Y sigo con el día 24 de agosto, pues dije que era un día especial por dos cosas y me enrollé de tal manera que sólo expuse una, la de volver a mi casa. Pero había otra que quería contaros y es que hoy si fuí a pescar en barco, después de 2 años volví a hacerlo, ¡todo un acontecimiento mundial!. Y todo salió de perlas, salvo por una cosa con la que no contaba y es que me mareé. El día comenzó como pensaba, amanecí de noche y con luna menguante y eran las 5 y media de la mañana. Un buen desayuno y camino hacia el barco y todo precioso como corresponde a esa hora, calma chicha y el mundo despertando. El mar era un plato de porcelana, la luna despediéndose, el sol desesperezándose y camino al sitio o punto de pesca, el sol empezó a salir de su cuna y el mar de repente, se llenó de contrastes. Maravilloso todo, pero, pero, pero en cuanto llegamos al sitio previsto y la barca se paró, empezó el movimiento dentro de mi cabeza, después vino el ruido de tripas y al final, apostaba porque esfinter iba petar primero, si por la boca o si por el culo y yo haciéndome el macho y más callado que un mudo. Aguanté como pude y fuí pescando, no sé como, pero pescaba. Y es que me sorprendió el mareo, hacía tanto tiempo que no me pasaba, que ya no contaba con él. Creo que la última vez había sido en Finisterre, hará la friolera de más de 20 años y aquél día el mar estaba removido y un poco desatado y en cambio hoy era un plato, un asqueroso plato tranquilo. Qué verguenza para un marinero de pro, mi orgullo marinero por los suelos.
Y ya de ahí, de ese estado ya no me recuperé y eso que después de la pesca el tío con el que fuí, me llevó a una pequeña cala preciosa. Allí limpiamos el pescado de tripas y escamas y por último yo me di un baño, pero un baño auténtico. Y ni así, el mareo ya era parte de mi cuerpo y así llegué a casa. Agotado por dormir muy poco y agotado del pedazo mareo que seguía teniendo. Al final me tuve que echar una sobada para descansar y para que el mareo se fuera de paseo. Lo hice y ahora estoy como nuevo y haciendo el recuento del tesoro pescado en ultramar y más allá de los mares conocidos. Es un pequeño rebujao de pescao, un popurri, un ramillete de lindas piezas y en él hay: Doncellas, Variadas o Mojarras, Vacas, Salmonetes, Serranos y poco más, mejor dicho no hay más. Pero como me dijo mi hijo mayor, hoy si que podrás decir que has ido a las 6 de la mañana a pescarlo, y es que tantas veces lo dije en plan de broma ,y lo decía cuando había en el plato, un rico y fresco pescado, que por supuesto era comprado, que por una vez se hizo realidad la coña mentirosa, pero a costa de qué, a costa de un buen mareo. Ya os contaré como estaba el pescado.
LOS OLORES
Sábado 24 de agosto y es un día un tanto especial. Primero porque es el día de vuelta a mi casa, por fin se han ido los últimos inquilinos y ahora escribo desde mi mesa, mi añorada mesa y aquí estoy de nuevo al pie del cañón y sudando como un pato. He abierto las ventanas para que el aire corra y se ventile y además se lleve los perfumes o los olores de los visitantes, no soporto los olores extraños de alguien que no conozco, que no conozco y que ha estado en mi casa sin estar invitado, o sea que ha estado por cojones, como es el caso, sino me da igual el olor de cada uno, si mantiene la distancia pertinente, claro. Pero en mi sacrosanta casa no me gusta que se impregne de olores demoníacos y pecadores o de olores a sobacos extraños y sudados o a desodorantes recargados a pétalos de rosas o de petunias. A mi me gusta que mi casa huela a mí, a mi sudor, a mi desodorante, a mi colonia y a mi champú, un rebujado de esencias de Bruno.
Los olores, los olores de cada uno, su sello, su identificación, su DNI. O los olores de tu familia que son también los tuyos y eso que son variados y distintos, pero si te ponen una venda en los ojos y tienes que identificar por el olfato a cada miembro familiar, seguro que los identificas perfectamente, cada uno tiene su olor característico y que lo define concretamente. Los olores pueden joder muchas cosas, por un mal olor o eso es lo que te parece a ti, que huele mal, se puede ir al carajo una relación o una amistad, y que por los demás sentidos ya la habías aceptado. Los olores dicen mucho más de lo que pensamos, lo que realmente pasa es que el olor es mucho más antiguo que los últimos recuerdos que hay en nuestro cerebro, ni siquiera los transmitidos por herencia son tan antiguos y me refiero que escapan a nuestra comprensión lógica, pues es el primer instinto animal que hemos tenido y no podemos entender el como rechazamos a alguien, por ejemplo, por su olor corporal. Esto no entra dentro de nuestra cabeza y nos rebelamos y hacemos todo lo que podemos para no ser tan animales, pero el instinto manda y al final el olor siempre gana. Y a veces no tienen que ser olores desagradables, llega con que simplemente sean distintos y diferentes pero eso sí, impregnados de un tufillo que a ti no te gusta. Como se dice: huele mal la cosa y se dice para situaciones que en principio se presentan bien y como toca, pero hay algo que a ti te huele mal y por suerte o por desgracia casi siempre se acierta. Me huele mal este asunto, hay tantas referencias olfativas y todas apuntan en la misma dirección, que hay algo intuitivo en los olores, que hay algo fuerte y ancestral, algo que no hace definirnos y por tanto descartar lo que nos nos gusta o mejor dicho, algo que nos huele mal.
Los olores, los olores de cada uno, su sello, su identificación, su DNI. O los olores de tu familia que son también los tuyos y eso que son variados y distintos, pero si te ponen una venda en los ojos y tienes que identificar por el olfato a cada miembro familiar, seguro que los identificas perfectamente, cada uno tiene su olor característico y que lo define concretamente. Los olores pueden joder muchas cosas, por un mal olor o eso es lo que te parece a ti, que huele mal, se puede ir al carajo una relación o una amistad, y que por los demás sentidos ya la habías aceptado. Los olores dicen mucho más de lo que pensamos, lo que realmente pasa es que el olor es mucho más antiguo que los últimos recuerdos que hay en nuestro cerebro, ni siquiera los transmitidos por herencia son tan antiguos y me refiero que escapan a nuestra comprensión lógica, pues es el primer instinto animal que hemos tenido y no podemos entender el como rechazamos a alguien, por ejemplo, por su olor corporal. Esto no entra dentro de nuestra cabeza y nos rebelamos y hacemos todo lo que podemos para no ser tan animales, pero el instinto manda y al final el olor siempre gana. Y a veces no tienen que ser olores desagradables, llega con que simplemente sean distintos y diferentes pero eso sí, impregnados de un tufillo que a ti no te gusta. Como se dice: huele mal la cosa y se dice para situaciones que en principio se presentan bien y como toca, pero hay algo que a ti te huele mal y por suerte o por desgracia casi siempre se acierta. Me huele mal este asunto, hay tantas referencias olfativas y todas apuntan en la misma dirección, que hay algo intuitivo en los olores, que hay algo fuerte y ancestral, algo que no hace definirnos y por tanto descartar lo que nos nos gusta o mejor dicho, algo que nos huele mal.
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