Y vamos al lío. Y de nuevo aquí sentado y de nuevo saliente de guardia y hoy no me siento rabioso, como otros días en que salgo de guardia, me siento a medias o sea, entre la rabia y la desidia y si me siento en el sofá, me duermo y sino me siento, aguanto el chaparrón y punto. Será un día como esos muchos días en que estoy atrapado por el cansancio...pero ¡coño y coño!, el tiempo no lo puedo dejar escapar. Bueno y de momento, me voy portando: he ido al médico y para demostrarle in situ y en fresco que soy un fenómeno de la naturaleza y después, hice la gran compra del medio mes y como mis hijos comen como limas, me tuve que llevar medio supermercado.
Por mi, ya cerraba el día, pero aún falta la guinda del pastel, tienen que llegar unos muebles de IKEA y eso me llena de alegría. Y a montar muebles y a perder piezas y tornillos y paciencia dijo el santo Job y la mayor prueba de paciencia que existe en éste mundo, es montar los rompecabezas de IKEA y si los montas bien y como toca, irás directamente al cielo nórdico. El caso y lo más importante, es que mientras montas los muebles, es que no pienses y porque a mi se me va la olla y en esos momentos de trance, es cuando siempre me sobra un puto tornillo.
Montar muebles de IKEA requiere paciencia, pero también se necesita mucha concentración y el tener los cinco sentidos en el asunto. Y menos mal, que por lo menos yo tengo 6 o más sentidos y puedo por ejemplo y al mismo tiempo, pensar en cosas guarras y lascivas. Poesía si que no, la poesía necesita de ese halo poético del que carecen los muebles de IKEA, a no ser que quieras hacer una poesía con las normas o pasos del montaje, pero en cambio montarme una peli guarrona sobre la cama que estaré montando, me resulta fácil y sumamente reconfortante. Cada cosa tiene su punto y su momento y su historia y si falla la cama, aún te quedan las estanterías o la mesa o la silla y si me apuras, hasta la mesilla de noche.
Por mi, ya cerraba el día, pero aún falta la guinda del pastel, tienen que llegar unos muebles de IKEA y eso me llena de alegría. Y a montar muebles y a perder piezas y tornillos y paciencia dijo el santo Job y la mayor prueba de paciencia que existe en éste mundo, es montar los rompecabezas de IKEA y si los montas bien y como toca, irás directamente al cielo nórdico. El caso y lo más importante, es que mientras montas los muebles, es que no pienses y porque a mi se me va la olla y en esos momentos de trance, es cuando siempre me sobra un puto tornillo.
Montar muebles de IKEA requiere paciencia, pero también se necesita mucha concentración y el tener los cinco sentidos en el asunto. Y menos mal, que por lo menos yo tengo 6 o más sentidos y puedo por ejemplo y al mismo tiempo, pensar en cosas guarras y lascivas. Poesía si que no, la poesía necesita de ese halo poético del que carecen los muebles de IKEA, a no ser que quieras hacer una poesía con las normas o pasos del montaje, pero en cambio montarme una peli guarrona sobre la cama que estaré montando, me resulta fácil y sumamente reconfortante. Cada cosa tiene su punto y su momento y su historia y si falla la cama, aún te quedan las estanterías o la mesa o la silla y si me apuras, hasta la mesilla de noche.