ESCUCHA



Escucha

oyes eso,

¿me oyes

o me escuchas?,

¿me sabes o me sueñas?,

¿estás o no estás?,

¿vas andando o vas en bicicleta  por la ciudad?

¿vas soñando despierta o has dejado de soñar?

¿te sientes auténtica o has bajado un peldaño de tu alter ego?

sabes... la vida te enseña

y yo he tomado apuntes 

"ºqwa3wszsedrdcrf¡'0z"

que en mi idioma significa,

por fin te has olvidado de mi

y dicho esto...

no hay nada más que recordar,

abur, suerte y que la tierra te sea leve.

DOLOR DE ALMA

De tanto deshojar margaritas,

hasta me duelen las falanges distales,

dolor mecánico que le llaman,

y se olvidan del otro dolor,

(del que a mi duele, del importante)

hablo del dolor de alma,

dolor interno o de dentro o de mis adentros,

dolor de esencia y no de chasis,

dolor angustiante que no te deja respirar

ni tragar esa gran bola de fuego

que te quema la boca del Estómago

y que te araña las paredes del Esófago y como un gato panza arriba,

tragas saliva y no apagas el fuego,

bebes agua y el gato sube y baja con sus uñas de acero,

cuentas latidos y son metralletas de balas,

te tocas la piel y piensas...

no debería estar en modo sauna,

todo te suda 

y hasta los poros abiertos te cantan las baladas más tristes del desamor,

angustia y miedo a borbotones,

dolor urente y urgente, 

dolor que atraviesa la piel, el músculo 

y que anida dentro del hueso duro,

dolor de perforadora con dientes de rata,

te perfora, te come,

te destroza, te arruina

y sino te mata

es porque en el último momento

te habías puesto el kit de supervivencia.

LO TENGO...



Lo tengo...

mi secreto es algo que debo guardar a cal y 

canto,

sin misterio sería un cero a la izquierda,

un don nadie, un nadie sin don,

un liso de ideas y un muñeco de trapo,

sería un tío amable por fuera y para ocultar mis temblores,

y a todo esto... le tendría que decir a mis hijos:

hijo mío el miedo existe,

y no siempre se podrá disimular,

pero vivir todo tu tiempo con miedo

es el sin vivir de una condena perpetua,

miedo hay que tener

pero también hay que tener la osadía de salir de él,

y mi secreto es algo que por ahí va,

dejo una pista pero sin dar el nombre del autor

(de chivato tengo muy poco)

y acepto el miedo a ratos o a largos ratos,

y si yo fuera el autor de mi propio ser,

pondría mi miedo a buen recaudo,

y bajo un paraguas mientras la lluvia mojara mi viejo y poco pelo

y al primer sol le dejaría salir a jugar libremente,

 saltaría sobre los charcos con sus piernas de alambre

y hasta cubrirse de agua y barro,

al miedo hay que respetarlo y temerlo,

pero querido hijo mío,

si tú o yo no nos enfrentamos a nuestros miedos

¿quién lo va hacer por nosotros?

y dejo la respuesta suspendida en el aire,

aunque ya todos conocemos la respuesta correcta.

MI BANDERA ES BIPOLAR













Vamos a ver...

el cielo es azul porque es azul, sin más,

y yo soy azul en mis venas porque es el color de su bandera,

soy azul cielo por fuera

soy rojo pasión por dentro,

soy un poco amarillo en los bordes (creo que por desgaste)

y soy opaco y gris con el calor del verano,

al llegar el verano,

cambio de tono y de intensidad vital

y al contrario de lo que ocurre al lagarto

yo he de vivir bajo la sombra que me cobije

y a más calor voy perdiendo parte mi intensidad vital,

me deterioro a pasos de gigante,

se me van las ganas y se me va la vida por las costuras,

vamos a ver...

azul es mi color preferido,

y rojo es el color de mis carnes,

por tanto mi bandera es bipolar.

AQUÉL NIÑO

Yo fui ciudadano de pueblo

y a la vez, señorito de ciudad

y cuando habitaba dentro de las murallas de la ciudad, 

fui medio señorito de barrio y medio de ciudad,

a veces era de rica avenida de gente pudiente

y en otras, era de barrio periférico pobre y maloliente,

yo nací en el límite entre el todo y la nada

justo en la frontera entre el barrio y el centro de la ciudad,

no era ni de la cara A ni de la cara B,

y era de según donde soplara el viento,

un día me vestía de niñoseñoritoprodigio

e iba a un buen colegio todo pijo

y otro día me camuflaba de niñosoldado,

y atacaba a pedradas, junto a una legión de niños desquiciados

 la polla del burro del descampado

era y fui ambiestro y como ya dije...

era dependiente del viento,

unos días fumaba la pipa de la paz

y otros días era puro instinto de agresividad,

yo de aquellas pensaba y porque pensaba que no existía...

el punto medio hay que dejárselo a otros,

para los neutros, susurraba y ja, ja, já...

lo mío era la guerra o era la paz...

y cuando me tocaba veranear,

cosa que ocurría todos los veranos,

nos íbamos a una pequeña aldea

que estaba muy cerca del mar

y allí era el niño señorito que todos los veranos venía a veranear,

el señorito Javier, 

ese niño tan fino y con ese acento tan de pijo de ciudad,

era un hijo más del director de aquél banco

y cuando un carguito de un banco de medio pelo era...

(de aquellas de medio pelo, ahora ya no..ahora es un gran banco)

era considerado a nivel social como un magnate de alto abolengo,

y eso infundía un triste que no respetuoso respeto

y un acojone al por mayor,

claro que todas aquellas miradas que me atravesaban,

eran como disparos de balas de paja

que no me mataban pero si que me diezmaban

y a veces, me descosían por dentro

yo sabía que había algo que de aquellas no podía explicar,

se notaba en el aquél mirar distante y desconfiado,

y yo lo entiendo, lo entiendo ahora,

aquél niño no era de nadie,

no era de barrio periférico, 

no era de centro de clase pudiente,

no era de pueblo, 

no era de barrio medio,

no era niño soldado,

ni era niño pijo y redomado,

era en fin, un niño que lo quería todo

y el todo lo puso en su sitio

y cuando esto pasó...

 el niño se había convertido en hombre.

LA PUNTA DE UN ICEBERG

 Ahora todo es más difícil los reflejos van pidiendo un descanso los tendones se relajan y contraen menos y peor que antes la vista pide aux...