"A veces se nos olvida
que el tiempo no regresa".
Con pocos pero doctos libros juntos
Con pocos pero doctos libros juntos
Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Hoy es Miércoles y lo es todo el día, además de ser día 22 de Enero del año 2.020 y así entramos o casi en la última semana del mes de Enero. Y menos mal porque ando a dos velas y además, están todas tiesas. Siempre nos pasa lo mismo en éstas fechas maltrechas y suspirando porque llegue el mes de Febrero, que por cierto en su día 5 cumplo años y no voy a decir los que cumplo (pero en bajo y como un susurro que se lleva el viento, sí que os lo puedo decir y son 64 años del ala) y digo 64 años y se me caen los dientes al suelo y me veo envuelvo en pañales y cagado y meado por todos lados. La vejez es un tema muy duro, que lo que primero que requiere es que tú o yo, nos pongamos enfrente del espejo y que reconozcamos nuestra piel dura, arrugada y gastada, nuestras patas de gallo a modo de colgajos, nuestra caída de pelo, nuestras articulaciones destrozadas, nuestra porosidad en los huesos, nuestra falta de vista y de visión lejana y cercana, nuestros dolores sordos y de cada día, nuestro progresivo descontrol de esfínteres, etc..
Si somos capaces de vernos como en realidad somos, habremos dado un paso de gigante para asumir nuestra vejez galopante. Segundo, hay que mirarse en el espejo pero además hay que mantener el ojo crítico y por tanto hay que saber medir hasta donde uno puede llegar. Que no me vale y para nada que haya un viejo en la China que a sus 90 años ha subido 14 ochomiles o que haya otro de 95 años que aún es corredor de maratones y porque siempre hay y habrá excepciones, pero que no deben ser nuestro ejemplo en el día a día. Aclaremos una cosa previa, cada uno puede hacer lo que quiera con su vida, pero lo que no puede o no debe es predicar con la excepcionalidad de sus actos (poder puede, pero nosotros tenemos que saber pasar de semejantes tíos que van de héroes ejemplarizantes y tocacojones. Ojo crítico y discriminatorio, que se llama). Porque si no sus actos de putos héroes sin dientes, acabarán hundiéndote en la ciénaga del día a día. El otro subiendo ochomiles y con 20 años más que tú y tú al octavo escalón que subas ya estás pidiendo oxígeno y papas.
Yo lo siento muchísimo, pero lo tengo que decir claramente...mi héroe soy Yo y son mis músculos y huesos porosos y esponjosos y mis glándulas que ya están medio secas y mis dolores de viejo podrido y todo esto me completa como ser humano viejo que soy. Lo que tengo muy claro es que con mi mente de viejo que ha pasado por demasiadas cosas, no podría vivir en un cuerpo joven, pero en uno adulto y maduro, sí que podría. Es decir, quitaría el dolor de todas mis partes y el conjunto de incapacidades que me producen esos dolores. Me quedaría con la experiencia y la prudencia que tiene un ser maduro y por eso digo, que eso no es compatible con un cuerpo joven y por inexperto y por poco prudente. Adulto, yo me quedaría con mi estado adulto dentro de un cuerpo sin quejas ni reclamaciones. Yo hablo de un estado ideal y que como se ve, es muy diferente al estado ideal que la sociedad nos quiere vender y porque las reglas sociales que tenemos impuestas persiguen las excepciones como estados ideales de nuestro ser y ahí es donde entra el concepto de que siempre hay que ser joven y vigoroso para subir 14 ochomiles y dentro de un cuerpo deslavazado por el paso de los años.
Yo de mayor o sea, de más mayor que ahora, quiero seguir siendo poeta y escritor de cuatro pelos y médico pero no médico de viejos, ni de niños, ni de jóvenes y quiero ser médico de gente adulta y con dos dedos de frente y que de vez en cuando, tenga un punto muy loco. Y ¿qué como se mide eso?, ¿los dos dedos de frente?...pues al tío problema le pones tus dedos en la frente y miras hasta que dedo de tus manos llega su frente y entonces ya sabrás cuantos dedos tiene su frente. En realidad, me gustaría pasar mi vejez en una vieja casa con vistas al mar o a un precioso valle con un hermoso río por el medio...pero si eso no ocurre (que seguramente será así) tampoco voy a escribir en el libro de reclamaciones de la vida, porque para eso, digo yo, tenemos el poder de nuestra imaginación. En fin, que también pido estar de coco entero y ser igual de lúcido que ahora.
Y no puedo olvidarme de ese punto de locura que siempre debemos llevar con nosotros y de la intensidad y frecuencia de esa locura ya depende de cada uno. Yo tiendo a ser muy intenso en esto y por eso de vez en cuando me han perseguido y como si fuera un poseso, los ideólogos de la también llamada, vieja psiquiatría. ¿Qué si consiguieron algo?...pues no sé, aquí me veis y no me escondo ni de ellos ni de vosotros, ni de nadie.
Yo, si viviera en otra tribu con distinto nombre y con otros apellidos sería el puto amo de mi mundo andaría por las aceras de mi pueblo ve...