Y como hoy es Domingo y loado sea el Señor, me concedo el beneplácito de rendirme. ¡Ya no puedo más! y sin tequila y noches locas tengo que reconocer, qué ya no puedo más. El dolor de cabeza se extiende como un negro manto, los riñones me dan punzadas o puñaladas, el estómago está revuelto y parece la erupción de un volcán y el puto dolor de cabeza se convierte en puto dolor de huevos. Pues por la pura teoría de la gravedad, los dolores también descienden hacia las partes acras y mis huevos ya no son huevos, son melones o sandías, que por cierto, palpitan con inusitado ardor.
Todo se exacerba, todo lo que es crónico, en éste momento se vuelve agudo y yo ya no soy yo, soy una bola de dolores. Hasta los tíos despiadados como yo, tenemos nuestros puntos débiles o talones de Aquiles y el mío, es el dolor. También es cierto, que ahora aguanto mucho más el dolor y supongo que será porque voy creando callo y al final, estoy más insensible. Pero hasta ahora hablé de dolores de cuerpo, porque lo que yo realmente no soporto, es el dolor del alma.
El dolor de alma se manifiesta de diferentes maneras: en angustias lastimeras, en resoplidos preocupantes, en respiraciones superficiales, en sensación de no poder tragar ni la saliva, en palpitaciones desbordantes, en sudores fríos y profusos y en que no tienes un remedio en concreto. Dicen que los paseos son útiles y yo me pregunto ¿que tiene que ver el dolor de tu alma con un bonito paseo?. Un paseo es bonito si tienes a tu alma tranquila para poder apreciarlo, y sino, un paseo es como una tortura china y lo es, porque te retuerces aún más en tus propios pensamientos angustiantes.

El dolor de alma se manifiesta de diferentes maneras: en angustias lastimeras, en resoplidos preocupantes, en respiraciones superficiales, en sensación de no poder tragar ni la saliva, en palpitaciones desbordantes, en sudores fríos y profusos y en que no tienes un remedio en concreto. Dicen que los paseos son útiles y yo me pregunto ¿que tiene que ver el dolor de tu alma con un bonito paseo?. Un paseo es bonito si tienes a tu alma tranquila para poder apreciarlo, y sino, un paseo es como una tortura china y lo es, porque te retuerces aún más en tus propios pensamientos angustiantes.