
A mi padre lo siento en Invierno, engullido en un sillón y bajo el calor de una manta. Mi Madre en cambio me despista, pues a veces la veo de Verano y en otras la veo de Invierno gélido. Y puede que esto lo marque el carácter de cada uno y si veo a mi padre escondido en un sillón, será por algo. Será porque así lo sentí y quizá así era y digo quizá, pues hay percepciones que ya se sabe, que son los más subjetivo del mundo.

Tuve una novia que la sitúo en el Inframundo y sin poder concretar la estación. Supongo que en el Inframundo no hay estaciones y por eso creo que acerté en la descripción. En el Inframundo, pues así viví aquella relación y siento sufrimientos y castañear de dientes. O sea que la veo con frío y con nubes borrascosas, por tanto al final, la sitúo en el Invierno tormentoso. Claro que esto que digo, puede ser mi percepción y no la de ella, pero como soy yo el que está escribiendo, pues describo lo que yo siento. Fue hace ya mucho tiempo y además me importa un pito, pues aquí no pretendo arreglar nada, ni hacer congresos sobre el tema, solo e insisto, describir lo que siento.
Después, los amigos que he tenido todos tienen su propia luz y su estación concreta y hasta yo las tengo. Yo me veo a mi mismo con luz irradiante y a veces opaca y cuando irradio me veo en Primavera y a ratos y cuando estoy opaco, en el Otoño y en plena caída de las hojas. Y es verdad que me gustan esas dos estaciones e incluso podía decir que me gusta más el Otoño, pero no es cuestión de gustos, es solo sentirme como me veo. Me gusta el sol pero me gusta verlo desde la sombra, me gusta sentir su calor pero desde el frescor que hay debajo de una higuera.