ESTABILIDAD


Dicen, que la vida siempre te da lo que te mereces o que te devuelve de alguna manera lo que tú le has dado. Claro que esa devolución no siempre es equitativa a lo que tú has puesto en el asunto y me refiero, a que tu entrega y devolución, se queden en el punto justo de la balanza, los dos en el punto del equilibrio. Pero no existe ese punto justo, hay un punto de más o menos, lo hay claramente de menos o lo hay a veces, demás, pero solo a veces. Haces poco y te devuelven mucho o haces mucho y te devuelven poco o te devuelven más o menos lo que tú pusiste.
Yo creo que si tengo que valorar el asunto del que estoy hablando, me pondría entre los que más o menos se sienten compensados. Pero yo no soy fácil de valorar, pues soy un tío que siempre dí y anduve a trozos y por momentos, nunca tuve una estabilidad en esto del dar o del no dar. Hay días y momentos que hubiera dado mil vueltas al mundo por una persona y en cambio en otros días, no movería ni un dedo por esa misma persona. Y tardé mucho tiempo en comprender que soy así de bipolar, pues antes vendía a los demás ese momento tan alucinante que estaba viviendo cuando me sentía feliz de la vida y como si fuera a ser eterno. Pero no para hacer daño lo vendía así, sino por esa necesidad que yo mismo tenía de querer ser un tío estable y feliz.
Estabilidad y estabilidad dentro de mi desorden personal. Pero saber que yo era un ser inestable...me creaba más ansiedad y todo porque estaba el miedo haciendo de las suyas. Y ante el miedo y el miedo al estar o al quedarme sólo, yo me aferraba como a un salvavidas a la estabilidad que me daba estar con otra persona. Porque ésta vida es una lucha continua por la estabilidad y para ser estable necesitas tener amigos o no y para ser estable necesitas pareja o no y para ser estable necesitas un trabajo estable o no y todo tiene que ser pura estabilidad o no. Y aceptar que uno vive dentro de la inestabilidad, es un trabajo mental que me ha costado la friolera de 58 años de mi existencia, 58 años para asumir que yo soy así y que yo vivo y que por fin lo sé, que yo vivo dentro de mi particular caos. Ahora, con 66 años, sé que sigo instalado en mi caos particular. Y os juro, que no pasa nada...que mis ganas de vivir siguen en pie. Y ya con 68 años, puedo afirmar absolutamente lo mismo que lo que decía a los 58 y hasta afirmar que siento placer por ser un tío inestable y que además, no tengo remedio ni lo tendré nunca.



















ESE VIEJO DEL ESPEJO

Claro que...
claro que cuando me miro en el espejo,
me siento como un ser un tanto extraño,
y siempre tengo que comprobarme de cuerpo entero,
que sí... que soy yo el que me está mirando,
que sí...que soy yo y no soy el otro,
que sí... que soy yo,
sólo que soy yo pero mucho más viejo.
Que soy el yo auténtico que siempre he querido ser,
el yo genuíno,
el viejo pensador de ideas vanas,
el escritor que no dice nada... ese soy yo,
además de eso... soy...
el legendario cid campeador,
el beduíno que a veces se pierde por el camino,
el alquimista y altruísta,
y ese yo que yo describo... ese soy yo,
sólo que soy yo pero mucho más viejo.
No me sienta mal del todo
ese look de vaquero fumador de malboro,
ese cigarro sempiterno siempre entre mis labios,
y esa boca llena de humo y con esa sonrisa de pícaro socarrón
y como si nunca hubiera roto un plato.
No me sienta nada mal esa piel arrugada,
al revés,
parecen surcos de arados en un campo de trigo,
eso le da caché a mi cara
le da un aire a venerable sapiencia de roble añejo.
Si yo me miro de soslayo,
hasta me encuentro a gusto con mi cara,
es más, si veo de nuevo mi reflejo en el espejo,
y me fijo en que mis ojeras cuelgan como dos nidos de cigüeña
tengo que reconocer que las veo y las reivindico
y además juro...que les encuentro su encanto.
Ahora mismo delante de mi espejo mágico,
veo rasgos vagamente reconocidos,
veo señales de guerras y restos de mil batallas,
veo mi piel de estropajo duro y reseco,
y aún así...
me veo, me conozco y hasta me reconozco,
y por fin y con una sonrisa socarrona
y como si nunca hubiera roto un plato
me despido de ese viejo,
de ese viejo que vive...
que vive detrás del espejo.
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EL INSTINTO

Hay momentos para escuchar, como hay momentos para cagarse en todo. Hay momento de disfrutar a solas o en compañía y hay otros, de volver a cagarte en todo. Y una de cal y otra de arena, una caricia y una hostia bendita, pero por lo que yo veo, siempre gana el lado malo. Porque somos más malos que buenos y no hay equilibrio posible, por dentro nos corroe la maldad, solo que la reprimimos y nos callamos a tiempo. Porque muchas veces el primer pensamiento hacia una persona, es simplemente, desgarrador y es como si llevaras dentro a un perro rabioso y el perro ladra pero no muerde y no muerde porque tú no le dejaste morder.
Pero ese primer pensamiento es un mecanismo de defensa transmitido de generación en generación. No conoces a esa persona y por tanto desconfías y desconfías por ese instinto. Porque la desconfianza la llevamos marcada en los genes y en el ADN. Y desconfía y acertarás, desconfía y nadie te sorprenderá y mil dichos más que hay sobre el tema del desconfiar. Yo no quiero hacer apología de la desconfianza, pero quiero dejar claro cual es el punto de partida y ese es, que en esencia, somos desconfiados.
Después y con la educación y el crecimiento, vamos adquiriendo otros conocimientos y otros hábitos, que nos dan más seguridad para andar por la vida y por tanto vas bajando el dintel de la desconfianza y ya no vas tanto de perro rabioso, pero tampoco vas de ovejita tontita, pues en primera instancia sigues siendo desconfiado, solo pasa que ahora estás más domado. Y entonces dejas pasar un tiempo y te dices, éste tío es un gilipollas de mierda, pero dejaremos pasar ese tiempo de tregua y para comprobar que realmente el tío, es un gilipollas de mierda. No siempre es así, pues a veces metes la pata, pero son pocas veces comparadas con las acertadas. El instinto primitivo pocas veces falla y yo soy un tío que vive dentro de mis instintos y por tanto soy un perro instintivo pero nunca seré un perro obediente que se dedica a lamer culos. Pero me supongo, que como en todo, hay un punto intermedio.


















OTRO DERECHO PISOTEADO

Y hoy es Martes y día 15 de Julio y tuve que ver el calendario para saber el día numérico que era en concreto y esto es el primer síntoma de estar de vacaciones, no saber el día en que estás. El segundo, es no saber la hora del día y sólo guiarte por si es de día o si es de noche. El tercero, es no saber el día de la semana, cosa muy fácil para mí, pues estoy acostumbrado a no saberlo, lo digo por mi trabajo, pues no se respetan los fines de semana y da igual que sea lunes que viernes o domingo. El cuarto, tendría que ser el poder olvidarte de como te llamas ni en donde trabajas, pero por desgracia yo nunca llegué tan lejos.
Las vacaciones debían ser una sucesión de días y de noches y una sucesión de hechos y cuanto más surrealistas sean estos hechos, mejor para el cuerpo. Vamos, de ir de lo que te pide el cuerpo y si el cuerpo te pide reflexión profunda, pues a un Monasterio y si te pide jarana toda loca, pues a bailar sevillanas en la feria de Sevilla. Lo demás ya vendrá de prestado o ya viene en el kit de las vacaciones: los bonitos paisajes, los lugares entrañables, las miradas tiernas, las caricias entre las flores, un poema y un verso, un libro interesante y unos guantes de boxeo (por si acaso hay pelea).
Las vacaciones.... las vacaciones que ahora son un lujo, pues ya dejaron de ser un derecho, por lo menos es así en mi caso. Si yo quiero vacaciones las mando por escrito, pero...pero...pero me las darán enteras si yo cubro las mismas guardias a otro compañero, por tanto en mi caso, las vacaciones no son un derecho y son un intercambio de guardias. Pues esto que se ve tan sencillo, en su tiempo yo lo dije al resto de mis compañeros y fue como predicar en el desierto. Ni puto caso y éste tío debe estar medio loco y ya está, ya está otro derecho pisoteado.
Años más tarde, como 8 o 9 años, se consiguió por fin, el derecho a tener unas vacaciones como toca. Años ha costado.


















EL PORQUÉ


Hoy no sabía si directamente agobiarme o esperar un rato y decidí esperar un rato y ver si se me pasaba toda la tontería. Y después de hacer unas cuantas cosas, la tontería pasó, pues tal como va pasando la vida... fue pasando la tontería. Porque es verdad que a veces te ahogas en un vaso de agua y ante un pensamiento negativo te hundes como el Titanic. Claro que hay otras veces en que las cosas te resbalan y puedes ponerte al mundo por montera y puedes decir que sí o que no a todo, pues al fin y al cabo, da igual lo que te digan o de lo que de tí opinen.
Pues hoy me dió por empezar el día ahogándome en un vaso de agua, aunque aquí en éste pueblo, da igual que te ahogues o que te envenenes, el agua y como ya dije, es agua de poza negra y si te la bebes te entra la Lepra o la Disentería más loca que se desintegrará el ano y la almorrana si la tienes. La verdad es que me comía el coco por si me estaba pasando algo y me tuve que resetear de arriba abajo. Estaba entero y no me faltaba un brazo ni una pierna, la cabeza estaba en su sitio y no me estaba dando vueltas a toda hostia, lo mismo que le pasaba a la niña del exorcista. O sea que estaba entero físicamente, pero no anímicamente. El ánimo lo tenía a la altura del carajo o sea bajo mínimos y lo peor era... no saber porqué.
Pero a veces el porqué está a la vuelta de la esquina y entonces me crucé con él y me lo explicó todo. Resulta que a mí no me pasa nada, salvo que estoy cansado, profundamente cansado y eso altera el ánimo y el ego. El porqué además de esto, me comentó que el punto G del asunto, estaba solamente en descansar y en salir de ésta Isla (a veces, la Isla agobia y por el hecho tan simple, de porque es Isla). Salir primero y descansar, después. Y por último me dijo que el ánimo estaba en horas bajas, pero que no estaba hundido del todo y en cuanto le diera un poco de vidilla, seguro que el ánimo volvería conmigo. O sea que gracias al porqué, ya se me aclaró el día.



















LISTA NEGRA


Mientras esperaba la llegada de mi hijo, ví pasar de nuevo al cojo de ayer y tampoco hoy logré reprimir mis malos pensamientos hacia él. Mi primer pensamiento, fue colocarle una cáscara de plátano debajo se su pierna buena y menuda hostia se metería. Menos mal que salió mi ángel bueno y me echó una bronca que no veas: ¡que si era un sádico, un animal sin escrúpulos, una mala bestia inmunda! y la verdad, que no me quedó otro remedio que reconocerlo, soy un animal con muy malas ideas. Después pensé, en que si el cojo sabía que había escrito sobre él y por si acaso, lo miré de soslayo y como escondiéndome un poco. Pues corren tiempos malos para mantener secretos u opiniones personales, sobre todo, si esas opiniones son impresentables (como es el caso).
Me acuerdo cuando llegué a Chiclana (Cádiz), hará como 18 años, me llamó la atención unas pintadas que proliferaban por todo el pueblo y hablaban de la Nasa, decían más o menos: "no escucháis el zumbido en vuestros oídos, la Nasa nos está espiando" y más frases parecidas y sobre el mismo tema. Y yo pensaba; es simpático el colgado éste, pero eso no se lo cree ni él. Vamos, que para mí era un iluminado en pleno brote psicótico o en plena fase maníaca. ¿Y ahora?, ahora pienso que tenía más razón que un santo, que realmente nos espían, nos espía la CIA, la NASA, los satélites y hasta el mismo Obama desde el mismo Capitolio. Todos nos espían en un contubernio universal y judeo masónico y entonces, ahora ¿quién es el colgado o el iluminado o el simpático loco?.
Ahora ya sabemos que nos espían y que leen nuestro correos y las páginas web y todo lo que escribas por internet. Claro que entre tantos de miles de millones de personas, tendrán frases de alarma, por eso de ir descartando, sino no veas y por ejemplo, yo creo que les saltará la alarma, si ahora me cago en Obama o en Trump, o digo, Yanquis asesinos, ya está, ya estoy fichado. O a lo mejor su método es con palabras clave, palabras que hacen poner en rojo su botón de alarma, su botón de posible terrorista. Y voy a probar con algunas posibles: Bin Laden, Torres Gemelas, 11-S, armas de destrucción masiva o armas químicas o aviones cargados de bombas, o Vietnam, o Corea del Norte. Hay tantas palabras clave en el espionaje yanqui que se podía escribir un libro sobre ellas. Pero bueno con éstas me llegan para estar ya y desde ya, en la lista negra.
Ésta noche, cuando una nube tape la luz de la luna, vendrá a Es Castell (Menorca) o sea a mi pueblo, un helicóptero Apache y de él descenderán unos hombres vestidos de negro y enfundados con aparatos de visión nocturna. Se meterán en mi casa y me llevarán a Guantánamo. Si mañana no escribo nada, ya sabéis lo que me ha pasado y quedáis advertidos y allá vuestras conciencias, vuestras conciencias de inocentes corderitos.





















CIUDADANOS DEL MUNDO

Nos aconsejan los sabioncillos que hay por el mundo, que es conveniente rotar. Ellos dicen que sí, que hay que ver las cosas desde todos los ángulos posibles y así podrás opinar con mayor seguridad. Y cada 10 años tendríamos que cambiar de pueblo o de ciudad y digo 10 años, como podían ser 5 o 20 años (pero la cifra de 10, me gusta más). Todos rotando como hace la Tierra alrededor del Sol y con eso quiero decir que ya rotamos sin movernos del sitio, pero yo voy más allá y apoyo mi enmienda a la totalidad, que es la de rotar de verdad. Porque yo incluyo que nos movamos enterándonos de que nos movemos y hasta se podía llamar a eso que yo digo, una rotación dinámica.
Para avanzar hay que moverse y si te mueves es que cambias de sitio y eso se llama, dinamismo y todo se reduce a que hay que cambiarse de sitio, sin más. O sea, que en la vida nunca paras y siempre estás en movimiento, dinámica pura y dura, dinámica por la que nunca paras de avanzar. Y quién quiera quedarse en el mismo sitio donde nació, que pague un canon especial y por parásito social y mental. Si el mundo es nuestro, hay que demostrar que lo es y conocer sus fronteras, sus bordes, sus acantilados, sus ciudades, sus selvas insondables. Así nos olvidaríamos del marisco de donde yo nací o del chorizo y del jamón de bellota de mi querido pueblo gaditano.
Siempre dispuestos a probar de todo, siempre dispuestos a conocer. Porque lo que si es cierto, es que el día en que ya no queramos conocer más, cuidado porque al día siguiente seremos muertos vivientes. La fuente del conocimiento nunca se puede acabar y por ejemplo, si tienes la mala suerte de que te entierren en una caja pino, podrás ir conociendo hasta los gusanos que te van a devorar. Tú, gusano Manolito , tú cómeme el pito y tú gusano Paco, cómeme el sobaco. El conocimiento no muere, solo se transforma y nosotros solo somos su envoltorio de andar por la vida. Pero ante todo somos ciudadanos del mundo mundial y por ahí es por donde debemos empezar.
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El fenómeno de la idiotez. Por Umberto Eco y Jean-Claude Carriere.

Dos intelectuales, dos amigos, el semiólogo italiano Umberto Eco y el cineasta francés Jean-Claude Carrière, quienes compartían una profunda pasión por los libros, se reunieron durante varias sesiones -tanto en el apartamento parisino de Carrière como en la casa de campo de Eco en Monte Cerignone- para dialogar sobre sus experiencias profesionales.
El fragmento que publicamos en estas páginas forma parte del capítulo en el que estos dos grandes intelectuales se dedican a desmenuzar el fenómeno de la idiotez, sus consecuencias y, por ende, su peligrosidad en el mundo contemporáneo.
Umberto Eco: En uno de mis libros hacía yo una distinción entre el imbécil, el cretino y el estúpido. El cretino no nos interesa porque es un individuo que en lugar de llevarse la cuchara a la boca se la lleva a la frente; no nos interesa porque es aquel sujeto que no entiende lo que le estás diciendo. Su caso es sencillo. Por el contrario, la imbecilidad es una cualidad social y, en lo que a mí respecta, también puedes llamarla de otro modo, dado que para algunos "estúpido" e "imbécil" son términos que se refieren a la misma cosa. El imbécil es aquel que siempre, llegado el momento, se le ocurrirá decir exactamente lo que no debería decir. Es el autor de metidas de pata involuntarias. Por el contrario, el estúpido es diferente; su déficit no es social sino lógico. A primera vista, tal parece que razona de una manera correcta; y resulta muy difícil darse cuenta, de inmediato, que esto no es así. Por eso es peligroso. (...) Te pongo un ejemplo. El estúpido dirá: "Todos los habitantes del Pireo son atenienses. Todos los atenienses son griegos. Por lo tanto, todos los griegos son habitantes del Pireo". Te asalta la duda de que algo no está funcionando bien porque sabes que existen griegos de Esparta, por ejemplo. Pero eres incapaz de explicar, expeditamente, en dónde y por qué el estúpido se ha equivocado. Tendrías que conocer muy bien las reglas de la lógica formal. Eso es, creo que deberíamos ocuparnos específicamente del estúpido.
Jean-Claude Carrière: Yo creo que al estúpido no le basta con equivocarse. Afirma claro y fuerte su error, lo proclama a los cuatro vientos, quiere que todos lo escuchen. Es sorprendente ver lo estridente que es la estupidez. "Ahora sabemos por fuentes fidedignas que...". Y le sigue una garrafal sarta de estupideces.
UE: Tienes toda la razón. Si empiezas a afirmar con insistencia una verdad común, trivial, de inmediato se transforma en una estupidez...
JCC: Flaubert dice que la estupidez consiste en querer sacar conclusiones. El imbécil quiere llegar, por sí solo, a soluciones perentorias y definitivas. Le gustaría ponerle fin de una vez y para siempre a los argumentos. Pero esta estupidez, que de ordinario es percibida como una verdad por un cierto tipo de personas, para nosotros ha sido, en el transcurso de la historia, extremadamente instructiva. Ya habíamos dicho que la historia de la belleza y de la inteligencia, únicos temas a los que hemos limitado nuestra educación, tan sólo constituyen una ínfima parte de la actividad humana. Quizá sería necesario pensar y, por otra parte, tú ya lo estás haciendo, en una historia general del horror, de la ignorancia, así como de la brutalidad. (...)
UE: Después de lo que has dicho, me parece que la estupidez es un poco diferente a la estulticia. Se puede ser un estúpido sin llegar a ser por completo una "bestia". Ser, por casualidad, un estúpido. (...) Un caso de epifanía de la imbecilidad (en el sentido en el que yo la entiendo) nos lo ofrece James Joyce cuando refiere una conversación con míster Skeffington: "Me enteré que ha muerto su hermano", dice Skeffington. "Y solamente tenía diez años", le responden. "En todo caso es doloroso", responde Skeffington.
JCC: A menudo, la estupidez está muy cercana del error. Fue mi pasión por la imbecilidad la que hizo que me ha acercara a tu investigación sobre los falsos. Aquí tenemos dos recorridos rigurosamente ignorados por la enseñanza. Cada época posee, por una parte, sus verdades, y por la otra, a sus notorios imbéciles, enormes, pero se asume la tarea de enseñar y de transmitir únicamente la verdad. De alguna manera se filtra la estupidez. Sí, existe lo "políticamente correcto" y lo "inteligentemente correcto". Dicho de otra manera, una buena manera de pensar. Lo queramos o no.
UE: Es el test del papel tornasol que nos permite verificar si estamos ante la presencia de un ácido o de una base. Si existiese un papel tornasol para estos casos, podríamos saber, de vez en vez, si estamos ante la presencia de un estúpido o de un imbécil. Pero regresando a la relación que estableces entre la estupidez y lo falso: lo falso no es, por fuerza, expresión de estupidez o de imbecilidad. Simple y sencillamente es un error. Tolomeo creía, de buena fe, que la Tierra no se movía. Cometía un error por falta de información científica. Pero podría ser que el día de mañana descubramos que la Tierra no gira alrededor del Sol y entonces tendremos que rendirle un homenaje a la sagacidad de Tolomeo. Obrar de mala fe significa decir lo contrario de lo que se considera verdadero. Pero nosotros siempre cometemos nuestros errores en buena fe. Por lo tanto, el error recorre toda la historia de la humanidad; afortunadamente, si no seríamos dioses. La noción de "falso", que he estudiado, en realidad es muy sutil. Existe lo falso, que debe ser idéntico (en el sentido leibniziano del término) a su modelo. Quienes presentan un falso como si fuese verdadero, a sabiendas de que no lo es, obra de mala fe, y engaña. Tenemos, además, el razonamiento falso de Tolomeo, que hablando en buena fe, se equivoca. Tolomeo no era un falsario porque en verdad creía que la Tierra no se movía.
JCC: Esta precisión no nos facilita nuestro esfuerzo de definición: Picasso decía que él podía pintar picassos falsos. También se vanaglorió de haber pintado los mejores picassos falsos del mundo.
UE: De Chirico también confesó que había pintado falsos de chirico. Y debo confesar que también yo he realizado falsos eco. Una revista satírica italiana, una especie de "Charlie Hebbo", preparó un número especial de Il Corriere della Sera a propósito de la llegada de los marcianos a la Tierra. Evidentemente se trataba de una noticia falsa. Me pidieron un falso artículo firmado por mí, como parodia de Eco.
JCC: Es una manera de salir de sí mismos, de la propia carne, del propio oficio. Y también de la propia cabeza.
UE: Pero, ante todo, es una forma de criticarse, de poner entre comillas nuestros lugares comunes, porque eran precisamente los lugares comunes los que yo debía repetir para realizar "un falso eco". El ejercicio que consiste en producir un falso de sí mismos es, por lo tanto, muy sano.
JCC: Lo mismo sucede para esta pesquisa sobre la estupidez que nos ha ocupado por algunos años. Se trató de un prolongado periodo en el que Bechtel y yo sólo leíamos, incansablemente, libros muy pero muy malos. Expurgábamos los catálogos de las bibliotecas, y la mera lectura de ciertos títulos ya nos daban una idea del tesoro que nos esperaba. Cuando descubres, en tu lista, un título como "De la influencia del velocípedo en las buenas costumbres", puedes estar seguro de que encontrarás miel.
UE: El problema se presenta cuando un loco interfiere en tu vida. Como ya lo he dicho, realicé una investigación acerca de los locos que son publicados en la vanity press (editoriales en las que los autores pagan por publicar. N. de la T.), y para mí era evidente que yo estaba resumiendo sus ideas con total y absoluta ironía. Ahora bien, algunos de ellos no percibieron la ironía y me escribieron para agradecerme que hubiera tomado en serio su pensamiento. Lo mismo sucede con El péndulo de Foucault, que arremetía contra los fanáticos del complot y del ocultismo y que suscitó en ellos algunos casos de manifestaciones de entusiasmo totalmente inesperadas. Todavía recibo (o mejor dicho: mi esposa o mi secretaria, que son las que las filtran) llamadas de teléfono por parte de un maestro de los Templarios. (...)
Dicho esto, la dificultad para decidir si alguien es un cretino, un estúpido o un imbécil se deriva del hecho de que estas categorías representan tipos ideales, son unos idealtypen, como dirían los alemanes. Pero la mayoría de las veces encontraremos en un mismo individuo una mezcolanza de las tres actitudes juntas. La realidad es más compleja que esta tipología. (...)
JCC: En efecto, la primera cosa que se descubre estudiando a la estupidez es que también nosotros somos unos estúpidos. Es evidente. No se puede tratar impunemente a los demás como si fuesen unos estúpidos, si uno no se da cuenta de que su estupidez es un espejo para nosotros. Un espejo permanente, preciso y fiel.
UE: Caemos en la paradoja de Epiménides, que dice que todos los cretenses son mentirosos. Ya que él es de Creta, entonces también él es mentiroso. Si un imbécil te dice que todos los demás son imbéciles, el hecho de que él sea imbécil no impide que acaso te esté diciendo la verdad. Si luego agrega que todos los demás son imbéciles como él, entonces da prueba de inteligencia. Por lo tanto, no es imbécil. Porque los verdaderos imbéciles solamente se pasan la vida olvidándose de que lo son.
También existe el riesgo de caer en otra paradoja, que ha sido enunciada por Owen. Todas las personas son imbéciles, excepto tú y yo. Pero también tú, a decir verdad, si lo pienso bien...
JCC: Nuestra mente es delirante. Todos los libros que coleccionamos, tú y yo, testimonian una dimensión realmente vertiginosa de nuestro imaginario. Es particularmente difícil distinguir la divagación y la locura, por una parte, y la imbecilidad por la otra.
UE: Otro ejemplo de estupidez que me viene a la mente es el de Nehaus, autor de un pamphlet sobre los Rosacruces escrito en la época en la que, hacia 1623, la gente quería saber si realmente existían o no. "El sólo hecho de que nos escondan su existencia es la demostración de que existen", afirma este autor. (...)
Y para concluir, otra historia. En nuestras sociedades, en las que el problema del trabajo se le plantea a todos por igual, algunas personas están redescubriendo a los trabajadores manuales. A menudo, cuando he hecho uso de sus servicios, me sucede que al leer mi nombre en la tarjeta de crédito manifiestan conocer el oficio al que me dedico; y creo que esos mismos artesanos, hace 50 años, no habrían tenido la más mínima noticia acerca de mis libros. Por lo tanto, muchos trabajadores manuales de hoy en día, antes de dedicarse a un oficio manual, completaron su formación superior. Un amigo me contaba que un día, junto con un colega filósofo, tuvo que coger un taxi que lo llevara de la universidad de Princeton a Nueva York. El chofer, en la narración de mi amigo, era un oso cuyo rostro estaba completamente cubierto por largos vellos hirsutos. Éste da inicio a la conversación para saber un poco con quiénes estaba tratando. Ellos le dicen que imparten clases en Princeton. Pero el chofer quiere saber más. El colega, un poco fastidiado, le dice que se ocupa de las ontologías regionales y de la epojé fenomenológica, y el chofer lo interrumpe diciendo: "Ah, ¿usted quiere decir Husserl, no?". Se trataba, naturalmente, de un estudiante de filosofía que trabajaba como taxista para pagarse los estudios. Pero en otra época, un taxista que conociese a Husserl era una especie absolutamente rara. En la actualidad ustedes se pueden topar con un taxista que escuche música clásica y que a mí me plantee preguntas acerca de mi último trabajo semiótico. No es algo del todo surrealista.
JCC: En su totalidad, son noticias positivas, ¿no?
UE: Podemos insistir en los progresos de la cultura, que son manifiestos y que tocan categorías sociales que antes estaban excluidas de ella. Pero a la vez, cada vez hay más imbecilidad. No porque en el pasado los campesinos se quedaban callados esto quería decir que eran tontos. Ser cultos no significa, necesariamente, ser inteligentes. No. Pero en la actualidad todas estas personas quieren hacerse notar y, fatalmente, en algunos casos sólo logran hacernos sentir su imbecilidad. Por lo tanto, podríamos decir que la imbecilidad de un tiempo no se exponía, no se hacía reconocer, mientras que ahora ofende nuestros días.






















Quiero regresar a mi playa


 


Quiero regresar a mi playa

que debería estar tan vieja como lo estoy yo

solo pasa...que no lo está

pero también es verdad

que no es la misma playa que antes

le arrancaron pinos de sus entrañas,

le extrajeron toneladas de fina arena,

se montaron un paseo de cemento sobre las dunas

le añadieron bares y chiringuitos

y lo siento... 

pero ya no es la misma postal.

La marea sube y baja más o menos igual

y cuando baja deja al descubierto el vientre húmedo de la arena 

y cuando sube hace que aquella inmensa playa

se quede en un estrecho dedo de arena.

Y no

no son iguales

y eso que intento que dentro de mi cabeza se igualen

pero al final,

no consigo hacerlo, 

me faltan pinos, toneladas de arena

y el olor a alga que ha vomitado el mar.










































"La paciencia de la araña", Andrea Camilleri

"Si lo piensas bien, los detalles que nos parecen esenciales pierden más el perfil y se desenfocan cuanto más los examinamos".

















 

Son las 5 de la mañana

Son las 5 de la mañana
y algo da vueltas dentro de mi cabeza,
puede que sea el insomnio que me bordea,
ese señor que nunca duerme
y que va y viene
y que entra y sale
y que nunca cierra la puerta
o también pueden ser los fantasmas de mi casa
pueden que estén jugando al escondite con mis neuronas,
yo que sé,
yo solo sé que son las 5 de la mañana
y que hoy ya no es hoy,
es mañana
y será otro día de esconderse bajo suelo.




























Yo, si viviera en otra tribu

 Yo, si viviera en otra tribu con distinto nombre y con otros apellidos sería el puto amo de mi mundo andaría por las aceras de mi pueblo ve...