MARY MCCARTHY
"COMO LATAS DE CERVEZA VACÍAS Y COLILLAS" (Ernesto Cardenal). Blog "Como cantaba mayo en la noche de enero".
Como latas de cerveza vacías y colillas
de cigarrillos apagados, han sido mis días.
Como figuras que pasan por una pantalla de televisión
y desaparecen, así ha pasado mi vida.
Como automóviles que pasaban rápidos por las carreteras
con risas de muchachas y músicas de radios...
Y la belleza pasó rápida, como el modelo de los autos
y las canciones de los radios que pasaron de moda.
Y no ha quedado nada de aquellos días, nada,
más que latas vacías y colillas apagadas,
risas en fotos marchitas, boletos rotos,
y el serrín con que al amanecer barrieron los bares.
MARTA PUMAREGA RUBIO
Brotan las palabras
como ramas de cerezo,
salen de mi boca
firmes, florecientes.
al otro lado de la pantalla,
mudos,
fijos,
sonrientes,
como línea de horizonte,
mirándome a mi,
haciéndome renacer,
luminosa, tímida,
como un sol a las siete de la mañana
sobre el mar de Cádiz.
LENGUAJE (Cristina Liso)
LENGUAJE Romperé las palabras una a una para que las entiendas. Crearè un nuevo idioma para los dos. En el alféizar quedarán artículos, y sustantivos tras la puerta. Sentaré en la silla tu nombre y el mío junto a él Después, conjugaremos verbos hasta llenar la habitación. |
PICASSO
MEDIDA CONTRA LA VIOLENCIA (Bertolt Brecht)
Hazte persona
Hazte persona,
enseña tus dientes de buena y mala leche,
sueña despierto, sueña dormido,
ama la luna y cógela por su cintura,
vive el otoño,
duerme en verano,
crea en septiembre o en octubre,
hazte del sol naciente,
y muerde la almohada antes de herir a nadie.
LA CALLE (Octavio Paz)
Es una calle larga y silenciosa.
Ando en tinieblas y tropiezo y caigo
y me levanto y piso con pies ciegos
las piedras mudas y las hojas secas
y alguien detrás de mí también las pisa:
si me detengo, se detiene;
si corro, corre. Vuelvo el rostro: nadie.
Todo está oscuro y sin salida,
y doy vueltas en esquinas
que dan siempre a la calle
donde nadie me espera ni me sigue,
donde yo sigo a un hombre que tropieza
y se levanta y dice al verme: nadie.
Quería decirte
Quería decirte
que aunque afuera siga lloviendo,
a mi
ya no me llueve tu ausencia.
Hace tiempo que ese pozo quedó casi seco
y ahora cuando te pienso
no hay dolor ni ardor de estómago
sólo hay un tiempo vacío
que casi no recuerda tu rostro.
Quizá la magia sea eso
que todo se olvida o casi
y simplemente queda un reflejo, un destello
de todo aquello.
SI LLAMA LA MUERTE
Si llama la muerte
CLUB 21 (Blog "Glup 2.0")
Club 21.
Fran Lebowitz me lo ha recordado. Camines lo que camines, New York es demasiado grande para abarcarlo. A mí el Club 21 (1) no me decía nada, su fachada sí me parecía elegante con esos 35 jockeys (2) no sé si brindando o llamando a los paseantes. Miré de pasada su carta y pensé que no era para mi economía.
No fue sino hasta el siguiente viaje, habíamos pasado la mañana comprando camisas entre la Quinta y la Sexta, embriagados por el embrujo de Manhattan. Nos pareció ver a Audrey Hepburn en el escaparate de Tiffany pero no era (aquella señora se parecía bastante, eso sí). Hacía mucho calor en la hora de comer, el azar (¿?) nos dejó frente el 21. ¿Entramos? Vamos allá. Yo llevaba una camisa de manga corta -No puede pasar así-. El club exige un mínimo de respeto indumentario. Aparece el maitre, encantador -no se preocupe, pasen, pasen, le dejamos una chaqueta-. Antes de comer es costumbre tomar un cocktail. -Dos dry Martini (3), por favor-. Como a Teresa le parece fuerte, me tomo los dos antes de una sopa con siete sabores diferentes. Nunca he saboreado nada igual. El segundo plato es igual de extraordinario. -Otro dry Martini, please-. A nuestro lado está sentada una señora que teclea su Mac y no quita ojo al pañuelo con el que Teresa cubre sus hombros. Empiezan a hablar. La señora viene de hacer una entrevista a Ivanka Trump y está contenta. Hablan y hablan y apenas entiendo porque a estas alturas de la ginebra ya no sé en qué idioma se comunican pero alrededor todo es maravilloso, hay pájaros volando y flores esparcidas entre nubes rosas Disney. Se hacen amigas. La señora del Mac nos invita a visitarla en Greenwich (Connecticut) y ese es el comienzo de una historia sorprendente. Lo contaré otro día, ahora estamos hablando del Club 21. Vuelve el maitre -¿todo bien?-, profesional y amable nos invita a conocer el restaurante y en un correcto castellano nos enseña rincones, cuenta historias y el Martini no me impide sentirme muy afortunado. Cuando pago olvido el precio porque entre otras cosas es correcto, asequible, más barato que muchos restaurantes de aquí (4). Volvemos al hotel, encantados, sonrientes, prometiéndonos otra visita al Club 21 en el próximo viaje.
Ahora el virus decide, Fran Lebowitz me lo recuerda y leo en el periódico que el Club 21 cerrará sus puertas definitivamente después de 90 años de historia (5). El mundo que he conocido se va a la mierda.
(6)
(1) https://www.belmond.com/es/restaurants/north-america/usa/ny/new-york/21
(2) Las estatuas de los jockeys de la fachada del restaurante Club 21 de Nueva York fueron creadas como elemento decorativo en el siglo XIX. No hace mucho algunas de ellas fueron remodeladas porque los rasgos que representaban a hombres afroamericanos fueron considerados racistas por el estereotipo que habían seguido en su factura. Ahora son políticamente correctas.
(3)¿Cómo preparar un buen Dry Martini?
La elaboración es sencilla: está compuesta por 4 parte de Ginebra, una parte de Vermouth seco, un twist de limón y una aceituna verde.
Para su elaboración debemos verter el Vermouth seco y la Ginebra en una coctelera con abundante hielo, removemos bien la mezcla, y servimos con cuidado en una copa de cóctel, a continuación, perfumamos la copa retorciendo la piel de limón, es lo que se conoce como twist y decoramos con una aceituna verde.
(4) me refiero a mi aquí que estaré gustoso de definirlo si alguien me lo pide.
(6) Dejo para otro día el momento surrealista en el que fui al servicio para cambiar mi camisa por una de las que me había comprado de manga larga. El diálogo o algo parecido con uno de los empleados, un señor de cierta edad, afroamericano, malhumorado, posiblemente mal hablado, él con una escoba, yo con el torso desnudo quitando las etiquetas a la camisa, mirándonos a los ojos y dedicándonos frases interculturales, él decía no sé qué de motherfucker y yo no me quedé atrás aunque en realidad no tenía nada contra su madre ni contra él. La cosa no llegó a mayores, solo los dos fuimos testigos.
¡ES INÚTIL QUEJARSE! (Federico García Lorca)
DAVID FOENKINOS
"Al final, cabe preguntarse si la casualidad existe de verdad. ¿Quizá todas las personas con las que nos cruzamos recorren nuestro perímetro con la esperanza incesante de cruzarse con nosotros? Pensándolo bien, es cierto que a menudo parecen jadeantes".
Ana García Briones
Yo, si viviera en otra tribu
Yo, si viviera en otra tribu con distinto nombre y con otros apellidos sería el puto amo de mi mundo andaría por las aceras de mi pueblo ve...
