Hacer balance del año siempre resulta muy fácil y porque más o menos aplicas el mismo esquema para analizar todos los años pasados y todos salen bien, mal o regulares y dependiendo del momento en que los hagas. Hombre hay cosas evidentes, por ejemplo que para mi el 2.015 fue otro años enfermizo y ya van dos, pues el 2.014 también tuvo tela. Pero si solo resaltara estos hechos sería como escorar demasiado el barco hacia un lado y porque en el año 2.015 hubo otras muchas cosas destacables: por ejemplo, que me compré un lindo coche, que me hice 10 días de viaje yo solito y además, al libre albedrío, que me afiancé y consolidé un poco más como persona, que escribí cosas preciosas, que seguí disfrutando de la vida y de sus cosas, que no tuve tiempos de aburrimiento y qué siempre tuve cosas por hacer.
Pues sí, resulta que se me quedaron cosas por el camino, pero esas pérdidas yo las achaco más a que son pérdidas irremediables, a que soy humano y que por tanto, que tengo mis límites, pues mira que estiré a lo máximo esos límites o digámoslo de otra forma: peté esos límites y hasta hacerlos irreconocibles. Como dicen los futbolistas, dejé mi vida en el campo y por eso, siento que gané, que gané esa batalla y aunque siempre se pudo planificar mejor, lo importante son los resultados y estos han sido insultantes y descarados. Y parece que la ruleta de la vida me está saliendo de cara, pues ya son 4 años saliéndome todo de antojo y premio y premio y más premios y claro y la preguntas lógica ¿hasta cuando me durará esa suerte?.
No lo sé y no lo quiero saber, pues rechazo el vivir atrapado por la incertidumbre y cuando se acabe, se acabó y a otra cosa mariposa, pero mientras dure y a pesar de todos los malos avatares que he vivido, yo sigo y con la frente en alto o sea, seguiré adelante y orgulloso de mi existencia. Ya habrá tiempo para los remordimientos y cuando esté en el Infierno todo calentito ya pensaré en ello. De momento toca el seguir viviendo y sin desaprovechar ni un gramo, pues la vida me espera y me tiende su mano. Mi vida nunca fue sencilla, más bien al contrario, fue bastante complicada y esa complicación antes me agobiaba y ahora en cambio, le he cogido el gusto y ya no sé vivir sin complicarme la vida y por eso busco sin descanso nuevos campos de batalla, pues ya sabéis que el olor de la sangre me enardece y al final, me pone.
Pues sí, resulta que se me quedaron cosas por el camino, pero esas pérdidas yo las achaco más a que son pérdidas irremediables, a que soy humano y que por tanto, que tengo mis límites, pues mira que estiré a lo máximo esos límites o digámoslo de otra forma: peté esos límites y hasta hacerlos irreconocibles. Como dicen los futbolistas, dejé mi vida en el campo y por eso, siento que gané, que gané esa batalla y aunque siempre se pudo planificar mejor, lo importante son los resultados y estos han sido insultantes y descarados. Y parece que la ruleta de la vida me está saliendo de cara, pues ya son 4 años saliéndome todo de antojo y premio y premio y más premios y claro y la preguntas lógica ¿hasta cuando me durará esa suerte?.
No lo sé y no lo quiero saber, pues rechazo el vivir atrapado por la incertidumbre y cuando se acabe, se acabó y a otra cosa mariposa, pero mientras dure y a pesar de todos los malos avatares que he vivido, yo sigo y con la frente en alto o sea, seguiré adelante y orgulloso de mi existencia. Ya habrá tiempo para los remordimientos y cuando esté en el Infierno todo calentito ya pensaré en ello. De momento toca el seguir viviendo y sin desaprovechar ni un gramo, pues la vida me espera y me tiende su mano. Mi vida nunca fue sencilla, más bien al contrario, fue bastante complicada y esa complicación antes me agobiaba y ahora en cambio, le he cogido el gusto y ya no sé vivir sin complicarme la vida y por eso busco sin descanso nuevos campos de batalla, pues ya sabéis que el olor de la sangre me enardece y al final, me pone.