
y si la vida también lo fuera,
todo sería distinto,
pues de alguna manera
esto se ha complicado
o se ha hecho más difícil
y hasta lo sencillo ya no es fácil,
no es fácil decir un simple hola
o un hasta luego o un hasta nunca
sin que ello te duela,
y no por el hecho de saludar
o de despedirse,
sino, por las mismas palabras,
pues ahora las palabras me hacen daño
y son como martillos en mis oídos
o como una mosca dentro de mi oreja,
y es que las palabras,
son injurias, son insultos, son mentiras,
y son estupideces con forma de letra,
y se dicen y se hablan y se escriben,
y por eso y con perdón, he perdido la fe,
y ya no creo en el lenguaje humano,
ni en su sintaxis, ni en su abecedario,
ni en los tonos, ni en los pareados,
ahora, solo creo en los gestos primarios
y por eso sí creo,
en tus besos, en tus abrazos,
en tus susurros,
y sobre todo, creo en tus caricias.