Y menos mal que la velocidad está inventada hace mucho tiempo y porque sino estuviera inventada yo no sé como podría escribir tantas cosas. Y tengo que decirle a mi amiga del alma, que yo seguí escribiendo y que seguiré haciéndolo y porque una vez puesto el motor en marcha, ya no hay quién me pare. Bueno, el asunto es muy fácil de explicar y el día se divide en mañanas, tardes y noches y no siempre la mañana está de tu parte o la tarde o la noche, pero si que pasa una cosa, que antes de hablar hay que esperar a que se acabe el día o la noche o la tarde y porque mi Musa suele tener un horario, pero a veces es como yo y aparece cuando le sale del nabo, perdón es Musa y por tanto tía, entonces aparece cuando le sale de sus ovarios y punto.
Y además, ¿quién soy yo para imponerle un horario?. Yo lo que tengo que estar, es eternamente agradecido a mi Musa y por haberme concedido el don de poder escribir. Y las ideas vienen y se van y a veces, se paran dentro de mi cabeza y ese el momento en que las tengo que pillar. Es que además, si yo tuviera que escribir porque vivo de ello, ya sería otra cosa muy distinta, pero yo, que soy un puto médico y que me pagan por serlo, lo del escribir es mi refugio y mi preciado secreto y porque los de mi profesión pocos saben que escribo y es mejor que no lo sepan y porque para mi desgracia en su mayoría, que no todos, son cerebritos para la medicina, pero son unos descerebrados de la vida.
O sea, que fuera de la Medicina son peces fuera del agua y claro, si me leen ¡¡¡¡qué escándalo!!!!, cosa que a mi no me importa, pero sí que montaría mucho revuelo y de verdad os digo, que vivo muy tranquilo y voy a currar como Caperucita por el bosque y de paso, cojo margaritas y también recojo a algunos medios fiambres y a algunos los curo y a otros, los entierro y por secula seculorum, pero al final vuelvo y vuelvo ligero a mi casita y hago comiditas y todo... y por el medio me busco el hueco, el hueco para escribir lo que yo quiero y lo que me apetece. Y si soy feliz así, porque voy a cambiar las cosas y si casi todos mis colegas son felices hablando sólo de Medicina y yo soy feliz hablando sólo un poco y el resto del tiempo, se lo dedico a mi escritura y a otros menesteres más mundanos y entrañables, pues pasa que también soy persona y tengo mis necesidades humanas a flor de piel y por eso, también me gustan las caricias y los besos y echarme algún polvete que otro. Y además ya lo dijo la Santa Madre Iglesia: polvo eres y en polvo te convertirás y amén.
Y además, ¿quién soy yo para imponerle un horario?. Yo lo que tengo que estar, es eternamente agradecido a mi Musa y por haberme concedido el don de poder escribir. Y las ideas vienen y se van y a veces, se paran dentro de mi cabeza y ese el momento en que las tengo que pillar. Es que además, si yo tuviera que escribir porque vivo de ello, ya sería otra cosa muy distinta, pero yo, que soy un puto médico y que me pagan por serlo, lo del escribir es mi refugio y mi preciado secreto y porque los de mi profesión pocos saben que escribo y es mejor que no lo sepan y porque para mi desgracia en su mayoría, que no todos, son cerebritos para la medicina, pero son unos descerebrados de la vida.
O sea, que fuera de la Medicina son peces fuera del agua y claro, si me leen ¡¡¡¡qué escándalo!!!!, cosa que a mi no me importa, pero sí que montaría mucho revuelo y de verdad os digo, que vivo muy tranquilo y voy a currar como Caperucita por el bosque y de paso, cojo margaritas y también recojo a algunos medios fiambres y a algunos los curo y a otros, los entierro y por secula seculorum, pero al final vuelvo y vuelvo ligero a mi casita y hago comiditas y todo... y por el medio me busco el hueco, el hueco para escribir lo que yo quiero y lo que me apetece. Y si soy feliz así, porque voy a cambiar las cosas y si casi todos mis colegas son felices hablando sólo de Medicina y yo soy feliz hablando sólo un poco y el resto del tiempo, se lo dedico a mi escritura y a otros menesteres más mundanos y entrañables, pues pasa que también soy persona y tengo mis necesidades humanas a flor de piel y por eso, también me gustan las caricias y los besos y echarme algún polvete que otro. Y además ya lo dijo la Santa Madre Iglesia: polvo eres y en polvo te convertirás y amén.