Son las 9 y media de la noche y ahora sí que me despido. Tengo que cambiar mi onda y relajarme y no sigo, porque todo lo que dijera a partir de ahora sería mentira. Me pongo en plan guarro y me doy asco y además me desvío de mi objetivo, que no es otro que dejar preparados los últimos avíos y a las 11 directo al sobre. No puedo seguir porque mi cabeza ya está en otra cosa, ya está recorriendo las calles y a la velocidad del vértigo y con la sirena sobre mi cabeza.Pues nada lo dicho, portaros bien que Dios lo ve todo, que hoy es Viernes y los Viernes son días especiales y por eso tener más cuidado, porque para mí en sus tiempos ya lejanos, eran tan especiales que hasta me bebía el agua de los floreros. Y después ya se sabe, resaca de dos días y aterrizaba en el Lunes y diciendo, ¿de verdad que ha pasado el fin de semana?, ¿de verdad de la buena?, pero si ayer fue Viernes, como es posible, ¡coño!.
La verdad es que nunca fui de puntos medios, o estaba colocado, pero colocado de verdad o no lo estaba y si lo estaba a medias, me largaba tres Gin Tonic en un suspiro y ¡hala magia potagia!, ya estaba más colocado que ninguno. Después la historia que montaba era divertida, un poco desfasada pero si era divertida. Claro que ese hilo, es un hilo muy fino y algunas veces se rompía y cuando pasaba eso, que se rompía, pasaba directamente al estado de Baboso, de Baboso insoportable y pringoso. O sea repito de nuevo, buen fin de semana y por favor, no beberos el agua de los floreros. Que yo os juro que es agua y muchas veces está podrida y además os aseguro que alcohol no tiene.












