La vida es demasiado compleja como para resumirla en 3 actos y ya sean de ópera, de cine o de una novela. La vida se interpreta de muchas maneras y lo que es más difícil es que dos o más personas pueden coincidir con la interpretación de lo que dicen o hacen sus protagonistas, es decir, lo difícil es que dos personas tengan el mismo diagnóstico sobre el mismo problema y lo más fácil y real, es que uno acabe pensando una cosa y que la otra persona piense otra cosa distinta. Y dicen y yo lo sé, que eso nos enriquece como personas, pero para llegar a ese proceso de enriquecimiento, hay que pasar una serie de etapas previas que a veces resultan ser muy dolorosas y es que diga lo se diga, el dolor nos foguea y consolida como personas humanas. Y bueno en esa etapa de dolor agudo, cada uno usa su fórmula para amortiguarlo de alguna manera y por tanto, volvemos a la gran variedad de métodos de superación de algo. Unos, prefieren regodearse en el tema y se abocan al puto sufrimiento desmedido, inhumano y cada vez más profundo. Otros, cogen el toro por los cuernos y se dicen: éste es el problema, pues habrá que solucionarlo y ya y no se hable más y punto y pelota y se hará y pase lo que pase. Y hay otros u otras, que se abonan a buscar fórmulas intermedias o fórmulas más o menos amortiguadas, es decir sí pero no o no pero sí o no tenemos que dejar de vernos y podemos seguir siendo amigos y bla, bla, blá.
Pues con todos mis respetos hay una buena variedad de métodos de superación de las cosas y todos deben ser respetados, pero si repasamos las diversas alternativas mencionadas anteriormente, vemos o observamos que algunas de esa alternativas chocan entre sí. Es decir, el se abona sufrir más y más no dejará de dar el coñazo a la otra persona. El que opta por enfrentarse directamente al problema, seguramente hará daño a los que defienden las otras dos alternativas y porque el que va de resolutivo (como voy yo) no querrá andarse con medias tintas y que al fin y al cabo, serán prolongaciones de su sufrimiento (o así, lo interpreta él). Y el que escoge el terreno intermedio del sí pero no, pues jugará a que unos días será más sí y que otros días será más no y por tanto, los que apoyan las otras dos opciones se cabrearán con esa persona. Pero ya veis lo que digo, que se cabrearán... y cabrearse no significa odio, sino cabreo o enfado u alteración de su estado basal normal.
Por tanto, dejémonos de acusar de odios y demás monsergas pasionales y ahora sumamente patateras y volvamos a la palabra respeto y a que hay que saber respectar las distintas posturas y si dos posturas son contradictorias pues habrá que demostrar que se tiene el respecto necesario por la postura contraria y actuar en consecuencia, es decir si yo opto por elegir que quiero ser resolutivo (segunda postura) pues queda más que claro que no quiero regodearme en el tema (primera postura), pero además vuelve a quedar nitidamente claro, que no quiero jugar a deshojar margaritas y ahora sí y ahora no y ahora un poquito más y ahora, un poquito menos (tercera postura) y si la persona que apoya la tercera postura quiere seguir jugando...pues que lo haga..., pero coño y no sé como decirlo, que juegue solo o sola o que sino que juegue con sus fantasmas...pero que por favor, que respecte mi silencio, que además vuelvo a repetir: escoger silencio no significa que haya escogido el odio. Bueno, pues de nuevo cerremos éste capítulo de mi vida, que de seguir así (erre con erre) me va a resultar ser demasiado desagradable...y eso, ni de coña quiero que sea así.