
me faltan inflexiones,
me faltan palabras precisas,
y me falta la ecuación aritmética,
esa que diga, que si sumo o si multiplico,
conseguiré la solución definitiva.
Me faltan tantas cosas,
que no sé que hacer con los números primos,
y si tengo que añadirlos y solo por ser primos,
o tengo que disuadirlos,
y porque los primos, son familia,
y yo de familia,
solo quiero, la que ahora tengo.
Me faltan datos anteriores,
y entonces me faltan datos de mis ancestros,
y así no hay quién cuadre la suma perfecta,
la suma o la resta o el cuadrado de la hipotenusa,
y por tanto,
no hay quién cuadre los números,
y en consecuencia,
no hay forma que todo sea igual a cero.
Porque eso es lo que quiero conseguir,
que todo sea
igual a cero,
y me rebano los sesos,
y me como las uñas de los pies y de las manos,
y nada de nada,
me como las uñas y sus pellejos,
pero no consigo demostrar mi teoría.
Mi teoría que dice,
¡Qué todo es igual a cero!.