Hoy estoy tonto perdido y lógicamente cuando estoy tonto, digo muchas tonterías y es que lo mío es pura lógica cartesiana y hoy la tontuna me la pongo de montera y cabalgo sobre ella. Y estoy así, porque me siento disperso y tengo ideas sueltas y muchas películas en mi cabeza, pero me falte el temple o la pausa o que venga alguien y que sin más..., me parta la cara y de paso, la boca y entonces sí que tendría que meterme mis tonterías en el mismo culo. Y hoy es Lunes Lunero y ahora me acuerdo de una ex novia que siempre decía lo de Lunes Lunero y a mi me resultaba gracioso y porque de aquellas estaba totalmente agilipollado o enamorado y dijera lo que dijera la tipa, me hacia gracia y me quedaba con cara de payaso.
La vida es así y es así de dura, aunque a veces es blandita y grimosa y prefiero la dureza que la blandeza y prefiero que me partan la cara a ostias, a que me la desgasten a base de caricias lastimeras. Es que no aguanto la lástima y el pobrecito que mal lo está pasando y porque eso lo hacen los que se compadecen por lástima, y dicen tonterías penosas sin sentir nada o te dicen algo para compensarse por dentro y no le coman las pirañas del remordimiento. Yo prefiero ir de frente y si me tienen que dar una buena ostia que me den a la primera y nada de consuelos y porque yo no quiero consuelos de nadie y porque me parecen un insulto a mi inteligencia.
Antes sí, antes no me gustaban, pero de alguna manera los buscaba y porque la inseguridad me llevaba a eso y necesitaba una palmadita en la espalda o unas palabras de reconocimiento. Hoy la verdad, que casi me da lo mismo y porque he aprendido a premiarme o a castigarme, yo solito. Me doy besos, me grito, me chillo, me insulto, me cabreo, me digo cosas bonitas o feas, me río o me sonrío y si hace falta me lo digo hasta en el mismo espejo. Son cosas que cambian y cambian porque nosotros estamos en evolución constante y de aquellos mimbres casi no queda nada y si queda algo, me lo comeré con papas y el resto, se lo daré a los buitres.
La vida es así y es así de dura, aunque a veces es blandita y grimosa y prefiero la dureza que la blandeza y prefiero que me partan la cara a ostias, a que me la desgasten a base de caricias lastimeras. Es que no aguanto la lástima y el pobrecito que mal lo está pasando y porque eso lo hacen los que se compadecen por lástima, y dicen tonterías penosas sin sentir nada o te dicen algo para compensarse por dentro y no le coman las pirañas del remordimiento. Yo prefiero ir de frente y si me tienen que dar una buena ostia que me den a la primera y nada de consuelos y porque yo no quiero consuelos de nadie y porque me parecen un insulto a mi inteligencia.
Antes sí, antes no me gustaban, pero de alguna manera los buscaba y porque la inseguridad me llevaba a eso y necesitaba una palmadita en la espalda o unas palabras de reconocimiento. Hoy la verdad, que casi me da lo mismo y porque he aprendido a premiarme o a castigarme, yo solito. Me doy besos, me grito, me chillo, me insulto, me cabreo, me digo cosas bonitas o feas, me río o me sonrío y si hace falta me lo digo hasta en el mismo espejo. Son cosas que cambian y cambian porque nosotros estamos en evolución constante y de aquellos mimbres casi no queda nada y si queda algo, me lo comeré con papas y el resto, se lo daré a los buitres.