EN LA OTRA ORILLA (Gata Cattana)



"Enfrentarme a un nuevo mundo es duro
pero es más duro no tener futuro
y ver que no puedes dar pan a los tuyos.
Nunca tuve nada que fuera mío,
ni siquiera la certeza de comer.
En vuestros cines me dijisteis
que esta era la tierra del pan y la miel,
así que... ¿qué iba a hacer?
Ponte en mi piel.
¿Qué más podía hacer? Tuve que marchar.
¿Qué más podía hacer? Buscaba dignidad.
La miseria insoportable en compañía.
Ayer pude ver cómo la bandera de la paz se desteñía.
Aún puedo ver a mi madre
fingir tener comida en la cocina;
en algunas partes del mundo el dolor es rutina.
El agua del mar donde se ahogó mi padre,
la luz del faro confirma el éxodo de la tierra madre.
Pasea conmigo por la calle de la amargura
y verás grandes valores, llamados ilegales, hechos miniatura.
¿Crees que es fácil esquivar Nacionales?
¿Sabes lo mal que estás si no tienes papeles?
¿Crees que exijo demasiado cuando pido a un policía llamarme de usted?
¿De verdad lo crees?
Las pateras no son noticias que ves en la tele.
Hay historias detrás y el viaje duele".

(En la otra orilla - Gata Cattana)

YO TE CUIDARÉ

 



Yo te cuidaré.

Pondré sábanas limpias sobre la vieja cama.
Doblaré la almohada 
bajo tu hermosa nuca.
Te inundaré con el tacto de mis entrañables caricias
y te recitaré hermosos versos hasta la madrugada
y entre tanto y más, 
haremos el amor iluminados por la luna.

No te olvides de lo que te digo,
yo te cuidaré todos los días y día a día
te haré desayunos de zumos exóticos,
pondré estrellas sobre la colcha de la cama,
y dormiré abrazado a tu esqueleto
como un naufrago a su salvavidas.

Y en las noches más frías y más gélidas,
encenderé la estufa dentro de tu cuerpo.

Por favor no te duermas,
no te duermas todavía,
saquemos el jugo exquisito de nuestros cuerpos
 exprimiéndolos como dulces mandarinas,
y dejemos que el viento se lleve su delicado olor de azahar,
ese mismo olor que sólo tienen dos cuerpos que se quieren
y dejemos que el ambiente se vicie 
y se enturbie y se espese como la densa niebla de la mañana.

Después,
 volvamos a hacer el amor sobre la alfombra,
así y hasta fundirnos  en un sólo ser,
o simplemente, 
quedarnos en dos seres que se han querido
y hasta que temblemos al amanecer.

SOSPECHOSOS (Irene Vallejo)


 


 

ESE PEQUEÑO YO



Ese pequeño yo 

que llevo dentro,

 a veces se agranda de tal manera

que me hace sentir 

como que algo grandioso crece dentro mí.


Sudo y sale por mis poros a borbotones.

Hablo y se acompaña de verbos y palabras desahuciadas.

Estornudo y se dispersa en minúsculas gotas

de saliva, aire y ganas de vivir.

Quiero y se hace corazón que late por su cuenta y riesgo.


Ese pequeño yo

que tengo dentro,

conoce mis puntos débiles,

sabe de mis penas y de mis glorias,

conoce mis esquinas preferidas

y donde me encantaría saltar charcos

y así, como evitar algunos demonios.


Mi pequeño corazoncito

hecho de músculo fuerte y apasionado,

además de poseer válvulas y pilares,

es claro, es sincero,

si quiere es que está desbordado,

y si ama es porque se ha enamorado.


SÍ O SÍ


 
Quizá llegue un día en que nos podamos entender,

podía ser en un día del mes de abril,

podía ser en un miércoles 15 de abril,

...15 de abril entre aguas mil y olores a jazmín.

Un día entre azules crecientes y mares ardientes,

con espadas en alto y carnes abiertas al sol.

Un día o noche entre el gato negro del tejado

y el perro hambriento de la calle.

Un día entre mis bostezos somnolientos

y éste atardecer de encantamiento.


Además, tengo que decirte en éste 15 de abril

que entre mis quimeras y las tuyas,

hay espacios en blanco y en tierra de nadie

que se parecen a los descampados de mi barrio,

tierra, hormigón, malas hierbas y una jauría de plásticos

y piedras que podían servir de misiles balísticos.

Hay también un cruce de calles que nunca se acabó del todo.

Hay una alameda con una hermosa arboleda toda despeinada.

Hay una manzana de viejos edificios que van enseñando sus huesos.

Hay una parada de bus sin marquesina

pero con dos grandes piedras donde la gente se sienta

y no dice nada.


Entre los dos,

apenas hay uno o dos kilómetros de distancia,

hay un bar que está en una curva

por eso, se llama bar "La Curva"

hay también un apeadero

todo derruido y desvencijado

y una antigua estación de tren

que después sirvió de chutadero

y por eso, florecen las jeringuillas como margaritas,

y que ahora es un nido de ratas todo putrefacto y maloliente.


Tú estás como a tiro de piedra

pero como yo no soy piedra

y como tú no eres hiedra,

nos hemos quedado sin vínculo.

Yo por mi parte,

seguiré creciendo con la luna.

Y tú por tu parte,

seguirás diciendo

que en otra era y en otro momento,

quizás sí o quizás no...


Lo que a mi me queda muy claro

es que nos veremos en el infierno,

y sí o sí...

EL PRIMER RAYO DE SOL

 




          El primer rayo de sol de España y como todo el mundo sabe o debía saber, sale por mi pueblo, Es Castell (Menorca) y por la puerta metálica del muelle de Cales Font, que es y me supongo que es la verdadera puerta del sol de ésta España tan nuestra y tan extraordinariamente compleja.

      Antes, el sol salía por Antequera y se ponía por las Islas Cíes (Vigo). En cambio ahora, el sol nace por Es Castell y se pone igualmente, por mis queridas y amadas, Islas Cíes. Pienso que lo realmente bonito del sol en esta Isla, es su salida, su despertar desgreñado y amodorrado, su espléndido amanecer que tiñe de rojo-naranja esa franja en que se besan el mar, el cielo y a veces, la luna. Es impresionante ver como la luz del sol se va extendiendo en forma de manto claro y despampanante y que al mismo tiempo, una mano invisible va encendiendo poco a poco todas las bombillas del cielo.

    No desprecio y para nada, los atardeceres, son preciosos. Pero yo tengo grabado en mi retina y a cincel y martillo mi atardecer preferido: los atardeceres de mi ría de Vigo, cuando el sol se acuesta sobre las Islas Cíes. En mi vida he visto atardeceres más bonitos. Si a ello sumamos, que cuando acampábamos entre los pinares de las Islas Cíes y para después trepar hasta el Faro (que estaba en el punto más alto) y quedando nuestros pies colgando sobre un hermoso acantilado con vistas grandiosas a un Atlántico infinito. Pues allí sentados en su borde, hacíamos piña y pasando de mano en mano esos canutillos compartidos. Pues se veía la puesta del sol y también se iba más lejos...y haber quien era el guapo que vislumbraba el afanado rayo verde.

    Yo en estado, digamos que normal, nunca llegué a ver ese rayo verde. Pero en estado de alucinación y colocado hasta los huesos, pues creo que sí, bueno yo y todos los que compartíamos ya se sabe qué. Esta era una regla de tres, a más mandanga fumada, más rayos verdes se veían. Es curioso, pero esta moda, también se estilaba en la zona de Cádiz (otro trozo de mi alma). Sólo que allí y dada la calidad del costo o hachís (el moro está a dos pasos), el rayo verde siempre se veía con más grueso pero menos nítido. Podía ser verde, naranja, amarillo y que más daba el color que tenía el asunto  y el asunto era que todo al final se convertía en negro y tan negro del ciego que te pillabas.

                      Pues eso, volviendo a la Isla y a sus amaneceres rojos, como dice una amiga que gusta de bañarse a las siete de la mañana, la vida en el mar se hace de noche. Y ¡!es verdad!!. Yo creo que los humanos cooperamos a ello, aportamos nuestro granito de arena, sino que alguien se sumerja en el mar de noche y de día, y establezca una comparativa y así verá que en la noche todo es quietud y paz (a nuestro oído los peces no hacen ruido) y en el día todo es ruido, ruidos de motores, de risas, de gritos...Sí, nosotros cooperamos a que nuestros peces sean insomnes, les hicimos cambiar su ciclo de vida. A veces, es verdad que pescamos a pleno día, pero yo creo que éstas capturas, son de peces empanados que aún no llegaron a su casa o están bajo los efectos de una noche de juerga o sea, de resaca.

                    No añoro el mar, sino el Océano. Añoro sus mareas vivas de agosto en el Océano Atlántico, esas mareas más altas y más bajas que nunca, la arena mojada y bañada por el mar, el brillo que emite, la gama de colores y tonos y el olor a algas que va dejando el mar. Dicen que es olor a yodo, yo nunca olí el yodo o sea que para mí, huele a algas y las algas huelen a mar y punto.

                    También es verdad que añoro la montaña, sus cimas, sus ruidos, sus árboles, su frescor veraniego, sus cencerros, su cielo, sus estrellas, sus colores,... Lo de sus colores ya es patológico, toda mi vida amé los colores otoñales.
 Los  colores de sus hojas caducas que anuncian su despedida tiñéndose de ese amarillo-ocre-rojizo, que hace contraste con el verde de la hierba fresca y húmeda, siempre salpicada de hojas caducas amarillentas y ocres. Y no podía faltar, el olor a tierra mojada.

                   Y que decir tiene, los ríos. ¿dónde están los ríos en ésta Isla?. Aquí están muy muy lejos, tan lejos que aquí no existen. Nunca pensé que echaría de menos un río, siempre los tuve de mano en mi Galicia natal, pero allí era más de mar que de río. Pero ahora sí, sí que necesito un río, un río del Norte, de aguas frías y frescas, de cauce abrupto, sinuoso y ruidoso, con su silueta delimitada por filas de arbustos que se inclinan ante su presencia. Busco con tesón un rincón tranquilo del rio, donde pueda escuchar sus sonidos: los pájaros, el viento y el murmullo de sus aguas. Así me dejo llevar y tal cual me quedo medio dormido, pues en éste estado de shock me quedo relajado y muy tranquilo.

        "En Menorca vivo, y la llevo en el alma. Pero los otros trozos los tengo en Cádiz y en Vigo". Es decir, mi alma está partida en tres pedazos.




CUENTOS EN VERSO PARA NIÑOS PERVERSOS (Roald Dahl). LOS TRES CERDITOS


LOS TRES CERDITOS
El animal mejor que yo recuerdo
es, con mucho y sin duda alguna, el cerdo.
El cerdo es bestia lista, es bestia amable,
es bestia noble, hermosa y agradable.
Mas, como en toda regla hay excepción,
también hay algún cerdo tontorrón.
Dígame usted si no: ¿qué pensaría
si, paseando por el bosque un día,
topara con un cerdo que trabaja
haciéndose una gran casa... de PAJA?
El Lobo, que esto vio, pensó: Ese idiota
debe de estar fatal de la pelota...
¡Cerdito, por favor, déjame entrar! .
¡Ay no, que eres el Lobo, eso ni hablar!
¡Pues soplaré con más fuerza que el viento
y aplastaré tu casa en un momento!
Y por más que rezó la criatura
el lobo destruyó su arquitectura.
¡Qué afortunado soy! ‑pensó el bribón.
¡Veo la vida de color jamón!
Porque de aquel cerdito, al fin y al cabo,
ni se salvó el hogar ni quedó el rabo.
El Lobo siguió dando su paseo,
pero un rato después gritó: ¿Qué veo?
¡Otro lechón adicto al bricolaje
haciéndose una casa... de RAMAJE!
¡Cerdito, por favor, déjame entrar!
¡Ay no, que eres el Lobo, eso ni hablar!
¡Pues soplaré con más fuerza que el viento
y aplastaré tu casa en un momento!
Farfulló el Lobo: ¡Ya verás, lechón!
y se lanzó a soplar como un tifón.
El cerdo gritó: ¡No hace tanto rato
que te has desayunado! Hagamos un trato.
El Lobo dijo: ¡Harás lo que yo diga!
Y pronto estuvo el cerdo en su barriga.
No ha sido mal almuerzo el que hemos hecho,
pero aún no estoy del todo satisfecho,
‑se dijo el Lobo‑. No me importaría
comerme otro cochino a mediodía.
De modo que, con paso subrepticio,
la fiera se acercó hasta otro edificio
en cuyo comedor otro marrano
trataba de ocultarse del villano.
La diferencia estaba en que el tercero,
de los tres era el menos majadero
y que, por si las moscas, el muy pillo
se había hecho la casa... ¡de LADRILLO!
¡Conmigo no podrás!, exclamó el cerdo.
¡Tú debes de pensar que yo soy lerdo!
‑le dijo el Lobo‑. ¡No habrá quien impida
que tumbe de un soplido tu guarida!
Nunca podrás soplar lo suficiente
para arruinar mansión tan resistente,
le contestó el cochino con razón,
pues resistió la casa el ventarrón.
Si no la puedo hacer volar soplando,
la volaré con pólvora... y andando,
dijo la bestia, y el lechón sagaz
que aquello oyó, chilló: ¡Serás capaz!
y, lleno de zozobra y de congoja,
un número marcó: ¿Familia Roja? .
¡Aló! ¿Quién llama? ‑le contestó ella‑.
¡Guarrete! ¿Cómo estás? Yo aquí, tan bella
como acostumbro, ¿y tú? Caperu, escucha.
Ven aquí en cuanto salgas de la ducha.
¿Qué pasa?, preguntó Caperucita.
Que el Lobo quiere darme dinamita,
y como tú de Lobos sabes mucho,
quizá puedas dejarle sin cartuchos.
¡Querido marranín, porquete guapo!
Estaba proyectando irme de trapos,
así que, aunque me da cierta pereza,
iré en cuanto me seque la cabeza.
Poco después, Caperu atravesaba
el bosque de este cuento.
El Lobo estaba en medio del camino, con los dientes
brillando cual puñales relucientes
los ojos como brasas encendidas,
todo él lleno de impulsos homicidas.
Pero Caperucita ‑ahora de pie
volvió a sacarse el arma del corsé
y alcanzó al Lobo en punto tan vital
que la lesión le resultó fatal.
El cerdo, que observaba ojo avizor,
gritó: ¡Caperucita es la mejor!
¡Ay, puerco ingenuo! Tu pecado fue
fiarte de la chica del corsé.
Porque Caperu luce últimamente
no sólo dos pellizas imponentes
de Lobo, sino un maletín de mano
hecho con la mejor... ¡PIEL DE MARRANO!

EL BESO PERFECTO





El beso perfecto
es el beso que tú me has dado.
Es ese beso que brotó en la raíz de tus labios,
y que por fuerza de la gravedad se depositó en los míos.

Un beso entre lo divino y lo humano,
un beso de araña,
un beso suave y tierno,
un beso envuelto en aquellas fiebres de verano.

Ese beso perfecto
fue mi primer beso,
un beso apocado, tímido, inseguro,
un beso de temblores y con mezcla de sabores,
sabor a saliva con mucha adrenalina,
dulce por placer y amargo por miedo.

A partir de ese beso
sólo tuve una idea
y una fijación dentro de mi cabeza,
me dije que siempre y siempre...
perseguiría tus besos perfectos.

Por esa razón
aún hoy, te persigo,
y lo hago desde aquel día
en que me diste el beso perfecto,
y sin consciente de ello
sé que sigo buscando tus labios de almendra
y tu boca de planta carnívora.

Creo que desde ese beso,
estoy marcado y me puedo considerar como tu esclavo
y desde aquél extraño día
sueño y duermo en la comisura de tus labios,
y cada noche y antes de dormir,
le doy un beso al aire,
un beso que sólo es para ti,
y por supuesto,
para que caiga sobre la suave seda de tus labios. 

ÓXIDO (Hace menos de 1 año)

 



Parece que la pendiente hacia arriba se aplana
y que empieza el descenso en número de
contagios
y en número de muertos.

La cosa o el asunto empieza a coger otro color,
pero seamos prudentes
y no cantemos victoria antes de tiempo.
A lo largo de ésta semana se podrán confirmar estos datos
o no,
porque la cara oculta del bicho está por conocer,
y a lo mejor muta y se nos hace más bicho que nunca...

Aunque según los chinos,
con la aplicación de una encerrona bestial
y con otras severas medidas de aislamiento,
se puede ganar a la pandemia.
Claro, que cualquiera se fía de los chinos
y de su puto número de muertos,
Porque tiene que haber más, muchos más...
pero bueno, eso en china
se arregla con un congreso del su gran partido único
en donde se decidirá por unanimidad y porque no les queda otro
remedio,
que no eran muertos
y que todo formaba parte de un entrenamiento de enterramiento masivo,
Por si acaso y sólo por si acaso...

Por tanto, en eso mi querido Trump
va a tener usted su parte de razón
la competencia china es desleal,
pero la suya es simplemente bestial,
usted suprime la competencia de un plumazo,
su pueblo tiene 50.000 muertos por el coronavirus,
pero a usted sólo te preocupa la economía,
claro que con 22 millones de parados más,
la cosa huele a crisis y a ruina total
y de ésta no se libra ni dios,
vamos todos directos al agujero de la desesperanza, del
hambre y del miedo
ahora, tocan tiempos siniestros,
paro, caídas de sueldos,
pensiones más amenazadas que nunca,
derechos laborales más pisoteados, que nunca,
amenazas de despido estarán al día,
y todo se cubrirá de ese viejo óxido que conocemos todos,
óxido de la podredumbre y la ruindad.

UNA EXIGENCIA ELEMENTAL (Hace 1 año y en pleno primer brote)


 


¿Es posible apuntarse a las fuerzas del mal?
¿Es posible?

Tendremos tiempo de subirnos al carro de la maldad,
nos dejará respirar éste virus asesino
o como hoy en día hay teorías para todo,
entre ellas tenemos...
con tres aspirinas y un pequeño paseo diario
por la ribera de un río...

Yo os puedo asegurar y hasta ahí llego,
que no se arregla el tema problema,
que el virus asesino
seguirá campando a sus anchas,
y ya sean tres aspirinas
o tres polvos diarios
y sobre todo lo siento por mis paisanos gallegos...
ni con una empanada de mejillones o berberechos
se resolverá el tema.

De momento toca esperar
y no vendría nada mal,
que nos hicieran pruebas de una puta vez,
para saber si estamos infectados
o si estamos a punto de palmar
o si somos trasmisores sin enterarnos de que lo somos,
y tampoco estaría nada mal,
que nos dotarán de unas mascarillas en condiciones.

Como sanitario que soy,
exijo que si a su vez me exigen que trate a infectados,
y yo soy el primero en exigírmelo,
que me doten del equipo de protección necesario
(es lo mínimo),
que una cosa es ser sanitario
y otra, es ser un gilipollas suicida
y esto no es ruego
y esto mi querido Watson...
es una exigencia elemental.

Yo, si viviera en otra tribu

 Yo, si viviera en otra tribu con distinto nombre y con otros apellidos sería el puto amo de mi mundo andaría por las aceras de mi pueblo ve...