ME GUSTAN TANTAS COSAS...

Que no siempre llueve a gusto de todos y por tanto, uno tiene sus planes programados y resulta que piensas que más o menos se van a cumplir y de repente suena el teléfono y se me joden los planes inciales y gracias a nuestro poder de adaptación, elaboro otros nuevos, que si están bien y son de tu gusto, pues no importa. La flexibilidad es una de nuestras mejores virtudes y sino te emperras en lo que tenías pensado, pues como buen camaleón te disfrazas con tu nuevo medio. Y todo esto venía porque hoy estaba de guardia de avión, sí, de esas guardias localizadas en las que te quedas en casa pero localizado por el teléfono. Pues resulta que ya tenía el día dividido: primero, escribo un poco, después estaban las carreras de motos. Tercero, estaba el comer. Cuarto, estaba el cagar después de comer. Quinto, volver a escribir otro poquito. Sexto, escuchar música y leer un poco o un mucho.

Y de eso nada, en el medio de la comida sonó el teléfono y claro, me llamaban para realizar un traslado de un paciente al otro Hospital de la Isla vecina (Mallorca), total que no pude realizar nada desde de lo previsto desde el cuarto apartado. Pero si el deber me llama, yo soy como Tarzán y me recorro la selva de una sola tacada. Pues menos mal que el día estaba precioso y volando ya no os lo cuento, volando el día era de otoño claro, limpio y nítido, sin nubes y además, ya casi se empezaba a poner el sol y el cielo se fue tiñendo de naranja y azul y naranja y en una sucesión cada vez más rápida y contundente. Vamos, que por un momento pensé que yo era el que iba rasgando el cielo y poniendo los colores de la locura.

Alucinante, es la palabra más apropiada, alucinante y de película. Y con ese decorado ¿de que te puedes quejar?, ¿de que te tienes que llevar a un paciente?. Con ese decorado yo me llevaba 100 pacientes al mismo tiempo y les invitaba a una ronda de gin tonics y al carajo mis planes iniciales. Ya dije muchas veces que yo tengo la suerte de que me gusta mi curre, me gusta la medicina, pero si a esa medicina le pones un motor y dos alas, ya me convierto en un médico de una nave de la NASA. Me gusta la medicina, me gusta volar, me gustan los paisajes, en fin, que me gusta todo lo que tiene vida.

SONIDOS Y SENSACIONES

No sé, tengo la sensación de que éste portátil en donde escribo, ha encogido, porque sino es así, es que ha encogido mi mente y no hay otra opción o es mi mente o es el portátil, porque no va a ser por culpa del vecino de enfrente, que aparte de ser un impresentable seboso, asqueroso de panza kilométrica y que come y duerme como un auténtico cerdo, no tengo más inconvenientes hacia su persona o trozo de carne con ojos. Porque en el fondo y en el fondo de todo, yo quiero mucho a mi vecino, yo necesito tener su presencia, ver como come su asqueroso bocata grasiento apoyando su asquerosa panza en la ventana de su casa y no duermo si antes no escucho sus estertores de foca o sus rebuznos de burro asmático y porque al tío, se le da por sobar de pie y apoyado su panza de batracio en la repisa de la ventana y claro, sus gruñidos de oso afónico se extienden como un mantra por toda la calle.

O sea que tengo vecinodependencia y porque en el fondo lo que yo añoro es a los cerdos. De pequeño tenía al lado de mi habitación una cochiquera que pertenecía al vecino de al lado y me acostumbre a la suavidad de sus sonidos y a esos grititos agudos que de vez en cuando me despertaban, pero sabiendo que eran los cerdos vecinos, me volvía a dormir como un bebé recién nacido. Por tanto viviendo en un pueblo y rodeado de casas, casas casas o sea casas de una o dos plantas, pues nada que también tengo y en plan gratis, al cerdito incluído al otro lado de la calle. Y uno puede pedir muchas cosas, pero creo que pedir que te pongan una cochiquera al lado de tu casa, no es como para que la gente te apoye.

La verdad es que hecho de menos muchos sonidos. Hecho de menos el sonido gutural de las palomas torcaces, hecho de menos el ruido bamboleante de las copas de los pinos, hecho de menos el sonido de las olas del mar, hecho de menos la sensación de flotar en un barco y sobre todo, hecho de menos lo anteriormente dicho. Pero bueno vivir en un pueblo perdido de la mano de dios, también tiene sus ventajas y por la mañana me encanta oír los ruidos que hace la gente, el sonido de sus conversaciones, el del butano haciendo sonar su bombona, el cartero llamando a la puerta, en fin, que me quedo encantado con sentir actividad humana y eso, en el campo, como que no.

LOS BOSQUES Y LA ISLA

La montaña no es siempre rusa, la hay nevada, la hay escarpada, la hay alta y poderosa, la hay con o sin grandes vistas, la hay o no la hay y en mi caso y en ésta pequeña Isla, NO LA HAY. Bueno hay un montículo de 300 metros, que se llama "El Toro" y que no tiene otra cosa que sus buenas vistas. Desde ella se divisa toda la Isla y es cuando te das cuenta de que vives sobre cuatro rocas en donde nacen árboles mediterráneos. Para mi los bosques de Menorca son preciosos y por una causa determinada, porque tienen todo el encanto de los bosques mediterráneos. En ellos crecen acebuches, lentiscos, robles, pinos, alcornocales y las encinas y alguno más que ahora se me escapa.

Aunque para ser sincero del todo, me encantan todos los bosques, los de mi tierra gallega donde domina o debía dominar el astuto y grandioso roble. El de mi otra tierra gaditana y donde el rey es el alcornoque y  por fin en Menorca, donde el árbol dominante es la Encina. De Menorca y como es Isla, lo que se vende para los guiris son sus playas y calas y ahí y en el mismo paquete meten las transparencias de sus aguas azules turquesas y esto es verdad y porque es alucinante, pero tierra adentro también y como ya dije, tienes sus bellezas. Ahora y menos mal, están abriendo caminos por el monte, caminos echos por el hombre y que el paso del tiempo, se fueron dejando.

El camino más bonito es el que rodea a toda la Isla y que se llama el Camino de Caballos. Es alucinante y para hacerlo andando, aunque hay algunos que lo hacen en caballo, bicicleta o simplemente corriendo. Y sabéis de que hablo, de esa nueva plaga social que no para de crecer, de los running o correcaminos, de esos señores que se ponen un dorsal y corren la friolera de 100 o 50 kilómetros de una sóla tacada y eso está muy bien para los que necesiten correr todo el día, a los demás, nos gusta más el disfrutar del paisaje y eso requiere continuos descansos, pues la retina graba mejor cuando no se mueve la cámara. Un sólo camino no da para todo y por mucho que digan los corredores y ciclistas, los caminos están hechos para andar y disfrutar del paisaje y sino, que se pongan para ello solitos unos caminos paralelos.

MOTIVOS SUBJETIVOS

Son las 12 de la mañana y en ésta mañana salvo escribir, no tengo muchos más quehaceres. Bueno, sí tengo otro, la carrera mundial de las motos y yo flipo con esto, pues personalmente no me gusta montarme en moto y porque es como tener demasiada potencia entre tus piernas y a mi ya me llega con tener que controlar la potencia de lo que me cuelga entre las dos piernas, pues a veces pasa que ese colgajo se convierte en cabeza y entonces, yo me siento su esclavo. Pero hablábamos de las motos y de su potencia, por tanto y en conclusión, a mi lo que me pasa es que les tengo MIEDO a las motos y punto final y definitivo. Pero aún así me gustan las carreras de motos, pues no dejo de alucinar con unos señores que se ponen a adelantar en las curvas y a velocidades estratosféricas.

En cambio las carreras de coches, no me gustan. Me aburren hasta la médula y porque casi no hay adelantamientos y además, todo está basado en la potencia del motor y en la estrategia de las carreras. En las motos también actúan estas variables, pero pienso que tiene más peso el piloto o sea, que tiene más protagonismo. De todas formas no hay que darle tantas vueltas o lo que te guste o disguste, porque al final, los motivos que te llevan a que te guste o disguste una cosa, no son nada objetivos. Por ejemplo, a mi me gusta el fútbol porque de pequeñito me llevaba mi tío a ver los partidos del Celta y el olor a esa mezcla de puro y de hierba recién cortada, se quedó grabado en mi pituitaria.

No hay que buscar más motivos. O me entusiasma el baloncesto, porque era un verdadero manta jugando al fútbol y ese fue el primer motivo, después ya me gustó por otros motivos, y el principal era que..., que realmente es un deporte precioso, un deporte lleno de velocidad y de tener muchos reflejos. O el frontón, pues mira que el frontón me cubrió tardes de horroroso tedio y hasta que le pillé el truco, tardé bastante tiempo y de ahí y de sus derivadas que suenan a pelota, sudor y raqueta, me gustó el tenis, el pingpong y el padel. Hay motivos y motivos, pero no siempre son objetivos.

TESOROS Y CABREOS

Vuelven los auténticos días otoñales, los días de poco sol y de noches muy largas y ayer, que fue sábado, por fin inaguré mi estufa de leña y no porque hiciera mucho frío, sino más bien, porque me moría de las ganas. O sea que en mi calendario particular y personal tengo que escribir: Sábado 7 de Noviembre del 2.015, encendí mi preciosa estufa de leña. Estoy seguro que esto no saldrá en los libros de historia y menos mal, pues menuda gilipollez de hecho. Pero yo no tengo otros hechos, los míos son pequeños detalles diarios, son pequeñas minucias, son hechitos, pero cada hechito está hecho con mucho cariño y eso es lo que importa.

Yo le doy importancia a cosas muy simples pero que en mí y sólo en mí, dejan su impronta. Ayer fue día de un gran cabreo y cuando las aguas volvieron a su cauce, yo me premié con encender la estufa y entonces, no sólo vale el hecho de encender la estufa, sino que fue como premio a una situación determinada, la cual estaba comiendo mis circuitos neuronales. ¡Joder!, no podía premiarme con un polvete y eso que era sábado, sabadete... y por el simple hecho de que no tenía con quién echarlo. Por tanto ayer me dejé acariciar por la suave mano del calor de la leña y después lo que pasó, es que dormí como un bebé.

Y hoy amanecí nuevo y reluciente, con esa suave resaca que se queda en el cuerpo después de un gran cabreo. En fin, que ayer al final, fue un día bien amortizado y que una vez más se cumple el refrán, el que dice que después del temporal viene la calma y que de esa calma, hay que sacar petróleo, oro y diamantes en bruto. Del temporal afloran muchas cosas y siempre hay que intentar que afloren más, pero en la dulce calma del después, está el secreto verdadero, está el cofre con los tesoros, está con lo que te vas a quedar para seguir viviendo.

LOS VIAJES ROMÁNTICOS

Pues resulta que un 8 de Noviembre de 1838 pasó esto:
Pues sí señores, vivieron un romance en la Isla de al lado, Mallorca y es bonito y muy bucólico el como suena "el vivir un romance", porque visto desde fuera resulta envidiable, pero por dentro o para sus adentros, no sabemos ni como se desarrolló, ni como acabó la cosa del romance. Son las cosas de la historia, de la historia oficialista, que ensalzan un hecho y sin saber si ese hecho acabó bien o mal.

Yo he vivido romances en sitios preciosos y bucólicos y algunos empezaron de rechupete y en cambio, después acabaron como el rosario de la aurora. Otros en cambio, surgieron de un viaje apacible y amistoso y donde el amor no estaba contemplado, pero en el calor de la noche dos cuerpos se atrajeron y a partir de ahí surgió el romance. Por fin otros, fueron flor de un día o de una noche y porque la cosa no daba para más ni para menos. Quién sabe si estos dos señores vivieron un largo romance o que simplemente les duró un día.

Claro que lo que yo haya vivido nunca va a ser reflejado en los anales de la historia, pero sí en mis propios anales. De los viajes puedo sacar muchas conclusiones, por ejemplo que a las personas les puedes ver la trastienda, pues tienes que convivir las 24 horas del día y a veces, esa trastienda era preciosa y en otros casos, era la casa de los horrores. Y además, después de ver a las personas como en realidad son por dentro, pues pasa que esa imagen ya nunca más se borrará. Es decir, si te cae bien y te resulta atractiva, pues lo seguirá siendo, pero si es al revés, la seguirás saludando tal y como se saluda a un árbol, pero ya nunca más realizarás un viaje con esa persona.

ME ABURRO POR AQUÍ, ME ABURRO POR ALLÁ...

  Me aburro por aquí, me aburro por allá, haciendo esto o lo otro me aburro igualmente. O sea me aburro por los cuatro costados y me siento ...