me siento un ser un tanto extraño y raro.
Siempre me quedo con la sensación
Que si,
que sí,
Que soy el yo auténtico,
el pensador de ideas vanas y absurdas,
el escritor que no dice nada
Además soy...
el alquimista y el altruista.
Este que ahora describo,
sólo que un poco más viejo
No me sienta mal del todo,
de vaquero fumador de Malboro
con ese cigarro sempiterno
con esa boca llena de humo
No me sienta nada mal la piel arrugada y acartonada,
al revés,
y eso da caché a mi cara y a mi esqueleto,
le da un aire a venerable sapiencia añeja.
Si yo me miro de lado,
hasta me encuentro a gusto con mi cara,
es más, si veo de nuevo mi reflejo en el espejo,
y me fijo que mis ojeras
cuelgan como dos bolsas de una telaraña,
y me recreo en esa visión
Ahora,
veo rasgos reconocidos porque eran míos de nacimiento
veo señales de guerras y de batallas
veo mi piel de estropajo reseco y resquebrajado,
y aún así,
Y por fin,
de ese viejo que vive detrás de mi espejo