Hay un estrecho pasadizo
que me podría llevar hasta ti,
pero es tan estrecho
que temo quedarme encallado y acartonado.
Podría darle la vuelta al reloj de arena
y así volver al antes,
volver aquellos días de febrero que no fueron fríos
y a modo de excepción...
porque casi todos mi febreros
fueron de lluvia intensa
de frío hasta en los huesos
y lo sé... porque yo nací en febrero
y siempre quise saber
(la curiosidad mata al gato)
que tiempo predominaba en mi nacimiento,
tiempo siempre aproximado.
Son mis previsiones,
que pueden fallar,
pero sería raro,
pues a lo largo de mi vida y tengo 64 años,
tengo y como mucho,
5 febreros de tiempo bueno,
una manita ante 59 veces de vientos de temporal
y de lluvia a mares
y de frío hasta en los dientes.
Por tanto,
estoy convencido
que ese día llovía lo que nunca había llovido,
que el viento se vistió de ciclón
y que el frío se dibujaba en el aire
y en forma de hielo...
y en un día así, nació un tal Bruno
y en su ría de Vigo.
Era el año 1956...