SIN MEMORIA



En mi mano

apenas queda nada.


Queda un poco de arena de aquella playa

unos miligramos de barro

y una diminuta secuencia de un amor imposible.


Lo demás...es aire

que se cuela entre mis dedos

y que de vez en cuando,

airea los pocos recuerdos

que tengo guardados dentro de mi mano.


Nací sin memoria

y moriré sin ella.

Por el medio sé que han ocurrido cosas,

pero se ha escapado el día, la hora

y la fecha en concreto

y si me apuras,

hasta que día hacía

y si había viento

y si era un día de lluvia

o si la luna besaba un mar en calma.

Mario Nosotti / De "Dos poemas inconclusos"

 

La drogada familia

(Fragmentos)

El alveolo solar preside las reuniones
la mesa de la larga galería donde el eco torcido
      resbala sobre el hule de las toscas
          familias ensambladas
italianos vecinos     llegados en el mismo barco
criollos que no aprenden a hacer plata. 

Y desde la membrana hirviente 
desde la percepción enceguecida
de los techos:     el campo.

Pero antes el vestíbulo de tierra 
la zanja del camino que bordea 
      lo abierto de una exclusa 
que suelta la presión de chorros infinitos

         Spegazzini
el barrio con obreros e inmigrantes detrás del paredón
de la Gilera     la despensa en la esquina 
         “de Pamapaluna”
y el salón comedor donde almorzamos 
los platos del Piamonte     ¿o Lombardía? 

   Carneaban a los cerdos
 a las pobres ovejas ahí cerquita
en el fondo debajo de unas chapas hirvientes14
el chorro que dispara la aorta seccionada
Lorenzo era a mis ojos como un forzudo bueno 
presente como el ruido que llegaba
de la pista de prueba de las motos

y cerca de las casas      y de las “casas-quinta”
    que a mano levantaron esos inmigrantes
          sembradíos y campos
terrones triturados como bocas cariadas
  que a poco un vello íntimo
avanzados los días hacía más intenso 
              hasta que de lo alto 
todo se convertía en aeródromo de pájaros 
       que avizoraban sombras 
        huyendo por el ras de las raíces. 

(y en los playones verdes
cortados cada tanto por el marrón camino
corredores de álamos como lenguas de plata
                        como bocas de viento 
                        en plena verde nada
yo te oía.





Planchón negro del agua
cielo plomizo
el rocío enjoyó los pastizales
una rama se estira y prende ese silencio
el sol hace temblar cristales acostados. 

Del pozo de la fronda 
molduras vegetales 
las vísceras de un bicho 
y en esa oscuridad un aleteo
de fulgores naranjas que enseguida 
la luz oscura traga.

Todo lo que no veo porque no hago silencio 
porque el fuego me asusta.

Perdón hondo jardín
por no atreverme a entrar en tu espesura.

Mario Nosotti (San Fernando, Argentina, 1966)

ATAJOS





Si el destino me llamara
y me pusiera alas
y cuerpo de serpiente
dejaría de arrastrarme por los pantanos
que tanto me han dado de comer en ésta vida.

Pero ahora mismo,
levantaría el vuelo
por encima de vuestras cabezas
y desde las alturas os diría:
no sigáis la senda fácil
porque pronto oscurece en ella
y al final,
 os perderéis entre sus dedos amables
y blandos.

Tampoco se trata
de escoger lo contrario,
lo más difícil y lo más huraño 
y lo que más te hará daño...

Hay atajos
que a veces, 
no llevan a ninguna parte
pero que en otras
funcionan como vasos comunicantes
que conectan lo bueno con lo mejor....
Y yo estoy convencido
que llevo un tiempo
instalado en uno de ellos.

¡Ay miña terriña!

 

¡Ay miña terriña!, como che boto de menos. La echo de menos, es verdad, pero quizá echo más de menos, la Galicia de mis años jóvenes y la de mi tierna infancia. La última vez que fui por miña terriña, fui con una amiga de aquí, de la Isla de Menorca y yo me llevé a mi hijo pequeño y ella al suyo. Y me acuerdo que yo estaba entusiasmado como un niño y los primeros síntomas de mi "brote", los noté al llegar a Santiago. No sé si llegamos cerca de las 12 de la noche y bastante cansados, pero yo no podía quedarme sin ver Santiago de noche y nos fuimos a recorrer sus calles a ritmo enfebrecido. Que preciosidad, seguía igual que cuando la dejé, la misma lluvia, el mismo frío, la misma piedra y la misma belleza.

Al día siguiente cogimos rumbo a Costa da Morte, entrando por la ría de Muros y fuimos picoteando en cada pueblo, pequeños y cortos paseos, pues era tal mi impaciencia por querer enseñarle todo, que si bajaba en un pueblo yo ya estaba pensando en el siguiente. Muros precioso, como siempre y la próxima parada fue en el pueblo de Ézaro y allí nos paramos a comer, a comer como auténticos cerdos, estaba todo delicioso y hacía tanto tiempo que no comía un buen pescado, que casi me muero de semejante comilona. Después a Corcubión y Finisterre y aquí si tengo que hacer un kit-kat, pues empecé a tener una sensaciones raras o sea me estaba gustando todo, pero tenía un sabor extraño y seguí dándole vueltas, hasta que caí de la burra. Y era que que estos dos pueblos tenían cicatrices de la época del ladrillo, habían construido a lo bestia. por lo menos yo lo sentía así, pues mi recuerdo era más amable y entrañable. Entonces muy bien pero no tanto, pues la película que yo tenía en mi coco, ya no coincidía tanto con la realidad urbanística y eso la verdad, es que te deja chafado.
Desde Finisterre seguimos camino hacia A Coruña y a base de meterme los tojos por mis ojos, espléndidos haciendo alfombras amarillas, se me fue olvidando la acidez de ese mal sabor de boca. En las grandes ciudades, ya no noté tanto, el cambio que supuso el ladrillazo, se nota pero no es tan bestial. Al día siguiente, Betanzos, como siempre maravilloso y seguimos hacia abajo hasta llegar a Vigo. Vigo mi ciudad natal, que ya me resulta desconocida desde hace muchos años. Faltan los descampados de mi infancia, los tranvías, los árboles y en lo que no cambió, es en sus cuestas empinadas y su caos circulatorio y urbanístico y bueno su ría, su linda y preciosa ría. La ría que vi cuando nací y que después posteriormente recorrí por todas sus esquinas. Para mí, Vigo es su ría y lo demás son casas y coches y bajadas y subidas y caos, mucho caos y ruidos y más ruidos y esa maraña cada vez más grande de edificios que van tapando las vistas a su tesoro, que no es otro, que la ría de Vigo.

¿POETA?

 


Me llamas poeta

y no sé,

me suena tan contundente y claro,

que hasta me entra el mal de altura.


Yo, no soy poeta,

yo escribo poesías

pero de momento,

 no soy poeta.


El título de poeta se gana

y con el sudor de cada día

y tiene que pasar un espacio tiempo determinado,

que normalmente se mide en años y en escritos,

para que te sea concedido ese gran honor.


Yo voy camino de ello

y he intentado apurar los pasos al máximo.

Empecé a escribir hace 9 años

y me he dejado la piel en el intento,

la piel, parte de mi vida

y tiempo y tiempo y más tiempo...

y creo que lo tengo tan cerca

que hasta puedo, adivinarlo...

Hoy, como es domingo

 

Hoy, como es domingo  

además, como ha llovido en ésta noche pasada,

todo luce con un sol resplandeciente

y como si alguien

acabara de limpiar el cristal de mi ventana.


Azul profundo en el cielo

azul más claro en el agua

azules son mis mejores ideas

en medio de campos amarillos de margaritas.


Blanco inmaculado en las paredes

blanco difuminado de dos nubes deshilachadas

que parece que no van a ningún sitio.


Campanas de iglesia, al fondo,

a ritmo que solo entiende en campanero,

yo solo sé,

que a veces se alteran

y se ponen todas locas

y que en otras,

casi se duermen en su monótona letanía...


PORTUGAL Y NAZARÉ


Si hay un país que me hace estremecerme por mis adentros, ese es mi Portugal. Mi tesoro escondido. El pequeño, xeitoso y largo Portugal, al que siempre, los españoles, le damos la espalda y le miramos con el desprecio de molesto hijo pequeño. Por mi seguir haciéndolo, así podré seguir disfrutando yo sólo de semejante paraíso. Ésta foto es de Nazaré, un pequeño pueblo pesquero y que ahora está más de moda por sus olas que al parecer llegan a alcanzar los 35 metros (eso dicen los surfistas) y para muestra un botón....El surfista en la foto, apenas se ve...más bien se intuye y es el que va trazando esa raya transversal sobre esa muralla de agua y sal.

 

ME ABURRO POR AQUÍ, ME ABURRO POR ALLÁ...

  Me aburro por aquí, me aburro por allá, haciendo esto o lo otro me aburro igualmente. O sea me aburro por los cuatro costados y me siento ...