Septiembre...
Para algunos, entre los que yo me incluyo, el año empieza en el mes de Septiembre y así, debería de empezar... Septiembre mes 1 del nuevo año.
Pero no debemos ser muchos o por lo menos, no debemos ser los suficientes, porque sino la cosa cambiaría. Fin de año sería el 31 de agosto y el día 1 de enero sería el 1 de septiembre.
Septiembre... mes de las grandes lluvias después del tórrido y árido verano. Septiembre tiene un cierto aire lánguido, que no triste de tristeza insondable. En septiembre el mar se oscurece y azul cielo poquito a poco, se va pintando de negro.
Septiembre...nuevos planes anuales. Nuevos objetivos con distintas estrategias, Aunque es verdad en que hay Septiembres, en los piensas que hubiera sido mejor no haber nacido. Claro que esto lo puedes pensar igualmente en Febrero que en Marzo o que en Agosto. Además, yo soy más proclive a tener pensamientos negros y atormentados, en el puto verano.
Yo en Septiembre me crezco y rejuvenezco: la piel se me pone más suave y más fina. Por dentro me hago más grande y siento como crecen mis anhelos por los cartílagos. Los sueños, se hacen más finos, sensibles y agradecidos, pues el calor va decayendo y esto lo va agradeciendo y de que manera, nuestro cansado y seco cuerpo. El Verano es un suplicio y una tortura despiadada.
Yo en septiembre haría como hacen las serpientes, me mudaría la piel tan usada y tan sudada. Haría una muda de piel al completo y después, me daría una ducha baja la intensa lluvia. Nuevo, limpio y aseado. Coraza de piel recién estrenada y forrada.
Septiembre, para algunos es la antesala del duro Invierno o del húmedo y frío Otoño y para mí, también lo es. Pero a mi no me molesta en absoluto y la perspectiva de tener cerca el Otoño y el Invierno, me anima y me da fuerza vital para seguir adelante.