SI LLAMA LA MUERTE

 

Si llama la muerte
dile que se vaya,
que quizás mañana o pasado o dentro de un año
y si insiste más...
dile que hoy no estoy preparado.
Dile que tengo deudas que cumplir
que no he acabado éste poema que ahora escribo,
que tengo mucho pero mucho de que hablar,
que tengo hijos que querer y que cuidar,
que aún me quedan resuellos de oxígeno en mis viejos pulmones
y que siempre y a pesar de mis peores momentos,
siempre y siempre...he querido seguir viviendo.
Dile que me quedan muchos pasos por dar,
que mis lágrimas están secas de soledad...
pero aún así y todo
quiero quererme en soledad.
Y dile y que no se te olvide:
muerte tendrás que esperar,
que la vida no es eterna
y que en su tiempo, todo llegará.


 











EL AMOR...

 



 El amor

es esa utópica quimera

que de vez en cuando

te saca a bailar

y que cuando uno de los dos

se ha cansado de bailar...

se acabó ese amor.




Quería decirte

 

Quería decirte

que aunque afuera siga lloviendo,

a mí tu ausencia 

ya no me llueve.

Hace tiempo que ese pozo quedó casi seco

y ahora cuando te pienso

no hay dolor ni ardor de estómago

sólo hay un tiempo vacío

que ni tu rostro recuerda. 

Quizá la magia sea eso 

que todo se olvida o casi

y simplemente queda un reflejo

o un destello de todo aquello.


 

 


LA CALLE (Octavio Paz)

 

Es una calle larga y silenciosa.
Ando en tinieblas y tropiezo y caigo
y me levanto y piso con pies ciegos
las piedras mudas y las hojas secas
y alguien detrás de mí también las pisa:
si me detengo, se detiene;
si corro, corre. Vuelvo el rostro: nadie.
Todo está oscuro y sin salida,
y doy vueltas en esquinas
que dan siempre a la calle
donde nadie me espera ni me sigue,
donde yo sigo a un hombre que tropieza
y se levanta y dice al verme: nadie.


 



Hazte persona

 

 Hazte persona,

enseña tus dientes de mala leche,

da la cara y a nadie le des la espalda.

Sueña despierto, sueña dormido.

Ama la luna y cógela por su cintura.

Vive el otoño,

duerme en verano,

crea en septiembre o en octubre.

Hazte socio del sol naciente,

y muerde la almohada antes de matar a nadie.

























LO QUE ME ENSEÑÓ LA VIDA


 

MEDIDA CONTRA LA VIOLENCIA (Bertolt Brecht)

 

En los tiempos de la ilegalidad, un día llegó a casa del señor Egge un agente que le mostró un documento expedido en nombre de quienes dominaban la ciudad y en el cual se decía que toda vivienda en la que él pusiera el pie pasaría a pertenecerle; también le pertenecería cualquier comida que pidiera, y todo hombre que se cruzara en su camino debería asimismo servirle.
Y el agente se sentó en una silla, pidió comida, se lavó, se acostó y, con la cara vuelta hacia la pared, poco antes de dormirse preguntó:
—¿Estás dispuesto a servirme?
El señor Egge lo cubrió con una manta, ahuyentó las moscas, veló su sueño y, al igual que aquel día, lo siguió obedeciendo por espacio de siete años. No obstante, hiciera lo que hiciera por él, hubo una cosa de la que siempre se abstuvo: decir aunque solo fuera una palabra.
Transcurridos los siete años murió el agente, que había engordado de tanto comer, dormir y dar órdenes. El señor Egge lo envolvió entonces en la manta ya podrida, lo arrastró fuera de la casa, lavó el camastro, enjalbegó las paredes, lanzó un suspiro de alivio y respondió:
—No.


 




PICASSO

 

“Me tomó cuatro años pintar como Rafael, pero me llevó toda una vida aprender a dibujar como un niño”.



 

LENGUAJE (Cristina Liso)

 

Romperé las palabras
una a una
para que las entiendas.
Crearè un nuevo idioma
para los dos.
En el alféizar quedarán artículos,
y sustantivos tras la puerta.
Sentaré en la silla tu nombre
y el mío junto a él
Después,
conjugaremos verbos
hasta llenar la habitación.
 




MARTA PUMAREGA RUBIO


Brotan las palabras
como ramas de cerezo,
salen de mi boca
firmes, florecientes.

Todo porque han visto tus ojos
al otro lado de la pantalla,

mudos,
fijos,
sonrientes,
como línea de horizonte,
mirándome a mi,

haciéndome renacer,
luminosa, tímida,

como un sol a las siete de la mañana
sobre el mar de Cádiz.

Y ahora

 

 Y ahora...

 Y ahora todo lo que queda de tí,

es polvo del camino.

 

JULIO CORTÁZAR


 "Estoy tan solo como este gato, y mucho más solo porque lo sé y él no".

MARY MCCARTHY


 "Todos vivimos en la incertidumbre del día a día; en otras palabras, eres el héroe de tu propia historia".


 

ERNEST HEMINGWAY

 



HISTORIA DE LA SOMBRA (Eduardo Galeano)

 

El primer sabor que recuerda fue una zanahoria.
El primer olor, un limón cortado por la mitad.
Recuerda que lloró cuando descubrió la distancia.
Y recuerda que una mañana ocurrió el descubrimiento de la sombra.
Aquella mañana, él vio lo que hasta entonces había mirado sin ver: pegada a sus pies, yacía la sombra, más larga que su cuerpo.
Caminó, corrió. A donde él iba, fuera donde fuera, la perseguidora sombra iba con él.
Quiso sacársela de encima. Quiso pisarla, patearla, golpearla; pero la sombra, más rápida que sus piernas y sus brazos, lo esquivaba siempre. Quiso saltar sobre ella; pero ella se adelantó. Volviéndose bruscamente, se la sacó de adelante; pero ella reapareció por detrás. Se pegó contra el tronco de un árbol, se acurrucó contra la pared, se metió detrás de la puerta. Donde él se perdía, la sombra lo encontraba.
Por fin, consiguió desprenderse. Pegó un brinco, se echó en la hamaca y se separó de la sombra.
Ella se quedó debajo de la red, esperándolo.
Después supo que las nubes, la noche y el mediodía suprimen a la sombra. Y supo que la sombra siempre vuelve, traída por el sol, como un anillo en busca del dedo o un abrigo viajando hacia el cuerpo.
Y se acostumbró.
Cuando él creció, con él creció su sombra. Y él tuvo miedo de quedarse sin ella.
Y pasó el tiempo. Y ahora, cuando se está achicando, al cabo de los días de su vida, tiene pena de morirse y dejarla sin él.



 




¿Mi bandera?...¿ cuál fue y es mi bandera?


¿Mi bandera?...¿ cuál fue y es mi bandera?

Durante un tiempo mi bandera fue blanca como nieve recién caída

creo que indicaba mi equilibrada paz interior...

Durante otra época fue negra,
creo que señalaba la negrura de mi alma más oscura...
Y tuve otros momentos que estuve sin bandera,
sin patria que llevarme a la boca,
y al parecer eso significaba
un inmenso vacío interior,
la nada era mi santo y seña,
y como no pesaba nada...
el viento se la llevó.
Y ahora mi bandera es mi propia piel,
morena tiznada cuando le da el sol,
y blanca de escarcha en épocas de hibernación.

HOY HACE CASI 2 AÑOS

Hoy es Miércoles y lo es todo el día, además de ser día 22 de Enero del año 2.020 y así entramos o casi en la última semana del mes de Enero. Y menos mal porque ando a dos velas y además, están todas tiesas. Siempre nos pasa lo mismo en éstas fechas maltrechas y suspirando porque llegue el mes de Febrero, que por cierto en su día 5 cumplo años y no voy a decir los que cumplo (pero en bajo y como un susurro que se lleva el viento, sí que os lo puedo decir y son 64 años del ala) y digo 64 años y se me caen los dientes al suelo y me veo envuelvo en pañales y cagado y meado por todos lados. La vejez es un tema muy duro, que lo que primero que requiere es que tú o yo, nos pongamos enfrente del espejo y que reconozcamos nuestra piel dura, arrugada y gastada, nuestras patas de gallo a modo de colgajos, nuestra caída de pelo, nuestras articulaciones destrozadas, nuestra porosidad en los huesos, nuestra falta de vista y de visión lejana y cercana, nuestros dolores sordos y de cada día, nuestro progresivo descontrol de esfínteres, etc...

Si somos capaces de vernos como en realidad somos, habremos dado un paso de gigante para asumir nuestra vejez galopante. Segundo, hay que mirarse en el espejo pero además hay que mantener el ojo crítico y por tanto hay que saber medir hasta donde uno puede llegar. Que no me vale y para nada que haya un viejo en la China que a sus 90 años ha subido 14 ochomiles o que haya otro de 95 años que aún es corredor de maratones y porque siempre hay y habrá excepciones, pero que no deben ser nuestro ejemplo en el día a día. Aclaremos una cosa previa, cada uno puede hacer lo que quiera con su vida, pero lo que no puede o no debe es predicar con la excepcionalidad de sus actos (poder puede, pero nosotros tenemos que saber pasar de semejantes tíos que van de héroes ejemplarizantes y tocacojones. Ojo crítico y discriminatorio, que se llama). Porque si no sus actos de putos héroes sin dientes, acabarán hundiéndote en la ciénaga del día a día. El otro subiendo ochomiles y con 20 años más que tú y tú al octavo escalón que subas ya estás pidiendo oxígeno y papas.

Yo lo siento muchísimo, pero lo tengo que decir claramente...mi héroe soy Yo y son mis músculos y huesos porosos y esponjosos y mis glándulas que ya están medio secas y mis dolores de viejo podrido y todo esto me completa como ser humano viejo que soy. Lo que tengo muy claro es que con mi mente de viejo que ha pasado por demasiadas cosas, no podría vivir en un cuerpo joven, pero en uno adulto y maduro, sí que podría. Es decir, quitaría el dolor de todas mis partes y el conjunto de incapacidades que me producen esos dolores. Me quedaría con la experiencia y la prudencia que tiene un ser maduro y por eso digo, que eso no es compatible con un cuerpo joven y por inexperto y por poco prudente. Adulto, yo me quedaría con mi estado adulto dentro de un cuerpo sin quejas ni reclamaciones. Yo hablo de un estado ideal y que como se ve, es muy diferente al estado ideal que la sociedad nos quiere vender y porque las reglas sociales que tenemos impuestas persiguen las excepciones como estados ideales de nuestro ser y ahí es donde entra el concepto de que siempre hay que ser joven y vigoroso para subir 14 ochomiles y dentro de un cuerpo deslavazado por el paso de los años.

Yo de mayor o sea, de más mayor que ahora, quiero seguir siendo poeta y escritor de cuatro pelos y médico pero no médico de viejos, ni de niños, ni de jóvenes y quiero ser médico de gente adulta y con dos dedos de frente y que de vez en cuando, tenga un punto muy loco. Y ¿qué como se mide eso?, ¿los dos dedos de frente?...pues al tío problema le pones tus dedos en la frente y miras hasta que dedo de tus manos llega su frente y entonces ya sabrás cuantos dedos tiene su frente. En realidad, me gustaría pasar mi vejez en una vieja casa con vistas al mar o a un precioso valle con un hermoso río por el medio...pero si eso no ocurre (que seguramente será así) tampoco voy a escribir en el libro de reclamaciones de la vida, porque para eso, digo yo, tenemos el poder de nuestra imaginación. En fin, que también pido estar de coco entero y ser igual de lúcido que ahora.

Y no puedo olvidarme de ese punto de locura que siempre debemos llevar con nosotros y de la intensidad y frecuencia de esa locura ya depende de cada uno. Yo tiendo a ser muy intenso en esto y por eso de vez en cuando me han perseguido y como si fuera un poseso, los ideólogos de la también llamada, vieja psiquiatría. ¿Qué si consiguieron algo?...pues no sé, aquí me veis y no me escondo ni de ellos ni de vosotros, ni de nadie.




CAPERUCITA EN MANHATTAN (Carmen Martín Gaite)

 «Pero ¿a qué llaman vivir? Para mí vivir es no tener prisa, contemplar las cosas, prestar oído a las cuitas ajenas, sentir curiosidad y compasión, no decir mentiras, compartir con los vivos un vaso de vino o un trozo de pan, acordarse con orgullo de la lección de los muertos, no permitir que nos humillen o nos engañen, no contestar que sí ni que no sin haber contado antes hasta cien como hacía el Pato Donald… Vivir es saber estar solo para aprender a estar en compañía, y vivir es explicarse y llorar… y vivir es reírse…»





¿PORQUÉ?

 Porque hay tanto don nadie con pretensiones,

escriben poemas o cuatro letras que asemejan palabras

y al final estampan con toda su contundencia 

"reservados derechos de autor" 

y como si alguien le fuera a robar su poema de mierda.

 

NO PUEDO DEJAR DE PENSAR EN TI

 


No puedo dejar de pensar en tí,

aunque a veces puedo pensar en otras cosas,

puedo sentir el paisaje de la montaña,

ver como desciende un río,

notar como las olas me mecen,

y sentir como la luna me enternece.

Puedo sentir tantas cosas y todas al mismo tiempo,

que hasta a veces se me olvida

que por un momento

he dejado de pensar en tí.


 



 

ME ABURRO POR AQUÍ, ME ABURRO POR ALLÁ...

  Me aburro por aquí, me aburro por allá, haciendo esto o lo otro me aburro igualmente. O sea me aburro por los cuatro costados y me siento ...