Hoy logré entender que hay momentos para todo, momentos para dar el hachazo adecuado y momentos para pasar a segundo plano y allí, simplemente esperar. Que yo no hablo de retiradas y de agachar la cabeza, hablo sólo del momento apropiado para dar el hachazo. Y esto que digo, es fácil de entender, menos para mí, pues yo soy bicho de sangre caliente y cuando veo que algo no me gusta, me lanzó sin pensarlo a su yugular. Por eso necesito mucho de teoría, mucho de ser inteligente, mucho de saber esperar y mucho de tener paciencia y por eso una tontería como ésta, para mí supone mucho.
También hay momentos de dar la espalda, de mostrar tu desprecio, de demostrar que no estás de acuerdo y lo del desprecio sólo vale como arma, una vez que ya estás harto de darle argumentos Y no vale el despreciar a la primera, bueno vale y porque todo vale menos el matar, pero si te queda algo de ser humano, debes demostrarlo con esa paciencia que sólo tienen los tontos o los inseguros. Y no hablo de dudar, hablo de esa santa paciencia que tienen los santos y a los que le das una bofetada y ponen la otra mejilla y a eso me refiero, a la estúpida paciencia de los imbéciles que se disfrazan de santurrones. Dudar no, dudar es humano y dignifica al hombre, pero cuando estás en plena guerra dialéctica las palabras son balas y si a tí te disparan, no puedes quedarte quieto.
A la acción, reacción y además de inmediato. Esa maldita paciencia te hace perder un precioso tiempo y porque le das al enemigo la opción de prepararse a tu contraataque. Le llaman el factor de respuesta rápida o el factor sorpresa y si por cualquier causa consideras que no es el momento adecuado, te pasas a segundo plano, pero dejando el campo de batalla abierto. Ya hablaremos otro día, ya seguiremos con éste tema y ya sabrás lo es que es mascar la derrota. Hay que dejar el pabellón bien alto y con esa amenaza en el medio ambiente, esa que dice que te destrozaré en mil pedazos y en su adecuado
momento.
También hay momentos de dar la espalda, de mostrar tu desprecio, de demostrar que no estás de acuerdo y lo del desprecio sólo vale como arma, una vez que ya estás harto de darle argumentos Y no vale el despreciar a la primera, bueno vale y porque todo vale menos el matar, pero si te queda algo de ser humano, debes demostrarlo con esa paciencia que sólo tienen los tontos o los inseguros. Y no hablo de dudar, hablo de esa santa paciencia que tienen los santos y a los que le das una bofetada y ponen la otra mejilla y a eso me refiero, a la estúpida paciencia de los imbéciles que se disfrazan de santurrones. Dudar no, dudar es humano y dignifica al hombre, pero cuando estás en plena guerra dialéctica las palabras son balas y si a tí te disparan, no puedes quedarte quieto.A la acción, reacción y además de inmediato. Esa maldita paciencia te hace perder un precioso tiempo y porque le das al enemigo la opción de prepararse a tu contraataque. Le llaman el factor de respuesta rápida o el factor sorpresa y si por cualquier causa consideras que no es el momento adecuado, te pasas a segundo plano, pero dejando el campo de batalla abierto. Ya hablaremos otro día, ya seguiremos con éste tema y ya sabrás lo es que es mascar la derrota. Hay que dejar el pabellón bien alto y con esa amenaza en el medio ambiente, esa que dice que te destrozaré en mil pedazos y en su adecuado
momento.
