ME ENCANTAN...

 

"Me encantan estos sitios de pensar"

En realidad

 

En realidad

me paseo por el mundo

como si fuera mío, 

cuando el mundo ni es mío ni es de nadie.

El mundo está hecho por millones de manos,

millones de manos guiadas por muy poco cerebro

y con demasiada escasez de alma.

Nos creíamos que íbamos a ser los amos

y la vida y el mundo nos ha demostrado

que somos seres dependientes y destructores,

que nos gusta matar al prójimo

y al animal que anda suelto y libre

y al árbol que nos da sombra y cobijo

y al pájaro que nos despierta por las mañanas

y a la liebre que salta una mata a la otra con todo su desparpajo

y al pez que pica el anzuelo en una mañana nublada

y que después, no lo vamos a comer.

Matar por matar

y por el placer del olor de la sangre

y por el hedor de las vísceras huecas.

Lo siento y pido perdón

por tanto desagravio

y aunque yo no sea de esa tribu

que adora el placer de matar por matar,

yo sigo pidiendo perdón

y por vergüenza ajena

y porque como ser humano

considero que se pueden hacer un millón de cosas

y sin tener que matar a nadie.






















Dejadme solo

 

Dejádme solo,

no tocarme, ni rozarme

no me habléis porque estoy sordo,

sordo y mudo

y me muevo por pseudópodos

y para reír me hago cosquillas dentro de mí.

Algunos 

me consideran buena persona

y otros en cambio,

se cagan dentro de mi alma.

Pero estos últimos no saben

que mi alma desemboca en un pozo negro

y que también lo llevo dentro de mí.




















Dejadme solo,

no tocarme, ni rozarme

no me habléis porque soy sordo,

sordo y mudo

y me muevo por gestos y pseudópodos

y para reír me hago cosquillas dentro de mí.

Algunos 

me consideran buena persona

y otros en cambio,

se cagan dentro de mi alma.

Pero estos últimos no saben

que mi alma desemboca en un pozo negro

y que también vive dentro de mí.

OMBLIGO


 Todos me dicen vente conmigo

o eso pienso a veces 

y como si el mundo girara alrededor de mi ombligo.

Y no señor,

alrededor de mi ombligo no gira nada

en tal caso puede que dentro de él, haya:

un vestigio de lo que fue

un resto embrionario

un trozo de cordón que se olvidó

algo que sirvió en sus tiempos

como vía de alimento

y puede que quede algo de mierda acumulada

algo de sebo, agua y jabón

algo en fin, producto del camino

y por mi fobia a que alguien me lo tocara.

Era una reacción instintiva,

algo ocurría en mí

 que al tocarlo otra persona

es como si rompiera mi intimidad más íntima

y penetrara hasta el fondo de mi raíz.




















A VECES SUENO A...


 Yo sé que a veces sueno cursi,

y que otras veces,

sueno cursi al cuadrado,

pero en algunas otras, 

yo me vengo de mí

y sueno a traidor, 

a pecado mortal,

a desobediencia y a desertor.

Me gusta la soledad del ermitaño

y la palabra bien dicha

y cariñosa y respetuosa,

aunque a veces se me va la olla

y rozo la imperfección.

La rozo y la sobrepaso,

me encanta andar sobre cristales rotos,

y lanzar piedras o cócteles molotov

a todo lo que signifique ley y orden. 

Nunca pude con los antiditurbios

ni con los militares

ni con los kamicaces.

Yo busco la paz

en un mundo sangriento,

pero sé perfectamente

que la estoy buscando dentro de mi mundo imperfecto.

















ISABEL ALLENDE

 

"Todos nacemos felices. En el camino, la vida se ensucia, pero podemos limpiarla. La felicidad no es exuberante ni ruidosa, como el placer o la alegría. Es silenciosa, tranquila, dulce, es un estado de ánimo que comienza al quererse a sí mismo".



















Armando Rojas Guardia

 

"Los árboles son sacramento de la
paz.
Ellos me enseñan el arte difícil del sosiego,
firme en su aplomo vertical
frente al viento y al látigo incontable
de la lluvia".


























ME SOBRA...

 

Me sobra casi todo.
Me sobran las palabras que pasean por el cielo de mi boca.
Me sobran los sonidos guturales y animales.
Me sobra la mentira piadosa
y la lujuria mentirosa.
Me sobra el viento calmo, tranquilo y sosegado
y el insoportable bochorno de las tardes de verano.
Me sobra la violencia con o sin medida,
como me sobra la tortura y el maltrato.
Me sobra el poder del dinero,
y el implacable capitalismo desmedido.
Me sobra todo lo mezquino,
y todo lo divino y que además, carece de sentido.
Me sobran algunas palabras cuando hablo o escribo,
y añoro dar un giro copérnico hacia el otro sentido.
Me faltan golpes, quiebros, amagos y cintura.
Me sobra y a veces me falta,
y me falta y a veces me sobra,
pero yo os aseguro,
que no me falta, ni me sobra casi nada,
soy tal como he nacido,
sólo que más viejo y mucho menos niño.
































YO SOY DE AGUA SALADA

 

Yo soy de agua salada,
soy más pez espada que piraña
soy más de sal que de arena
soy más dermis que epidermis
soy más víscera sólida que órgano hueco,
soy más incontinente que prudente,
soy parte de mi propio tesoro,
a veces,
me busco y no me encuentro,
otras veces,
me beso y me desnudo,
me desnudo y me acaricio por dentro,
soy la capa más íntima de mi conocimiento,
soy una idea que germina,
soy precoz y dependiente,
anónimo y imprudente,
entusiasta e influyente,
amable y tiempo dependiente,
yo soy el germen de una idea,
soy su esencia, soy su núcleo...
y soy su cadencia.




























ME MEREZCO

 

Me merezco el mejor de los amores y también ser poseedor de las mejores amistades...En fin, que no me corto a la hora de pedir o de exigir y por eso sé que me merezco todo y más, pero mucho más de lo que os podéis imaginar...Y el que no me crea que se ponga a contar las medallas que cuelgan de mi pechera y así verá y podrá comprobar, que la distancia que hay entre mi pechera (llena de medallas rancias y oxidadas) y entre puta realidad que me rodea, hay una distancia sideral y astral, pero eso a mí poco me importa y porque al fin y al cabo, es un asunto como muy banal...y porque al final del final, da igual lo que anteriormente hayamos hecho y uno se va a merecer, lo que se cree merecer y punto y pelota.
 






















¿NACIONALIDAD?

 

¿Qué hacer?.J.J.Millás

 

Estaba comiendo con un amigo en un restaurante japonés cuando me manché la camisa con una gota de salsa de soja, de modo que bajé al baño para limpiármela antes de que se secara, y al subir aparecí en otro restaurante, asturiano ahora, donde me esperaba un colega con el que por lo visto también había quedado. Me hallaba comiendo, en fin, en dos restaurantes distintos, con dos personas diferentes, pero el mismo día y a la misma hora. Por alguna anomalía inexplicable, aquellas dos dimensiones paralelas de la realidad se habían cruzado provocando una situación insólita. Le conté la experiencia a mi amigo como si me la hubiera imaginado, para no dar la impresión de que me había vuelto loco, y dijo que eso de estar en dos sitios a la vez era normal en el mundo subatómico.
Zanjada la cuestión, continuamos hablando de nuestras vidas, aunque yo no dejaba de darle vueltas al asunto. En el segundo plato, cuando ya habíamos dado cuenta de una botella de vino, mi amigo preguntó con quién estaba comiendo en el restaurante japonés. Le dije que con Paco, al que también él conocía. “Anda un poco deprimido”, añadí, “por problemas económicos y de salud”. “De Paco”, me advirtió entonces mi amigo, “no hay que fiarse, se queja de todo y es un sablista; me debe dinero desde hace dos años. Cuídate de él”.
Me pareció mal que hablara así de un amigo común. Pedimos otra botella de vino y, cuanto más bebía, más agresivo se ponía. La agresividad me da náuseas, de modo que me disculpé y bajé al baño para vomitar. Al subir, volví a encontrarme en el restaurante japonés, donde continué comiendo con Paco, que es un tipo triste, de acuerdo, pero buena persona. Invité yo, porque sé que no le va bien con la tienda de marroquinería que heredó de su padre. Lo que no esperaba es que me pidiera un préstamo. Le dije que sí, ¿qué iba a hacer?

























¿INTELIGENCIA EMOCIONAL?

 

Parece que ni siquiera yo me doy tiempo para respirar con pausa y sosiego. Como si de continuo se me fuera la vida, como si estuviera en mi último momento estelar, como si mañana no fuera otro día y todo por esa sensación tan ansiosa de que a lo mejor me paso y sin enterarme... al otro lado. Tengo pánico a que borren mi disco duro y anulen la memoria que existe en mí, pues después del trabajito que me ha costado y bla, bla, blá.... Repito, tengo pánico a que me conviertan en un descerebrado sin escrúpulos o en un don nadie de corcho o en un vegetal o helecho de plástico y para ser más definitivo, o en un trozo de carne con ojos. Y mira que yo no soy de miedos... pero ¡coño!, mi cerebro es mi cerebro y puede que sea lo único que tengo y sólo pensar en el hecho de que alguien me lo puede retocar, me pone en guardia y ojo avizor.
¿Miedo yo?, pues si señor. Y es que si resulta que voy a pasar la ITV de mi coco y seguramente van a decidir tocarme unos cuantos tornillos y que ya sé que algunos los tengo flojos y sueltos... pero al mismo tiempo, también conozco a los controladores del coco ajeno (los psiquiatras) y sé que se empalman fácilmente y empiezan a apretar tornillos como posesos y al final, me dejan en estado de agilipollado perpetuo (vegetativo y baboso). ¿Quién coño sabe algo del coco?. Si yo llevo años trabajando mi coco a destajo y ya veis como va el tema, casi no he tenido progresos. Vamos, que me quedé en la parte anal y guarra de la película. Me quedé con el pis, la caca, los huevos y el que te den o el que me den por el culo...
Ahora bien, que me toquen el área de la inteligencia sí que no me preocupa mucho. Aclaro, no soy ningún superdotado y en todos los tests de inteligencia que me han realizado, los resultados fueron medianos tirando a mediocres (aprobado rasurado). Además como a esos test (que dicen que son tan sesudos) les tengo una manía que no veas, pues más baja es y será mi nota media. Claro que después viene el tío que nos habla de la inteligencia emocional y nos diserta que lo verdaderamente importante, es ser inteligente emocionalmente. Por tanto y como si nada, nos indica cual es el camino hacia la estabilidad emocional (hacia el nirvana) y ahí viene la famosa empatía de los cojones. Mi amiga más odiada, la que me desquicia más que nada y nadie y la que me hace ponerme del revés y cabeza abajo. Por tanto concluyo, que por ninguno de los lados tengo remedio, que en los test de inteligencia me muevo como pez fuera del agua (boqueo) y dada mi inestabilidad emocional, tengo un cero patatero en inteligencia emocional y además, espero seguir teniéndolo. A lo mejor todo mi problema es que soy un marciano que vino de Marte y que un día como el de hoy de hace incontables años, cayó en la isla de Menorca y mirar por donde, sigo en ella aposentado.



























A COSTA DA MORTE (GALICIA)


 En realidad, yo no nací aquí, yo nací en Vigo. Pero en mi segunda reencarnación celta aparecí desnudo y como vine al mundo en ésta bendita tierra de dioses y por eso sé, que nací de nuevo.
A quien no conozca ésta esquina de Galicia, yo se la recomiendo. Es el último reducto Celta, es el fin de la tierra. Esta es una zona marginada y dura. Dura por su clima, dura para ganarse el sustento. Está situada en una zona costera de la provincia de A Coruña y entre otras cosas, es el punto más occidental de España. 

Cuando yo viví allí. Tuve siempre una sensación de isla, sólo que de isla en tierra, pues no se rodeaba de mar(sí por una parte). Sino de extensos campos de cultivo, adornados por montes de medio pelo. Pero si lo suficiente incómodos para que la carretera adquiriera contornos sinuosos, como de curva continua. En esos tiempos, era una carretera provincial, estrecha y llena de baches, con curvas mal peraltadas, con asfalto negro y que junto a la voraz lluvia, ofrecía un espectáculo dantesco, de noche de los muertos vivientes.

Por esos montes, sin luz de luna, con una lluvia fuerte en que apenas se veía, por la mente me pasaba que el que no creía en meigas y en la santa compaña, aún no conocía este rincón de almas perdidas. La noche, la luna escondida, la lluvia continua. Todo formaba parte del mismo decorado y cualquier momento era el idóneo para la aparición de la Santa Compaña, de la Virgen María o del Espíritu Santo. A medida que avanzabas hacia la costa. Se transformaba la arquitectura costera. Las casas se vestían de colores, de colores vivos, añiles, rojos, verdes ..., sin orden y sin sentido, era la anarquía de los colores. Al tiempo, las construcciones nos enseñaban su esqueleto. Dado el clima húmedo y lluvioso, las casas se empezaban por el techo. Era frecuente ver casas de dos plantas con la planta superior acabada y la inferior desnuda y solo marcada por escuálidos pilares y en el medio ropa tendida. Así se creaba un espacio muerto, vacío, a modo de cámara de aire, que separaba la vivienda del húmedo suelo.
       
En éste recorrido, todo era verde, verde intenso, verde claro, verde frusia, verde marrón y un marrón también era el conducir por ésta carretera. Llegado a un punto en alto, se oteaba la ría de Corcubión. Bonita ría, pequeña pero matona, con dos faros que señalaban su entrada y al fondo a lo lejos una pequeña, por no decir una minúscula isla, la isla de la Lobeira (la isla de los Lobos). Procedía su nombre, de que en otros tiempos hasta allí llegaban las focas, las cuales emitían sonidos guturales similares a los aullidos de los lobos. La isla en sí, no era nada. Apenas unas rocas en medio del mar, con un pequeño faro, un muelle destrozado y una pequeña cala. En la que nadie se bañaba, el agua no era fría, era hielo fundido. En Galicia, no se pregunta si el agua está fría o caliente, se pregunta si corta o no corta. Pues la sensación es que a medida que introduces las piernas en el agua, parece que te las van cortando.

El primer pueblo de ésta abrupta y escarpada costa, era Cee. Un pueblo comercial, situado en el meollo de la comarca. Pero esto, es harina de otro costal y para otro capítulo quedaremos...Antes de proseguir el relato, quiero hacer un inciso, y vuelvo al principio, al como debí empezar ésta historia. No hice la introducción adecuada, así que retomo el tema.

Tendría que haber comenzado por el origen del nombre de A Costa da Morte (costa de la muerte).Pues bien, el origen del nombre es complejo de explicar, pues hay muchas teorías. Pero de las cuales me voy a quedar con las tres que pienso yo, que son las más creíbles.

       -La primera, es que dicho nombre, viene dado por las características de ésta costa, es decir por la bravura de sus aguas, por sus fuertes tormentas, que provocan cada año grandes temporales, causando varias víctimas mortales cada año.
       -La segunda, tiene relación con la mitología y las leyendas. Se basa en creencias celtas y romanas. Como es la parte más occidental de España el sol se acuesta por ésta zona, la caída del sol al mar, significa que es el fin del sol y por tanto de la vida en la tierra. Se vincula a que también los celtas adoraban al sol y en Finisterre se dice que hay un lugar de adoración al sol o templo,
sitio al que acudían peregrinos de otras partes de Europa, para así morir en vida y resucitar con otra nueva. Al acabarse la tierra, de ahí viene lo de Finisterre (fin de la tierra).

       -La tercera, es más peliaguda, pues es la que los nativos de la zona aceptan menos, no es muy del agrado pensar que uno desciende de piratas. Aunque pienso que tampoco es para tanto. A mi me parece una versión muy pausible y posible, es más yo diría que me parece de todas ellas la más cierta, pero aclaro que sigue siendo incierta.

Se basa en que en épocas oscuras de gran hambruna y en donde la costa gallega apenas estaba señalada por faros costeros, sólo existía el faro de Hércules en la ciudad de la Coruña, que precisamente no está dentro de la costa de la muerte, pues en los días de grandes temporales, de noche cerrada y con muy poca visibilidad, los paisanos cogían a los bueyes o vacas, los llevaban a los acantilados y allí en sus cuernos les ataban antorchas encendidas. Los barcos que pasaban por la zona, a causa del temporal se arrimaban a la costa en busca de un posible refugio, cuando ellos divisaban unas luces moviéndose en medio del temporal, las confundían con luces de otros barcos que se dirigían hacia un cobijo costero, por lo tanto cogían el mismo rumbo que lo que ellos consideraban luces de barcos y se estampaban contra los acantilados. Esto en sus tiempos era ley de vida, de supervivencia pura y dura y también ley del mar, puesto que en el mar todo lo que naufraga es de quien lo encuentra.
Como vamos viendo ésta es una tierra de mitos y leyendas. Existen varios lugares destacados en éste aspecto donde se mezclan leyendas celtas, romanas y cristianas. Citaré algunas importantes ,las otras irán acompañando a lugares concretos cuando en concreto los narre. Y destaco:

       -Monte do Pindo: monte situado encima de una aldea, de nombre Ézaro. Es de por sí, un monte mágico. Por la multitud de erosiones que presentan sus piedras graníticas, se forman moles de piedra de todo tipo de formas y colores. Uno se puede imaginar una ciudad, un barco, miles de caras, cuerpos, animales o cosas. Hablan los historiadores, que aquí habían dos altares de sacrificios celtas, se supone que para animales, dada la variedad y diversidad de piedras, fácil es encontrar alguna en la que se dice que fue un altar celta. Este lugar es realmente mágico y sus vistas ya no digamos.

       -Monte en Finisterre: en éste monte se habla de que había, en tiempos celtas, un templo al sol. Ya expliqué porqué se adoraba el sol y en éste punto en concreto. También de la misma época, data un a gran piedra alargada, que puede coger en su seno a una o dos personas tumbadas a lo largo, es la aún conservada piedra de la fecundidad. Se trata que los que no puedan tener hijos, se pasen una noche tumbados en dicha piedra y así queda la mujer fecundada ( A ser posible, digo yo, un día que no llueva, porque como llueva a ver quien aguanta toda una noche encima de una piedra y aún encima empapado)... 

Bueno, nos habíamos quedado en Cee (no tiene nada que ver con la comunidad económica europea), su nombre es ese, Cee. Este pueblo, era y es un desastre urbanístico, el arquitecto municipal vendía cupones de la once en sus horas libres.
Su crecimiento fue bestial en muy poco tiempo y así adquirió ese tinte de pueblo con pretensiones. Mis visitas, casi siempre fueron nocturnas, atraído por las cuatro luces de neón que tenía. No había nada más destacable, a no ser que sí o sí, había que pasar por él, era el punto G de la ria. A veces, cuando el cuerpo me lo pedía, me iba a un restaurante a devorar carne y para ello tenía que pasar de nuevo por el pueblo, lo atravesaba lo más rápidamente posible y cogía rumbo al campo. El restaurante, tenia un gran comedor, tipo gran abrevadero. Su decorado era tipo gallego cutre. Las mesas de formica o de láminas huecas de pino. El suelo era de baldosa pura y dura. Las ventanas de aluminio sin tintar, con grandes cortinones. Era en definitiva un gran salón multiusos, lo mismo servía para una boda, una comunión o un bautizo. Como buen sitio gallego, carecía de motivos ornamentales, ni cuadros, ni plantas, lo importante no era el envoltorio sino el contenido y el contenido era una buena comida. De primero, solía caer una gran taza de caldo da terra, siempre rebosante, espesa de sólida. De segundo, me gustaba la carne asada. Más que un trozo de carne, aquello eran dos kilos de carne con forma de montaña aderezada con unas cuantas patatas. A veces optaba por un buen plato de cocido gallego. Después de semejante agresión a mi estómago, éste era el momento crucial, o morías en el intento o arrastrabas tu cuerpo de boa hasta tú vehículo y de allí a casa, si podías.

Volviendo a Cee de nuevo, de éste punto nos podíamos dirigir a la izquierda o a la derecha, para bordear la ría.

Como soy de izquierdas de los de toda la vida, empiezo por el margen izquierdo :después de Cee, se pasa una aldea, que su único mérito, es que en su seno aloja a la única fábrica de la zona “Carburos Metálicos”.

Siguiendo camino, nos adentramos por una carretera sinuosa, que a trozos bordea el mar y en otros se mete en las fauces de bosques de eucaliptos y pinos y al final de los cuales aparece un pueblo, un pueblo pequeño pero bonito: Ézaro. Este pueblo, tiene por delante una hermosa playa y por detrás la desembocadura de un rio, el rio Xallas. Todo hace que el paisaje resulte extraño, un tanto lunático, donde a la vez se juntan mar, piedra y rio.

Por la parte trasera del pueblo, se asciende al Mirador de Ézaro, a 500 metros a nivel del mar. Desde él, el espectáculo está servido, se abre el telón y salen a escena: la desembocadura del rio, el pueblo, la playa, la isla de la Lobeira y la bocana de la ría de Corcubión. Al lado del mirador, discurre el cauce del rio Xallas. Este rio es un rio pequeño, en el que sobresale un fenómeno natural, en que cae al mar en cascada. Dice la propaganda que es el único o casi el único de Europa que cae en cascada al mar. Contiene una presa encima y antes sólo se abría determinados días de verano, para que lo vieran los guiris. Hoy parece que ya lo dejaron más suelto y se puede ver más días en el año.

Bajamos de nuevo al pueblo de Ézaro y allí seguimos carretera. Apenas a 1 km. se nos presenta otro pueblo, O Pindo. Que aparte del entorno donde está ubicado no tiene otro atractivo, bueno sí la comida, pues allí hay un restaurante, donde se come casi el mejor pescado y marisco de la zona: Lubina, Sargo, Merluza, Besugo, Percebes, Bogavante, Navajas, Nécoras, Centollos...

De aquí, también parte la subida al monte del Pindo, que ya hablé de sus cualidades de leyenda y de ahí que también reciba el nombre del “Olimpo Celta”. La ascensión es de poca dificultad, con rampas muy pronunciadas. Su cima, A Moa (la muela) está a 600 metros de altitud. El recorrido se adorna de piedras de formas y tamaños infinitos, algunos fueron dando nombre a algunas piedras, a saber: el guerrero, el delfín, el indio, las mil caras... y así culminas la cima. Si desde el Mirador de Ézaro ya era alucinante, desde aquí es la biblia en verso, el no va más, el acabose. Las vistas se amplían más y aparte de lo que ya se veía en el Mirador, ahora divisamos la kilométrica playa de Carnota, son 7 km. de arena blanca con mar bravo...Y después de esto que se puede pedir, pues nada, bajar y alucinar...
   
Volviendo de nuevo a Cee. Nos deslizamos por el margen derecho de la ría. Llama la atención que siguiendo ésta carretera que una Cee y Corcubión, nada más pasar una curva cerrada, !!zas!!, de repente, se ve un pueblo con casas de piedra, un muelle bonito, un pueblo tranquilo. Es como pasar en un instante de la guerra entera a la paz duradera, y éste pueblo se llama Corcubión. En ésta misma curva, a la derecha, te recibía una hermosa mata de hortensias, de variopintos colores: azul, rosa, blanco,...,  y digo que te recibía, pues ahora no sé si aún están.
El pueblo es alargado. Se extiende cara al mar. Por delante de sus casas hay un paseo, seguido de la carretera que justo bordea el mar. Sobresale una plaza con un cruceiro de piedra y las vistas del mar. Hay un rincón que desde él, la panorámica gana enteros. Se ve el pueblo, el muelle y el mar. Este sitio en los tres días de verano (exagero, pero no son muchos más), montan una terraza. El sitio se llama, como no, "Miramar". Lo de los nombres de los bares es curioso, por no decir otra cosa. Este se llama "Miramar", porque simplemente mira al mar. Cerca hay otro que se llama "El Hórreo", porque tiene un hórreo en sus narices. Otro se llama "La Curva", porque está en plena curva. Para confirmar más ésta teoría, hoy pregunté a un paisano de Finisterre ¿ donde se podía comer bien a éstas alturas? y me dijo que familiares suyos de Finisterre tenían un restaurante en Cee y que su nombre era "FisCe", está claro no, Fis de Fisterra (tiene las dos denominaciones) y Ce de Cee. Después, vienen los nombres propios personificados. Bar "Manolo", Bar "Pepe", etc...  Se comen el coco los dueños. Pero en el fondo tienen razón, lo importante no es el como sino el que. Y un bar, es una barra con cuatro sillas y nada más.

Aquí, nos paramos a patear el pueblo. Merece la pena, además es muy pequeño. Consta a un lado, de dos calles empedradas, alargadas con hermosas casas señoriales. Y al otro lado, hay una plaza, en la que a pocos metros está la Iglesia del pueblo. La Iglesia de San Marcos. San Marcos, su santo y patrono. La talla del santo está en la Iglesia. Se dice que procede del mascarón de proa de una nave veneciana, que al parecer se hundió por éstos lares. De ahí, de Venecia viene el nombre del santo, San Marcos.

Este pueblo, tiene unos cuantos bares. Pero llegada la noche, parece que suena una sirena de guerra y se cierran a cal y canto. Sólo queda abierto un pub, el único del pueblo. Pequeño pero muy bonito. Sus paredes son de piedra y está adornado con mucho gusto. El problema está, en que como es el único, siempre están los mismos gusanos. Y por tanto, siempre se habla de lo mismo. Pero bueno el que va de paso, va de paso y ya está.

Ya casi saliendo del pueblo, a mano izquierda. Nos encontramos el "Camping de las Hortensias", pues años atrás fue un camping y heredó su nombre. Este es un rincón precioso, puesto con mucho gusto y que además da a una playa. A la única del pueblo, la playa de Quenxe. Por dentro, resulta muy acogedor y familiar. Tiene además una terraza con preciosas vistas. Antes se comía muy bien, en mis épocas ya muy lejanas, ahora ya no sé.

De éste sitio, me acuerdo y me acuerdo mucho, hablo del "Camping las Hortensias". La primera vez que me dejé caer por éste sitio, era de noche después de currar. El pueblo ya estaba muerto y dando un paseo me acerqué. Me resultó muy acogedor, como un pub inglés, recargado de cuadros, fotos y de jarras colgando. Con luz tenue, indirecta. El tono verde prevalecía (dije un pub inglés, más bien irlandés) y encima el mar besando sus pies. Me quedé con el sitio y !tanto que me quedé!, pues pronto se convirtió en mi segunda casa, sino la primera. Comía, tomaba el café, a veces cenaba y en otras cogía un libro y me iba a leer. Pasé buenos momentos y otros no tan buenos. Pero el recuerdo, como todos los recuerdos, es muy selectivo, sólo deja brotar lo bueno y lo malo queda en el olvido. Como dato curioso, Corcubión tiene 2.000 habitantes y aparte de su núcleo urbano consta de una sola aldea. Viene a ser, uno de los municipios más pequeños de España. Pero también de los más bonitos.

El verano, como ya dije, es corto, muy corto, al contrario que el invierno. El verano empezaba a mediados de Julio y duraba un mes. Siempre bien salpicado de días lluviosos y nublados, y se escapaba a finales de Agosto; "despois de Xunqueira o inverno se cheira",(después de la Xunqueira el invierno se huele), decía el refrán. La Xunqueira, patrona de Cee, era a finales de Agosto y el refrán siempre sin falta, siempre se cumplía. Se decretaba el otoño-invierno, a partir de ahí todo era lluvia y viento.

El invierno era más largo que un embarazo. El primer tractor de leña, se asomaba a primeros de septiembre y yo ya tenía dispuestas ambas estufas de leña. Que más que estufas parecían calderas. No paraban de funcionar de noche y de día. Sólo a finales de junio les daba su merecido descanso.

Los inviernos, eran lluviosos, oscuros y fríos. A la mínima tormenta y había muchas, la luz se me iba y a golpe de vela de éste entuerto salía. Al final, la única esperanza era el verano. Todo ese duro invierno esperando a que llegara el verano y el verano cumplía su promesa y aparecía, Pero tarde, mal y arrastras. Cuando por fin lo sentías, ya el cielo anunciaba las largas noches de invierno. Hay que saber vivir con la soledad y eso a base de hostias se aprende. Pero las hostias duelen y a veces ese dolor te envolvía. La única esperanza, que llegaba a ser obsesiva, era que el verano llegara.

El mar daba vidilla, pero siempre a poquitas dosis. Pocos días se podía uno aventurar a esa mar embravecida. El mar era rugiente, movido, poco acorde con la vida y siempre le gustaba mostrar su cara menos amable. Los pocos días que al mar salimos, fueron días de pesca abundante, de alegría y de buena comida. Todo lo pescado inmediatamente se engullía. Nada más llegar la noche, nos juntábamos alrededor del cenorrio y devorábamos con fruición y alevosía. Y así entre vahos de alcohol nos olvidábamos, aunque fuera un sólo día, de nuestras penas, miserias y alegrías...
 
























        

SÁBADO

Sábado, primer sábado después de mi cumpleaños que fue el día 5 de febrero y ese día el mundo tuvo la mala suerte de saber que en una esquin...