Hoy es Sábado y todo el día. Y hoy es Sábado 14 de Septiembre. Y va ser mi primer día de reingreso en el trabajo después de 14 días de vacaciones (que por supuesto, han sabido a demasiado poco). Hoy estoy localizado por el móvil y por si me tengo que llevar en el avión a alguien jodido y bien jodido y al hospital de la Isla mayor (Mallorca). Esperemos que no y porque eso indicaría que no hay otro jodidamente jodido con necesidad de tener que ser trasladado a nuestra isla mayor (Mallorca). Se me entiende ¿no?.
O estoy demasiado espeso, denso y patoso...Denso estoy y porque hoy dormí de esa forma en que nunca se debiera dormir y me desperté 100 veces y en unas escuchaba como la lluvia atizaba con fuerza y destreza las tejas y en otras, oía al poderoso viento dando portazos y silbando canciones para los que nunca podrán dormir en paz y entre medias yo meando como un descosido a punto de petar, meadas que no eran humanas y eran más bien inhumanas de pura necesidad.
Aún no logro entender de donde coño ha salido tanto líquido elemento y con ese chorro tan prolongado en el espacio tiempo. A veces no sé, ¿no tenéis la impresión de haber meado mucho más que lo bebido?. Pues yo esa misma preocupación la tuve ésta noche y volvía a la cama y no paraba de darle vueltas a ese asunto. Me estaré meando los Pulmones y de paso, el Cerebro diluido en medio de una masa deforme con trozos de hígado, páncreas e intestinos.
Hoy es Sábado y es un Sábado atípico, porque así lo he decretado, yo. Hoy según los vaticinadores del tiempo tendría que ser un día despejado y así como el otro día rompí una lanza a su favor y porque en general aciertan con sus pronósticos, pues hoy va a ser que no. Hoy, día nublado y lluvioso. Y a la vez día caluroso de denso sudor y pavor. Hoy observé como las primeras hojas empezaban su proceso de transformación hacia el ocre amarillo otoñal. Claro que se acerca el día 21 de septiembre que era cuando yo decretaba la llegada del otoño y ya podíamos estar a más de 30º C (en Galicia no, pero en Cádiz a esas alturas del mes, era fácil que eso ocurriera)...pues a mi me daba exactamente igual. Yo encendía mi chimenea y así quedaba inagurada la temporada otoñal.
Claro que al rato, había que abrir todas las ventanas y puertas de la casa y porque con el calor que hacía hasta las ranas se ponían a sudar. Tengo que decirlo claramente, a veces (yo creo que muchas y demasiadas veces) me pueden las ganas de todo. Soy más ganas que persona. Y mis ganas porque llegue el otoño son especialmente inmensas. Adoro el otoño tanto como adoro la vida.