TERNURA (Efraín Huerta)

 

Lo que más breve sea:
la paloma, la flor,
la luna en las pupilas;
lo que tenga la nota más suave:
el ala con la rosa,
los ojos de la estrella;
lo tierno, lo sencillo,
lo que al mirarse tiembla,
lo que se toca y salva
como salvan los ángeles,
como salva el verano
a las almas impuras;
lo que nos da ventura e igualdad
y hace que nuestra vida
tenga el mismo sabor
del cielo y la montaña.
Eso que si se besa purifica.
Eso, amiga: tus manos.

EN FIN...


En fin...

ni el verso, ni la vida,

ni el sistema, ni las penas.


Y yo mientras tanto

recogiendo cristales del ayer.


Es mi obligación como poeta,

desinfectar las palabras relacionadas contigo

ni tu nombre quedará en pie,

ni aquellas 3 o 4 mañanas y tardes,

ni siquiera aquél hermoso faro,

ni las rocas que nos cobijaron, 

ni el mar bajo nuestros pies,

ni las olas que nos aturdían

ni toda la ternura de aquél atardecer...


Con todo haré una pira de leña

que será quemada

al llegar la noche...

por lo menos que tus recuerdos

sirvan para calentar mi cuerpo...


CON VISTAS AL INTERIOR (Ernesto Pérez Vallejo)


No soy el mejor hombre que has conocido,
ni la mitad de bueno de los que te quedarían por explorar,
ni siquiera tengo estudios y mi voz
se quiebra ante cualquiera que me mire a los ojos.
Mi tristeza se acentúa los domingos
pero en realidad es mi estado más corriente.
A veces sufro ansiedad,
también ira,
tengo veinte segundos complicados en los que puedo
desde matar a un hombre a dormir sin ella.
No diría que estoy loco pero soy un cuerdo anormal.

En serio, soy un desastre,
ni siquiera soy fiel,
si escucho tacones bailo canciones perversas,
si veo un escote busco el mar en otros puertos,
mejor no hablar si al poniente
le da por levantar una falda en mi presencia.
La última vez que pedí perdón
tenía diecinueve años
y el ya no podía escucharme.

Hace tiempo que no confío en nadie,
la esperanza me resulta un acto masoquista,
la fe un mal truco de magia,
el destino un folio en blanco
que escribo con faltas de ortografía
para que el tampoco sepa guiarme.

Quizás si te vas ahora,
alguien podrá darte el placer
que no concibo sin dolor.
Alguien, cualquiera,
podrá hacerte promesas preciosas de esas
que jamás se cumplen
y tu puedas sonreír dignamente,
atando tus sueños a un futuro que no existe.

Creo cuando miro tu boca,
que hay mujeres que deberían poner más cuidado
en esconder la sonrisa que las bragas.
Pero esto casi solo me ocurre contigo.

Supongo que tu boca es capaz de hacer esclavo a un hombre.
Y seguramente a estas alturas de mi vida
lo fácil sería no rebelarse.
Y dejarme llevar o caer,
porque cuando la abres así como quién bosteza sin más
yo veo un precipicio donde caer es levantarse
y huir de ella es conseguir que el vértigo
te persiga hasta que te tumbe.
Y tumbados ya sabes que el amor
a mí siempre me ha sabido a coño.

Pero es cierto,
que deberías marcharte,
a que el amor te sorprenda por la espalda
y dejar en la puerta un te quiero
por si un día al salir no se quien soy.

Porque si te quedas,
no sabrás que pienso cuando pienso tanto,
ni oirás un yo también después de un te amo,
porque jamás supe forzar una palabra
y ya es tarde para contradecir mi abecedario.
Y no sabré decir nunca que te quedes,
ni aunque sea mi deseo primordial
porque si yo pudiera irme de mi mismo,
también lo haría.

Ni siquiera si decides quedarte
podré escribir algún verso decente en tu nombre
porque sería demasiado feliz
para ser poeta..

Quizás no entiendas que hay gente,
que necesita echar de menos
para no echarse de más.
Que hay gente a la que sonreír en estos tiempos
le parece un insulto,
que respirar una osadía,
que vivir un arrebato,
que perder una rutina.

Quizás no entiendas que soy de ese tipo de gente.
Alguien incapaz de volar sin resaca,
un tipo que se juega a la carta más alta
su próximo desequilibrio.
Un algo que no es alguien
si no suena su nombre
desde la garganta más profunda
de un bar de carretera.

Deberías irte,
recoger tus caricias de mi espalda,
atravesar mi corazón hacía fuera,
que pueda verse en el agujero de mi pecho
los escombros que has dejado tras tu marcha.
Ignorar aquello que ves en mis ojos,
lo que te gritan mis párpados cuando te observo
porque en realidad solamente la ignorancia
puede hacer feliz a las personas.

Y bajar las escaleras con tus tacones negros,
los mismos que te quitaba con la boca,
cada noche que el deseo
nos ponía de rodillas.
Y perderte calle abajo,
como se pierden los autobuses y los coches
y las putas de la calle Magdalena
y las madres de los niños de colegio.
Como si pierden las nubes que no mojan
o el sol que no calienta.
Sin un adiós, sin hasta nunca,
solo silencio.

Deberías irte ahora mismo,
porque es el único modo que tenemos de saber
si de verdad te necesito.

EN FIN, NO SERÁ UN PAÍS PARA VIEJOS

 

 

La suerte está echada.

En los próximos años no habrá más suerte,

sólo habrá maldiciones y desolación.

De la calle desaparecerán los viejos

y serán desfiles de jóvenes pensando que llegarán a viejos,

pero no llegarán...

la maldición está echada

y no habrá vuelta atrás.


Aquí no valen milagros

ni trucos de magia,

ni juegos tridimensionales llenos de luces...

será un país repleto de jóvenes

que odiarán la entrañable belleza de la vejez,

serán un ejército de estirados jóvenes

y un batallón persiguiendo la quimera de la eterna juventud.


En fin, no será un país para viejos.


TRISTES, TRISTES (Miguel Hernández)


 

Tristes guerras
si no es amor la empresa.
Tristes, tristes.

Tristes armas
si no son las palabras.
Tristes, tristes.

Tristes hombres
si no mueren de amores.
Tristes, tristes.

UN UNIVERSO EN EL OMBLIGO (Pedro M. Martínez)


 

Un universo en el ombligo



Somos tantos los humanos que es difícil ser/hacer algo diferente a lo que otros hacen/han hecho. Ser original, novedoso, inventar, sorprender, incluso el esfuerzo de recordar todo lo que se ha olvidado está al alcance de pocos. Aún así ahí vamos, dentro de una ciudad que está en un país, en un continente, en un planeta, en una constelación que a su vez está dentro/cerca/lejísimos de otras constelaciones, el universo, amigo, y tu/mi ombligo es en sí mismo un universo, ya ves. 

YO ME LLAMO BRUNO

 

Yo me llamo Bruno,

pero lo mismo me podía llamar Pepe

y porque además no me llamo Bruno 

y me llamo Javier,

mejor dicho me llamo

Francisco Javier 

y tal como suena y tal como se escribe.


Pero me gusta que me llamen Bruno,

suena más entero,

más fácil,

más sencillo,

menos bucólico pero más rudo de leñador

y os juro que no hay nada más,

no hay otro argumento de peso o sin peso.


Yo me llamo Bruno y nada más.


Perdón, por ponerme de esa manera

que parece más de lo que es,

pero me gusta sacar pecho y aunque esté acojonado

y es más,

cuanto más acojonado estoy... más pecho saco,

soy como decirlo, así de gilipollas

y tenía que decir algo más...

me gusta la fruta verde, dura y sin gusano,

los gusanos nunca me gustaron

y los imbéciles, menos

además os tengo que contar

que el calzado tiene que ser un guante suave y cariñoso,

soy delicado de pies,

(otros son de otras cosas)

y mi talón de aquiles,

son mis pies 

y esos atardeceres donde dominan la luz ténue

y donde asoman las primeras sombras de la noche.


DE NUEVO (Alfonso Brezmes)


DE NUEVO

Lo que acecha en lo oscuro
nos aleja de nosotros mismos,
nos olfatea y luego nos rechaza
como un ogro inapetente,
para que podamos empezar de nuevo.

Lo que crece en el gris
corrige los adioses, los destiñe
como una sonata de Schubert
en una mañana de lluvia,
para que podamos regresar de nuevo.

Lo que habita en el blanco
borra todos los poemas, los dispersa
como ondas en un lago que duerme
despertado por la mano de un niño,
para que podamos escribir de nuevo.

POSESIONES

 

Si tú descargaras todo el amor que llevo dentro,

nadarías entre peces de colores

y caminarías sobre hermosas alfombras de flores y besos,

serías la reina por tu grandeza

y todo lo que verías desde la almena 

del castillo más alto que te puedas imaginar,

sería toda la extensión de tus posesiones

y en ellas incluyo cielo, tierra, mar e infierno.

EL ESPINO (Louise Glück)

 

EL ESPINO


Al lado tuyo, pero no
de tu mano: así te miro
andar por el jardín
de verano: las cosas
que no pueden moverse
aprenden a mirar. No necesito
perseguirte a través
del jardín; en cualquier parte
los humanos dejan
señal de lo que sienten, flores
esparcidas en el polvo del camino, todas
blancas y doradas, algunas
levemente alzadas
por el viento de la tarde. No necesito
seguirte adonde estás ahora,
hundido en la ponzoña de este campo, para
saber la causa de tu huida, de tu humana
pasión, de tu rabia: ¿por qué otra cosa
dejarías caer todo aquello
que has acumulado?

ME ABURRO POR AQUÍ, ME ABURRO POR ALLÁ...

  Me aburro por aquí, me aburro por allá, haciendo esto o lo otro me aburro igualmente. O sea me aburro por los cuatro costados y me siento ...