CARLOS DE LA CRUZ IGLESIAS

 

DOS POEMAS DE TRILOGÍA DEL CORONEL DE CARLOS DE LA CRUZ IGLESIAS

 

 

 

 

Apo-CAT-lypse now

 

 

 

Yo quería una misión

y por mis pecados

me dieron un gato.

 

No creo que existan palabras para describir todo lo que significa,

a aquellos que no saben qué es el horror.

El horror tiene rostro.

Tienes que hacerte amigo del horror.

El horror y el terror moral deben ser amigos,

si no lo son se convierten en enemigos terribles,

en auténticos enemigos.

 

Yo quería una misión

y por mis pecados

me dieron

un gato.

 

 

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CONTRA LA LUZ

 

 

 

Cada vez que vuelvo a casa

y dejas una luz prendida

para que encuentre

entre la oscuridad, la niebla

bajo tierra

la arteria y el manantial.

 

Una vela en el espejo

para entender las fronteras

entre la carne y el hueso;

una lámpara debajo de la cama

para que los monstruos no pasen miedo.

 

Una bujía cebada con savia de ballena

sobre la mesa,

las cerillas lejos de las goteras,

el encendedor debajo de la almohada.

 

Porque la luz es un pájaro sin plumas

cubierto de cera

que señala con el pico

la ausencia del otro

y canta como los negros cantan

cuando la noche aprieta los dientes

para sellar las compuertas

por donde escapan los animales domésticos

en busca de pareja.

 

 

 

Trilogía del coronel

Carlos de la Cruz I

INFANCIAS

 



                             La patria vende voluntades y crea más descerebrados con bandera que gente de bien sin fronteras. Y de bien, me refiero a gente que no piensa igual que yo, pero que me respeta como a un ser humano que soy o que pretendo ser. Además... no agredo, ni muerdo, ni la chupo a la primera de cambio y a la segunda, puede que un poco. Pero que tampoco nadie se engañe, yo no soy un chollo. Dicen las malas lenguas que verbalmente agredo y puede que sea verdad, pero también hay que entender que yo era un ser agresivo por todos mis poros y si me ha quedado alguna reminiscencia verbal...pues que le vamos hacer. Algo siempre tiene que quedar del chasis inicial con el que salí al mundo. Y porque además y si nos ponemos en ese plan, yo empiezo a dar explicaciones y entonces, os vais a cagar patas abajo (puedo escribir una enciclopedia sobre mí y mis huesos). Podría empezar por mi puta infancia, que según me dijo aquella psicóloga infumable que parecía toda una señora de alto postín y con cara de lechuga (además de psicóloga), pues decía que en mi infancia tenía el comienzo y causa de todas mis inseguridades y problemas de comportamiento y como si yo fuera todo un vil asesino en serie) y porque en definitiva, no tuve una infancia feliz. Y todo porque me lo decía ella. Añadiría yo, que ésta es su versión del tema y no la mía.


                          Y ahora sería el momento de hablar de que mi madre me dio leña a destajo y que hubo un par de curas al que les gustó demasiado mi culo prieto sonrosado (a mi también, me gustaba)... y esa brecha la aprovechó la psicóloga (y con otras palabras más finas... pero vino a decir lo mismo). Y claro, yo me quedé a cuadros y porque le había narrado como si nada, mis disfunciones de niño de clase media con aspiraciones (así era mi familia y la ideóloga era mi madre. Mientras mi padre, se hacía el tonto), pero el tema siempre nos dio suficiente para poder veranear y en la mejor playa de mi Vigo natal (playa de Samil) ... y va la tía se aprovechó de esa brecha (que yo le había contado con todo mi dolor) y lo hace de forma descarada y a todo trapo. Entonces va la tía y concluye lo que ya quería concluir previamente. Que yo fui un niño mal criado que por una parte, un niño que sufrió violencia y que por la otra, fue toqueteado por las manos grimosas y asquerosas de algún desaprensivo cura lascivo.


                          Pues si señor, todo eso ocurrió. Pero mi diferencia con la señora psicóloga que parecía toda una princesa de sangre azul (además de psicóloga), se basaba en que yo (según ella) no me había quedado colgado de aquellas patéticas y dolorosas historias. Y no fue a sí (según yo),pues a los curas les mandé a tomar por el culo cuando cumplí exactamente 12 años y a raíz de ello tuve que cambiar de colegio y pasar a un instituto sin pretensiones. Y de mi madre ¿qué os puedo decir?... pues que durante un tiempo sólo quise venganza y sangre por esa parte de mala infancia que me había dado...Pero que llegado a esa especie de estado adulto y donde se caen las manzanas por su propio peso, pues pasó... que le perdoné y que la perdoné y borrón y cuenta nueva. Sin rabia y sin resentimiento. Por lo tanto después, me tocó sufrirla mucho más...pues mi madre era insufrible y terca y pesada y descerebrada y autoritaria y no sigo porque sino me pierdo, pero que una vez que yo dí ese grito lleno de rabia, creo que me vacíe por dentro. Y entonces se acabó de una vez por todas aquella autoridad materna con sus putas pamplinas de películas de buenas normas y de clases sociales que solo tocaban el piano en las grandes fiestas de sociedad tipo "lo que el viento se llevó".


                        Pues todo esto que os acabo de contar, la psicóloga no me creyó ni una sola palabra. Yo para ella, era un payaso que no sabía en que circo había caído y ella se sintió con la obligación de mostrarme el camino correcto y no se cortó ni un pelo y venga a darle vueltas al tema de que yo había sido un niño infeliz y resentido. Y vamos a ver...y como yo podía contarle a la señora psicóloga que mis veranos fueron los mejores del mundo y que mis septiembres fueron maravillosos de necesidad y que mis inviernos y junto a mi chimenea (la que había en mi casa de mis padres) era como encender mi nave espacial y para salir volando hacia el espacio...pues ¿qué pasó?...que yo me quedé en silencio viendo como mi nave espacial llegaba hasta el espacio y yo seguí con mi tema y la psicóloga siguió con el suyo. Y es que hay cosas que no merecen la pena ser contadas, sobre todo si  la otra persona. no tiene nivel para escucharlas.



 

Yo, si viviera en otra tribu

 Yo, si viviera en otra tribu con distinto nombre y con otros apellidos sería el puto amo de mi mundo andaría por las aceras de mi pueblo ve...