
Yo sólo tengo una virtud clara, ser sincero, ahora lo soy, antes no, pero vamos a lo que vamos y yo hablo de ahora y entonces me gusta ser sincero. Vale y eso que conlleva, pues conlleva decir las cosas a la cara, con tacto, eso sí, pero decirlas tal como las pienso. Y he comprobado en éste tiempo, que yo no estaba preparado antes, para que me las dijeran así de claras y que en general las personas carecen de esa flexibilidad necesaria para poder aceptar las cosas. Claro que tengo que decirlo todo y en que en éste tiempo, dije las cosas muy claras, pero no siempre con el respecto requerido o sea dichas, sin tacto, pues me podía en ansia, el ansia de querer decirlas. O sea me volví compulsivo y tardé mi tiempo en darme cuenta. Claro que a base de hostias se va aprendiendo y poco a poco me di cuenta de que algo no estaba funcionando. Y queda dicho, que siento el daño hecho y es que a veces rocé la crueldad y eso, por desgracia, se me da muy bien, la crueldad nació conmigo y de niño aprendí a manejarla como se maneja un muñeco. Más tarde la fui controlando un poco más y no la usé con tanta frecuencia, hasta que la vida se empezó a retorcer y entonces la volví a coger como arma arrojadiza.