tus narices y te entra el mareo y ellos o ellas piensan, que necesitas más cariño y más abrazos y hasta que no puedes más y te inventas una disculpa.
Porque pasa que nadie dice la verdad de lo que le está pasando, es como sentir verguenza ajena y eso te pone a ti más nervioso, que a la persona problema. Ahora sí, la única ventaja es que si a esa persona tuvieras que hacerle un regalo, ya no tendrías dudas, un buen desodorante y que dure para todo el año. Es como la Halitosis que ya hablé en otro apartado. El olor a sobaco reseso y la halitosis, son dos torturas oloríficas. Yo sinceramente pienso, que sería un motivo más que suficiente, para dejar de ver a alguien que en principio te atrae. Y eso no se puede remediar, ni se puede superar, pues son olores que llevas metidos en la caja negra y la caja negra ya se sabe, no se puede tocar ni modificar, es tuya y es intransferible, es una caja que está dentro de tú alma..