Mis maestras y maestros, mis endemoniadas maestras y maestros que todo lo saben y que no todo lo disfrutan y porque es imposible y además son maestras, aunque podían y por la pasta que cobran y por la pasta extra que les queda en la buchaca (bolsillo), pero que siempre dicen, que nunca les llega por tanto derroche de sabiduría que emanan. Ellas y ellos viajan a tutti plen y en todas las temporadas y tienen más vacaciones que nadie, porque su trabajo... y repito, porque su trabajo debe ser tan arduo y tan difícultoso, que yo no consigo entender su puto tema de sentirse un cuasi esclavo (debe ser porque soy médico y mis responsabilidades deben ser una mierda comparado con las de ellas...y ellos y os y as y aquí acabo con los os y as y a tomar por culo) y además, el asunto que tienen entre manos debe ser tan responsable y tan difícil, que de nuevo tengo que insistir que yo no me entero de que va su misa. Oye, pero entre ellos se entienden y además se defienden como lo que son, como clase corporativa que al final son peor que la mía (que ya es difícil, la mía es la de médicos superhéroes de película que se merecen todo tipo de privilegios y la de ellos es la de enseñantes que todo lo enseñan y en eso debe consistir la enseñanza total y absolutista).
Yo tuve una novia de esa especie y de esa subespecie en concreto, la tuve hace ya muchos años y menos mal que han pasado ese mogollón de incontables lustros. Pero volvamos al tema problema y venga con sus responsabilidades a vueltas y venga con la gran importancia de sus enseñanzas y yo pensaba de aquellas y sigo pensando... en que si cada día se preparara el tema del día siguiente, sus grandes enseñanzas se resumirían en preparar sus putas clases el día anterior y punto y sin más problema. Pero no, ella o ella y para no generalizar demasiado, le daba más trascendencia al tema y entonces y tal y como le pasaba a mi novia de aquellas, entraba en una especie de trance espasmódico y en el que sólo le daba por tomar cafés solos, puros y duros y uno tras otro y hasta ponerse patética. Yo al principio y como buen gilipollas que era de aquellas, le preparaba sus cafés de preparto (en plan figurativo), pero señores y señoras... pasaba una mosca y la tía se perdía de nuevo entre los anillos de Saturno. Y entonces... otro café Bruno... ¡que no me concentro!. Y Bruno un día dijo no (después de meses) y al siguiente día, dijo lo mismo, que no y hazte tú el café si quieres, ¡qué ya estoy hasta el gorro! Al final y como todos los cuentos que acaban bien, Bruno no le hizo su café y ella tampoco se lo hizo y la cafetera empezó a entrar en estado de depresión permanente, lo cual arrastró a la susodicha maestra a un estado parecido a la decadencia y dejadez.
Claro que él al principio, él (el puto Bruno de los cojones) intentó luchar contra los elementos, pero de aquellas el Bruno era muy endeble y poca cosa y era como demasiado blandito y cuando se dio cuenta, su pareja de aquellas (ella, la maestra), era un trozo de mierda que sólo le encantaba su Ombligo dando vueltas sobre si mismo. Pero no porque lo fuera ( mierda, me refiero), que podía serlo, sino que como maestra había sido vencida por las circunstancias y cuando Bruno se dio cuenta... la había perdido como maestra y como persona. La verdad es que hacía mucho tiempo que lo sabía, pero él no lo quería ver y por de aquellas él lucía ciego, terco y tonto. Cosas de la vida y sus circunstancias y no todos los días somos héroes de película, ni todos los días somos mierda descontrolada que no se entera de nada y tal y como yo lo era de aquellas.
Yo viví y sobreviví a aquellos tiempos y nadie de mis amigos me prestó su apoyo, pero es que me lo merecía con creces y a dulces patadas hasta en el cielo de mi Boca. Yo era Yo y nada más que Yo y mi maestra era ella y sólo ella. Y ¿quién ganó?...pues gané Yo. Ella me acabó dejando en la puta cuneta de cualquier carretera y Yo al principio, me cagué en todo...pero vamos a ver las cosas desde la lejanía: al final salí ganando y porque conocí a otras personas que se lo merecían todo y que después y aún encima fueron el gran amor de mi vida. Además, tuve tres hermosos hijos, que ellos si que merecieron la pena y su Madre, también. Y Vamos a ser extraordinariamente clarividentes, ella (su Madre) se lo mereció tres veces y más. Más claro agua. Y que deciros para acabar éste cuento: mi maestra sigue siendo maestra y espero que nadie la padezca...pero en el fondo me alegra el haberle conocido, pero os aseguro que para otra vida me queda muy claro... que no quiero a otra maestra. ¡Saturado me he quedado!.
Yo tuve una novia de esa especie y de esa subespecie en concreto, la tuve hace ya muchos años y menos mal que han pasado ese mogollón de incontables lustros. Pero volvamos al tema problema y venga con sus responsabilidades a vueltas y venga con la gran importancia de sus enseñanzas y yo pensaba de aquellas y sigo pensando... en que si cada día se preparara el tema del día siguiente, sus grandes enseñanzas se resumirían en preparar sus putas clases el día anterior y punto y sin más problema. Pero no, ella o ella y para no generalizar demasiado, le daba más trascendencia al tema y entonces y tal y como le pasaba a mi novia de aquellas, entraba en una especie de trance espasmódico y en el que sólo le daba por tomar cafés solos, puros y duros y uno tras otro y hasta ponerse patética. Yo al principio y como buen gilipollas que era de aquellas, le preparaba sus cafés de preparto (en plan figurativo), pero señores y señoras... pasaba una mosca y la tía se perdía de nuevo entre los anillos de Saturno. Y entonces... otro café Bruno... ¡que no me concentro!. Y Bruno un día dijo no (después de meses) y al siguiente día, dijo lo mismo, que no y hazte tú el café si quieres, ¡qué ya estoy hasta el gorro! Al final y como todos los cuentos que acaban bien, Bruno no le hizo su café y ella tampoco se lo hizo y la cafetera empezó a entrar en estado de depresión permanente, lo cual arrastró a la susodicha maestra a un estado parecido a la decadencia y dejadez.
Claro que él al principio, él (el puto Bruno de los cojones) intentó luchar contra los elementos, pero de aquellas el Bruno era muy endeble y poca cosa y era como demasiado blandito y cuando se dio cuenta, su pareja de aquellas (ella, la maestra), era un trozo de mierda que sólo le encantaba su Ombligo dando vueltas sobre si mismo. Pero no porque lo fuera ( mierda, me refiero), que podía serlo, sino que como maestra había sido vencida por las circunstancias y cuando Bruno se dio cuenta... la había perdido como maestra y como persona. La verdad es que hacía mucho tiempo que lo sabía, pero él no lo quería ver y por de aquellas él lucía ciego, terco y tonto. Cosas de la vida y sus circunstancias y no todos los días somos héroes de película, ni todos los días somos mierda descontrolada que no se entera de nada y tal y como yo lo era de aquellas.
Yo viví y sobreviví a aquellos tiempos y nadie de mis amigos me prestó su apoyo, pero es que me lo merecía con creces y a dulces patadas hasta en el cielo de mi Boca. Yo era Yo y nada más que Yo y mi maestra era ella y sólo ella. Y ¿quién ganó?...pues gané Yo. Ella me acabó dejando en la puta cuneta de cualquier carretera y Yo al principio, me cagué en todo...pero vamos a ver las cosas desde la lejanía: al final salí ganando y porque conocí a otras personas que se lo merecían todo y que después y aún encima fueron el gran amor de mi vida. Además, tuve tres hermosos hijos, que ellos si que merecieron la pena y su Madre, también. Y Vamos a ser extraordinariamente clarividentes, ella (su Madre) se lo mereció tres veces y más. Más claro agua. Y que deciros para acabar éste cuento: mi maestra sigue siendo maestra y espero que nadie la padezca...pero en el fondo me alegra el haberle conocido, pero os aseguro que para otra vida me queda muy claro... que no quiero a otra maestra. ¡Saturado me he quedado!.