Podía escribir los versos más tristes ésta noche,
podía buscar e indagar palabras bajo la arena
y ponerlas en fila y en orden insumiso,
podía hacer ejércitos de letras siempre dispuestos a dar la batalla,
podía hacer vanguardia y retaguardia,
podía atacar por los flancos,
podía tomar decisiones contundentes
y mandar a negociar la paz y la rendición,
en realidad no me importa rendirme
ese falso orgullo hace tiempo que ha desaparecido,
ahora bien, yo me rindo negociando condiciones,
si estoy muy vencido, pediré menos
y si he perdido por los pelos, exigiré la casi igualdad,
la eterna duda entre vencer o no vencer,
entre rendirse o no rendirse,
entre luchar con las carnes abiertas
y poner a la dignidad como testigo,
todo importa en la lucha humana,
el miedo, la transparencia, la valentía,
la sangre, los ríos de sangre,
las entrañas por el suelo,
el Buitre comiendo restos humanos,
los ojos desorbitados,
las manos bañadas en sangre enemiga
y los despojos por el que se pelean aquellos perros,
todo importa en la lucha humana,
todo importa menos la dignidad,
no es nada digno el tener que matar,
no es de recibo, no es rigor desear la muerte de nadie
y es que no hay justificación posible,
no hay fronteras que merezcan la pena,
no hay banderas que justifiquen la muerte,
no hay patrias detrás de cada valla
y dejemos de justificar lo impronunciable,
y dejemos en paz el odio, el resentimiento,
la cruel venganza, el sacudir y agitar el miedo,
la vil envidia,
la prepotencia del que se siente superior,
y no creemos batallas entre fantasmas,
nada justifica la violencia humana
y sino me creéis,
yo os brindo mi Mano...