Y es que veo el reloj y aún me deprimo más y más, pues son sólo las 6 y media y eso significa que aún me quedan 14 horas de Guardia. Y lo peor no es eso, lo peor es que durante las dos semanas siguientes voy a estar de Guardia día, sí y día, no y claro es cundo yo me pregunto: ¿y como aguantaba antes?. Pues sí, antiguamente tenía más aguante, pero era un aguante falso y sólo parecía que aguantaba, porque en realidad por dentro era un despojo lacrimógeno, por dentro estaba destrozado y llegaba a un punto tan álgido, que al salir de la Guardia me dedicaba a privar y hasta caer rendido, borracho y dormido. Vamos que bebía para olvidarme de las Guardias o eso pensaba yo, porque después pasé a la siguiente fase: bebía para celebrar que había tenido una buena Guardia y seguía bebiendo para olvidarme de una mala Guardia.
Ya sabéis de que va lo del círculo vicioso del beber. Y acabas bebiendo en el mismo desayuno, a media mañana, antes de la comida, en la comida, después de la comida y por la noche se repetía el ciclo. En las Guardias no bebía y era lo que un poco me consolaba, que aún respectara mi trabajo. Pero claro acabé destrozado por fuera y por dentro y tuve que plantearme la Desintoxicación de todo, pues ya no sólo era el alcohol, eran también las pastillas dormideras y la mezcla de las dos, era mi droga preferida. Y es que al principio, todo estaba enfocado al olvidar pero eso fue a costa de quedarte colgado de esas drogas y entonces después y con el paso del tiempo, cambió el enfoque y tanto cambió, que el olvido era una disculpa más para el seguir bebiendo.
Pues esas dos razones, el alcohol y las pastillas dormideras (benzodiacepinas) tuve que ingresar dos veces en un puto Loquero y en un período de 10 años. La segunda vez me costó mucho menos que la primera vez y porque tenía más claros los síntomas de ese cuelgue de mierda y además pasó, que salí más fuerte, más hecho, más humano, más templado y con más ganas de comerme el mundo y de ésta última vez a ahora, han pasado casi 4 años y si no fuera por los temas propios de la edad (artrosis, Ictus, apneas...), podía decir que estoy más sano que un roble. Y es que estoy en una etapa de mi vida tan buena, que el alcohol y las benzos es un tema superado, pero tampoco hay que cantar victoria y porque de lo poco que aprendí en el Loquero, es a no cantar victoria antes de tiempo y porque viendo los vainas que tenía a mi alrededor (los psiquiátricos), que eran repetitivos en sus padecimientos mentales y eran constantes sus sube y baja, que entendí a la perfección que nunca y nunca se puede despreciar al enemigo.
Ya sabéis de que va lo del círculo vicioso del beber. Y acabas bebiendo en el mismo desayuno, a media mañana, antes de la comida, en la comida, después de la comida y por la noche se repetía el ciclo. En las Guardias no bebía y era lo que un poco me consolaba, que aún respectara mi trabajo. Pero claro acabé destrozado por fuera y por dentro y tuve que plantearme la Desintoxicación de todo, pues ya no sólo era el alcohol, eran también las pastillas dormideras y la mezcla de las dos, era mi droga preferida. Y es que al principio, todo estaba enfocado al olvidar pero eso fue a costa de quedarte colgado de esas drogas y entonces después y con el paso del tiempo, cambió el enfoque y tanto cambió, que el olvido era una disculpa más para el seguir bebiendo.
Pues esas dos razones, el alcohol y las pastillas dormideras (benzodiacepinas) tuve que ingresar dos veces en un puto Loquero y en un período de 10 años. La segunda vez me costó mucho menos que la primera vez y porque tenía más claros los síntomas de ese cuelgue de mierda y además pasó, que salí más fuerte, más hecho, más humano, más templado y con más ganas de comerme el mundo y de ésta última vez a ahora, han pasado casi 4 años y si no fuera por los temas propios de la edad (artrosis, Ictus, apneas...), podía decir que estoy más sano que un roble. Y es que estoy en una etapa de mi vida tan buena, que el alcohol y las benzos es un tema superado, pero tampoco hay que cantar victoria y porque de lo poco que aprendí en el Loquero, es a no cantar victoria antes de tiempo y porque viendo los vainas que tenía a mi alrededor (los psiquiátricos), que eran repetitivos en sus padecimientos mentales y eran constantes sus sube y baja, que entendí a la perfección que nunca y nunca se puede despreciar al enemigo.