
Malditas pocas ganas que tengo de celebrar mi despedida del trabajo y porque va siendo hora de jubilarme (tengo 69). Buen número para jubilarse, pero eso no indica que tenga ganas de celebrarlo así, en plan masivo y porque siempre se cuelan algunos imbéciles en tu fiesta de despedida. O hago yo mismo la selección, pero para poder hacerla tendría que organizar yo mismo ese evento. Y de eso tengo menos ganas. Desde luego que haré una comida aparte y más pequeña y más íntima y ahí sí que haré esa selección pertinente. Y quedaremos 8 o 10 personas (a lo máximo) y ésta será pantagruélica y desfasada. En la fiesta o comida grande, seré más prudente y si tuviera un doble, le pediría que fuera por mí. No me gustan los actos masivos donde te sientes obligado a tener que hablar. Y ¿qué diría yo a todos mis compis de trabajo?. Pues por ejemplo, que les vaya bonito y puntos suspensivos. Y que no se dejen hasta el alma en el curre y porque nunca tendrás la recompensa que te mereces y por dejarte hasta la piel en el trabajo. Yo, como puedo explicarles, que paso de la medicina y de las urgencias y emergencias médicas. Yo no quiero quemar a nadie y fundirles toda o parte de la esperanza que les queda para seguir realizando este trabajo, Yo no quiero ejercer de pájaro de mal agüero y porque sé que elllos y ellas, los que se quedan, realizan un trabajo que tiene un gran mérito. Pero tampoco puedo engañarles diciéndoles que todo lo hecho ha merecido la pena y porque no y porque hay demasiada mierda que se interpone entre la idea y los hechos reales. No somos santos, pero tampoco somos curas de la medicina. En realidad somos simples personas que intentan salvar vidas, pero no nos olvidemos que lo primero que quieres salvar es tu propia vida. Y eso no todo dios que curra en las emergencias se da cuenta de ello y porque van de salvavidas cuando su propia vida es una mierda.
Si vas de salvavidas y piensas que toda tu vida se basa en salvar vidas y sin tener tiempo para pensar en la tuya, tarde o temprano caerá en la supremacía del que se siente superior a los otros y se considerará indispensable e imprescindible. Y lo siento por él y porque en ésta vida no hay nadie imprescindible. Y pasa que cuando haya un día (que lo habrá, seguro) en que se le abran los ojos y se de cuenta de ello, suele pasar que será demasiado tarde para bajarse de esa burra y porque su puta vida, aparte de la medicina, está completamente vacía. Cuantos compañeros y compañeras de trabajo, he visto dejarse la vida en el curre y funcionar como putas máquinas de trabajar y en cambio, su vida personal era una mierda pinchada a un palo. Yo no voy a entrar a dar consejos, porque no los tengo, porque no los quiero dar y porque cada uno es un mundo de distintas galaxias. Yo amo a la vida, salvo unos pocos años donde estuve metido en un pozo demasiado profundo y me queda muy claro, que siempre pondré mi vida por delante. Y los dicen lo contario, es porque no se quieren lo suficiente o no están hechos para sentir otras emociones distintas fuera de su trabajo. Me tenéis que entender, en mi trabajo de médico de emergencias, hay mucho santurrón que se consideran dioses y en realidad no son gigantes y sí que tienen los pies de barro.