Y cuando suenen las campanadas de las 8, yo me voy a celebrarlo. Quedan 8 minutos, que será más o menos el tiempo de acabar éste escrito, si es que lo acabo. Y hoy hay en el pueblo un festival de música y lo hacen en el campo de fútbol del pueblo. Varios grupos de música rockera y a todo trapo. Mi casa se llenará de amigos de mis hijos y caerán como las moscas 10 u 11 chavales a lo largo de ésta noche. Un poco de vidilla para mi casa y para el pueblo.
Pues nada, que me ha abandonado la Musa, pues ya son las 8 y mirar todo lo que he escrito. Nada de nada. Y al parecer ya es la hora del desembarco y van llegando las hordas del concierto, que a éste ritmo no se muy bien si se hará en mi casa y lo digo porque siento que voy sobrando. Ya está llena de chavales y todos están excitados y hablan y ríen y yo no me río un huevo. Tampoco estoy enfadado, ¡sólo faltaba!, pero un poco mosca sí que estoy, pues me siento como invadido y sólo me entran ganas de marchar.
Me daré una vuelta y así me refresco con el espléndido paisaje de ésta Isla y porque no hay otra forma de refrescarse, ya quisiera yo poder hacerlo, pues sigue éste calor húmedo y pesado. "Calor de chocho", le llamo yo y por eso de las humedades ambientales.

Me daré una vuelta y así me refresco con el espléndido paisaje de ésta Isla y porque no hay otra forma de refrescarse, ya quisiera yo poder hacerlo, pues sigue éste calor húmedo y pesado. "Calor de chocho", le llamo yo y por eso de las humedades ambientales.