No hace falta y para nada, hacerse el valiente y decir lo que no eres. Una cosa, es ser y otra cosa, es pretender ser. No se debe mentir sobre esas cosas, pues es jugar con fuego y ya se sabe que el que juega con fuego, al final se acaba quemando. No se debe decir yo soy el cid campeador del sexo y porque cuando entras en el fragor de una batalla sexual con alguien, lo tendrás que demostrar y ahí y entonces, se acabó tu fiesta. No se debe hablar de lo bueno que eres y pavonearte de que eres un ser adorable, cariñoso, amable, que sabe escuchar y que aún encima escribes poesía. Claro que hay algo de verdad en todo esto y que hay un trozo de tí que es una persona adorable, pero es tu deber el decirlo todo y que hay partes de tí que fueron criadas en la maldad y por eso a veces se manifiestan como tal. Dentro de tí hay luchas que muchos no comprenden y es muy difícil de explicar, que un día puede ser el tío más suave y más valiente que has conocido y que otro día, eres un perro peligroso que puede morder a cualquier cosa que se menea. Pero esa misma lucha ocurre en todos, la eterna lucha entre el bien y el mal o traducido de otra forma, entre ser la mejor persona humana del mundo o ser un ser despreciable.
Yo a diario lucho entre esos dos parámetros y si ya rizamos el rizo, por la mañana puedo ser una buena persona y por la tarde ser el más malvado de la tribu. y hasta hay veces, en que reboto como una pelota de goma contra la pared y entonces se me cruzan los cables y como diría el psiquiatra de turno, me siento bipolar. Pero los psiquiatras dicen demasiadas cosas que no son verdad, aunque todo hay que decirlo, algunas pero pocas, si lo son. Bipolar es la tierra y por ello no la calificamos de que está loca, aunque de cada vez les doy la razón un poco más y porque en realidad la estamos destruyendo y desquiciando, pero la culpa no la tiene la tierra en sí, si no es que somos nosotros (los humanos) los verdaderos responsables de su estado actual. Nos han regalado (quién sea) un producto con una belleza inusual y en vez de cuidarlo como si fuera nuestro hijo, nos dedicamos a explotarla hasta la extenuación y por necesidades superfluas y creadas por mentes perversas que se dedican a venderlo todo y más. Hasta su madre, venderían y sin tener y para nada, mala conciencia con ese hecho.
Alguno (no sé quién) decía: "tenemos lo que nos merecemos". Claro que el que lo decía, podía sonar como a ser demasiado conformista y en gran parte, sí lo era. Y sobre todo lo digo, porque algunos no nos merecemos vivir en éste mundo de mierda y no es por no sentirme culpable (que en una pequeña parte, si lo soy), pero es que esto se explica fácilmente y por eso el 1% de los seres humanos tienen la misma pasta o más, que el 99% del resto de los humanos y a ese 1% solo le interesa el dinero y porque ellos suponen que dentro de unos años habrá cohetes que irán hasta Marte y aledaños y allí fundarán una puta colonia de millonarios todos ricos y todos guapos, que tendrá vistas a lo poco que queda de la Tierra.